Presuntos islamistas atacaron este viernes con bombas y fusiles una mezquita en una localidad egipcia de la península del Sinaí, y mataron a 270 fieles e hirieron a otros 90 en el atentado más letal de la historia reciente del país.
Los atacantes rodearon con artefactos explosivos de fabricación casera la mezquita de Al Rawdah y los hicieron estallar a la salida de los fieles del rezo de los viernes, el día sagrado de los musulmanes, informaron fuentes de seguridad egipcias citadas por la agencia de noticias EFE.
Luego de las explosiones, los mismos hombres que pusieron las bombas comenzaron a disparar contra los fieles que intentaban escapar de la mezquita, ubicada en Bir al Abd, al oeste de Al Arish, la capital de la provincia del norte del Sinaí.
En medio de un fuerte despliegue de fuerzas de seguridad, equipos de emergencia evacuaron en decenas de ambulancias a los sobrevivientes, que fueron llevados hacia hospitales cercanos.
Entre las víctimas se cuentan varios soldados que cumplían su servicio militar obligatorio en la conflictiva zona del norte del Sinaí.
Ningún grupo reivindicó de inmediato el ataque, pero todas las sospechas recaen sobre Wilayat al Sina, la filial local del grupo radical Estado Islámico (EI), que ha atentado repetidas veces en la región del Sinaí desde el golpe de Estado que, en 2013, derrocó al presidente islamista Mohamed Mursi.
Nasrala Mohamed, el alcalde de la localidad de Bir al Abd, informó a través de la televisión pública que el ataque dejó «aproximadamente 270 muertos y 90 heridos», mientras que la Fiscalía General cifró en 235 las víctimas fatales y en 109 los heridos.
Por su parte, la Unión de Tribus del Sinaí (UTS), un grupo de tribus árabes que colaboran con las fuerzas egipcias, dijo que ya son 300 los «mártires» y mostró en Facebook fotos de un funeral.
Según UTS, los atacantes «eligieron este momento (para atacar) por los preparativos del cumpleaños del profeta Mahoma, que será el próximo 30 de noviembre, y eligieron este lugar porque es un centro de educación que se opone a la ideología extremista».
Agregaron que los atacantes «cerraron las puertas de la mezquita y mataron a todos los que rezaban», y tras la llegada de las ambulancias a la zona, «un grupo escondido de terroristas dispararon y huyeron».
Imágenes de video y fotos tomadas en el lugar del atentado, el más grande de la historia reciente de Egipto, mostraron hileras de cuerpos ensangrentados en el interior de la mezquita.
El presidente, Abdel Fatah al Sisi, declaró tres días de luto y prometió responder con toda la fuerza del Estado. «Responderemos a este acto con dureza contra los terroristas. Las Fuerzas Armadas y la Policía tomarán represalias por nuestros mártires con todas sus fuerzas», aseguró Al Sisi, quien desde la caída de Mursi lidera una dura ofensiva contra el yihadismo local.
Además, anunció una ayuda estatal de casi 11.300 dólares para los familiares de los muertos y de más de 2.800 dólares para los heridos.
La mezquita Al Rawdah está adscrita a la rama del islam sufí, una comunidad que la línea ultraconservadora salafista del EI considera herética. Sin embargo, fieles de otras comunidades musulmanes también rezan allí.
Muchos adeptos al sufismo han sido secuestrados por los grupos vinculados al EI y sólo son liberados después de declarar en público que se arrepienten y renuncian a sus creencias.
Wilayat al Sina, que opera en la provincia del Norte de Sinaí, se atribuyó la mayoría de los atentados ocurridos en los últimos años en el país.
Antes de junio de 2014, año en que el grupo juró lealtad a Abu Bakr al Baghdadi, jefe del EI, se conocía como Ansar Bait al Maqdis, y desde 2011, bajo la presidencia de Mursi, se dedicó a atacar al gasoducto que suministra a Jordania y a Israel.
El presidente palestino, Mahmud Abbas, condenó «con firmeza» el atentado, y se mostró seguro de que «estos crímenes no socavarán la voluntad de Egipto en su guerra contra el terrorismo», según un comunicado publicado en la agencia oficial palestina Wafa.
El gobierno de Israel, por su parte, envió sus condolencias a Egipto a través de su ministro de Educación, Naftali Bennett, quien señaló que «este es el momento de la unidad internacional en la guerra contra el terror donde quiera que se presente: Rusia, Europa, Estados Unidos, Israel y el mundo árabe».
Desde Estados Unidos, el presidente Donald Trump calificó de «cobarde» y «horrible» el atentado en un mensaje por Twitter. «¡El mundo no puede tolerar el terrorismo, debemos derrotarlos militarmente y desacreditar la ideología extremista que constituye la base de su existencia!», sentenció el mandatario.
El papa Francisco expresó su «tristeza» por «la gran pérdida de vidas», según aseguró el secretario de Estado, Pietro Paroliín, en un telegrama a nombre del pontífice.
Egipto está en estado de emergencia desde abril pasado a raíz de unos atentados contra dos iglesias de los coptos, como se conoce a los cristianos del país, en el delta del Nilo.
Hace ahora dos años, un avión ruso con 224 ocupantes a bordo se estrelló en el Sinaí a causa de una explosión cuando acababa de despegar de la ciudad turística de Sharm el Sheij, a orillas del mar Rojo. No hubo sobrevivientes.
Wilayat al Sina se atribuyó el atentado, que fue su ataque más sangriento, al menos hasta que se defina la autoría del de hoy.