Un palestino de 54 años, identificado como Maher Atalla, murió este viernes en un ataque aéreo de Israel contra la Franja de Gaza, un bombardeo que fue lanzado como respuesta a unos cohetes que cayeron en el sur israelí sin causas víctimas ni daños, informó el Ministerio de Salud palestino en ese territorio ocupado.

Otro palestino de 30 años había fallecido horas antes acribillado por Israel mientras protestaba en la frontera de Gaza con el sur de Israel contra Estados Unidos por reconocer a Jerusalén como capital israelí.

Esa decisión no sólo provocó protestas en ese bloqueado, devastado y abarrotado territorio palestino, sino también en Jerusalén este y Cisjordania -las otras dos regiones ocupadas- y en las principales ciudades de todo el mundo islámico y de muchos países occidentales. 

Además de la segunda víctima fatal de la jornada, al menos 10 palestinos resultaron heridos en los bombardeos del Ejército israelí lanzados contra la Franja de Gaza. 

Ayer ya había habido un intercambiado de cohetes y bombardeos; sin embargo, en ninguno de los casos había provocado víctimas. 

Hoy, en cambio, además de provocar víctimas, el Ejército israelí informó que sus ataques golpearon «un complejo de entrenamiento y un almacén de municiones» del movimiento islamista Hamas, a quien responsabiliza de «toda actividad hostil hacia Israel desde la franja de Gaza», informó la agencia de noticias EFE.

Hamas se encuentra actualmente en un proceso de reconciliación con el gobierno palestino y había moderado su posición política. 

Sin embargo, luego de la decisión de Trump sobre Jerusalén, llamó a todos los palestinos a salir a las calles y pidió por una nueva intifada, como se conoce a los levantamientos populares en Palestina. 

Antes de los bombardeos israelíes, el sistema antimisiles de ese país, más conocido como Cúpula de Hierro, había interceptado el primer proyectil del día de hoy y minutos después registró el lanzamiento de un segundo cohete que impactó en una «zona no identificada», sin que se registraran heridos.

Las sirenas sonaron en ambos casos en las áreas de Shaar Neguev, Sdot Neguev, Bnei Shimon, Ashkelon y en la ciudad de Sderot, todas localidad del sur de Israel.

Por su parte, las fuerzas de seguridad de Hamas dijeron que los bombardeos israelíes se dirigieron contra el área de Beit Hanun, una zona fuertemente poblada, como toda la franja. 

La escalada de ataques es el corolario de una jornada de protestas en los territorios ocupados palestinos contra la decisión del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, de reconocer a Jerusalén como capital de Israel.

Después de un día de violencia, tensión y furia, la Media Luna Roja informó que atendió a decenas de palestinos que fueron reprimidos por fuerzas israelíes de ocupación en Cisjordania, Gaza y Jerusalén Este, la mayoría por gases lacrimógenos y balas recubiertas de caucho.

El vocero del Ministerio de Salud de Gaza, Ashraf al Qedra, informó que además de la víctima mortal en la protesta, al menos 155 palestinos resultaron heridos, tres de ellos en estado crítico, por munición real en marchas que se aproximaron a la frontera con Israel.

El Ejército israelí informó, en cambio, que se trataron de «violentas manifestaciones», en las que se «arrojaron neumáticos quemados y piedras» a las fuerzas de seguridad. En total, estimó que hubo 4.500 manifestantes. 

En Cisjordania, en tanto, 28 manifestantes fueron detenidos y 65 resultaron heridos en las ciudades de Hebrón, Al Aroub, Tulkarem, Ramala, Qalandia y Nablus, según informó un comunicado del Ejército israelí.

Para mañana ya se han convocado nuevas manifestaciones en los barrios de Jerusalén Este, donde hoy la jornada ha transcurrido relativamente tranquila y no se han registrado incidentes de gravedad.

La escalada de lanzamientos de cohetes y, especialmente de bombardeos israelíes hace temer en la región una nueva ofensiva militar israelí contra Gaza, como las que lanzó a fines de 2008 y principio de 2009, en 2012 y en 2014. En las tres, miles de palestinos murieron y las fuerzas armadas israelíes destruyeron la mayoría de la infraestructura vital del territorio.