Misiles disparados por el grupo islámico Hezbollah explotaron en el norte de Israel. Algunas versiones indican que fue en solidaridad con la andanada que encaró Hamás. Aunque la organización aseguró que se trata de la respuesta de cuatro de sus miembros en bombardeos israelíes contra Líbano. De crecer las hostilidades se pondría en peligro un delicado equilibrio en la zona y podría generar que la crisis se extienda.
La reacción de los Estados Unidos fue inmediata. Un importante funcionario militar de defensa estadounidense advirtió que Hezbolá no debería tomar la «decisión equivocada» de abrir un segundo frente contra Israel. «Estamos profundamente preocupados de que Hezbolá tome una decisión equivocada y opte por abrir un segundo frente en este conflicto», que comenzó el sábado con un ataque masivo lanzado por Hamás desde la Franja de Gaza, dijo el militar a la agencia AFP.
La orden de desplegar el grupo aeronaval del portaaviones «USS Gerald Ford», el buque de guerra más grande del mundo, en el Mediterráneo oriental muestra a los grupos armados apoyados por Irán, como el Hezbolá libanés, que no deberían «dudar del compromiso de Estados Unidos de apoyar la defensa de Israel», aseguró.
Hezbollah, respaldada por Irán, e Israel libraron una brutal guerra de un mes de duración en 2006 y dejó más de 1.200 muertos del lado libanés, en su mayoría civiles, y 160 del israelí, casi todos militares. Ahora anunció que tres de sus combatientes murieron el lunes al ser alcanzados por ataques israelíes en una zona fronteriza en el sur del Líbano. El grupo libanés afirmó haber bombardeado, en represalia, dos cuarteles israelíes.
Israel bombardeó esa zona tras anunciar que había matado a «varios sospechosos armados» que se infiltraron en su territorio desde el sur del Líbano. Estas infiltraciones fueron reivindicadas por la Yihad Islámica palestina, que afirma respaldar a Hamás en su ofensiva.