Ecuador ante una elección alterada por la violencia

Si los últimos procesos en la región tuvieron un resultado incierto, las elecciones de hoy en Ecuador no serán la excepción. En medio de una crisis económica y política, atravesada por la irrupción del crimen organizado que viene dejando su marca en crímenes de proporciones hasta ahora inéditas -entre ellos el magnicidio del candidato presidencial Fernando Villavicencio-, los ecuatorianos marchaban a las urnas con un alto nivel de indecisión, fastidio y preocupación. Con cierres de campaña que mostraron un operativo de protección policial fuera de lo habitual, los comicios de hoy, vale recordarlo como parte de la crisis política, se deben a la salida anticipada del gobierno del conservador Guillermo Lasso que al enfrentar un juicio político en la Asamblea Nacional que se dirigía sin obstáculos a su destitución por un hecho de corrupción vinculado con la petrolera pública, decretó la “muerte cruzada” establecida en la Constitución. Esto es la renuncia anticipada del presidente pero a su vez la disolución del Legislativo, para convocar a elecciones que renueven a todos los cargos de ambos poderes.

Con un alto nivel de indecisión, medido entre los 13,4 millones de electores en un 50% hasta la veda de encuestas, 11 días antes de los comicios, la apatía del electorado se explica en la frustración que viene de arrastre desde el período de Lenin Moreno, antecesor de Lasso, la falta de políticas dirigidas al pueblo trabajador y la creciente inseguridad vinculada con la actuación de bandas narco. De hecho, ayer mismo el alcalde del correísmo, Francisco Tamariz, denunció que sufrió un ataque a tiros contra su auto blindado, del que salió ileso.

El desánimo también se pudo haber potenciado por una escasa claridad en propuestas que se expresaron el debate del domingo pasado entre siete candidatos, que ocuparon la mayor parte del tiempo criticándose los unos a los otros sin siquiera responder las acusaciones que se formulaban. Tampoco entusiasma, se analiza, que el ganador encabezará solo un gobierno de transición hasta completar el mandato que debía culminar Lasso en 2025.

Distintos estudios, como el del Centro Latinoamericano de Geopolítica (Celag), advertían que solo la porción del electorado concentrada en el correísmo, claramente la más politizada, es la que tiene más decidido su voto. La candidata de Revolución Ciudadana, Luisa González, venía liderando la intención de voto, aunque con un porcentaje que rondaba el 25%, lo que la conduciría al balotaje del 10 de septiembre. La ley electoral exige al ganador en primera un piso de 40 puntos y una diferencia de diez con el segundo. El partido del expresidente Rafael Correa se entusiasma con la idea de captar parte de esa porción de indecisos para conseguirlo. Así lo manifestó la candidata en el cierre de campaña en Guayaquil, el jueves, donde apeló a la experiencia de los 10 años de mandato de Correa, a quien tendrá como principal asesor, para convencer al electorado de que su espacio es el más capacitado para “retomar el control del país y quitárselo a una banca y derecha neoliberal que lo ha destrozado”.

Guayaquil fue también escenario de los últimos eventos ante los partidarios del exvicepresidente de derecha Otto Sonnenholzner (2018-2020), segundo, pero lejos, en intención de voto, peleando el puesto con el indigenista Yaku Pérez, quien hizo un recorrido por Quito usando un chaleco antibalas, una imagen inusual en este candidato que se lanza a la presidencia por segunda vez.

Los últimos tramos de la campaña introdujeron al reemplazante de Villavicencio. Se trata de Christian Zurita, periodista al igual que el candidato asesinado, con quien se dedicó a investigar casos de supuesta corrupción. Uno de ellos acabó con una cuestionada condena a Correa. Con chaleco antibalas y casco, Zurita encabezó el cierre de su alianza Construye y los homenajes en Quito a su amigo. «Existe una mafia trasnacional tras su muerte», reclamó acompañado de guardaespaldas privados y un policía con un fusil.

El resto de los candidatos se reparten entre el empresario Jan Topic, un “outsider” apoyado por el Partido Social Cristiano y relacionado con las armas (Gonzalez lo llama “francotirador”), que algunos lo colocan disputando el segundo lugar; es quien representa el discurso más derechizado de “mano dura” frente a la crisis de seguridad que se vive. Topic también se mostró con chaleco antibalas en el cierre de campaña en Guayaquil. El también empresario Daniel Novoa, hijo del magnate que fue candidato cinco veces a la presidencia, denunció un intento de atentado que luego fue desmentido, porque durante su recorrida en Guayaquil se registró una balacera que terminó siendo consignada a un hecho ajeno al candidato.

Finalmente, Xavier Hervas, del movimiento RETO y habitual tiktoker, y Bolívar Armijos, del movimiento AMIGO, habían suspendido todas sus actividades después del asesinato de Villavicencio, por lo que no tuvieron cierre de campaña.