Comienza la 74 Asamblea General de las Naciones Unidas con una fuerte exigencia de líderes juveniles en pos de actuar cuanto antes para combatir el cambio climático. Es que la cuestión ambiental será un eje primordial en el inicio de esta nueva ronda de debates y quienes abren de manera ritual serán en estricto orden: Jair Bolsonaro y Donald Trump, son dos negacionistas de las consecuencias de la emisión de gases de efecto invernadero.
En la cumbre del clima que se desarrolla este lunes, se espera que unos 75 países anuncien nuevos compromisos ambientales. La Organización de Naciones Unidas pretende que se reduzcan las emisiones en un 45% hacia 2030 y una neutralidad de carbono 2= años mas tarde, 2050 con lo que espera reducir el alza de la temperatura a +1,5ºC, en relación al siglo XIX. Si todo sigue como hasta ahora, el mundo enfrenta un calentamiento global de al menos +3ºC.
Esta cumbre, en la que el argentino Bruno Rodríguez, de 19 años, descolló con un discurso en el que consideró que «la crisis del clima y ecológica es la crisis política de nuestros tiempos, la crisis económica de nuestros tiempos, y la crisis cultural de nuestros tiempos», es una preparación hacia la COP25 en Chile en diciembre. Rodríguez, sentado junto a la activista sueca Greta Thunberg, de 16 años, dijo que la juventud impulsa el fin de las energías fósiles, cuya explotación considera responsable de 500 años de «saqueos» en Latinoamérica.
Formalmente, la UNGA (por sus siglas en ingles) comienza este martes. Bolsonaro será el primero en hablar. Es tradición que el presidente brasileño inicie la Asamblea. Un gesto de los ganadores de la Segunda Guerra para el único país latinoamericano en enviar tropas para combatir al nazismo. Luego hablará el dueño de casa.
El mandatario de Brasil tendrá que hacerse cargo de las críticas por su actuación en los incendios que asolaron Amazona estas ultimas semanas. Para los ambientalistas, la política de autorizar desmontes a mansalva es la causa principal de la devastación del principal pulmón del planeta, una definición que Bolsonaro no avala y llegó a culpar a las ONG ambientalistas por la tragedia.
Este lunes, el presidente de Francia, Emmanuel Macron, la canciller alemana Angela Merkel, el colombiano Iván Duque y el chileno Sebastián Piñera se reunieron para discutir políticas en común para la Amazonia.
Trump, a su turno, es un abanderado del negacionismo climático y ni bien asumió su cargo retiró a EEUU de los Acuerdos de Paris, lo que provocó un cimbronazo en cuanto a políticas globales impulsadas por el resto del mundo ya que implicó un giro de 180 grados en relación con su antecesor, Barack Obama.
Trump dejará mucha tela para cortar, ya que son varios los temas que afectan a su gestión: Irán, Medio Oriente, Arabia Saudita y Yemen seguramente estarán en su mensaje. Salvo que busque una tangente, como hizo el año pasado, en que usó gran parte de su tiempo para alabar sus propias acciones para «Hacer Grande a EEYY Nuevamente», como es su lema de campaña.
Un foco que seguramente no dejará de tocar Trump es Venezuela, y allí coincidirá con varios jefes de gobierno latinoamericanos, como Mauricio Macri, en lo que, todo indica, sería su última aparición como presidente de los argentinos.El país caribeño representa un problema difícil de resolver para varias naciones que se alinearon automáticamente con Washington sin medir consecuencias. Porque para la ONU, como reconocen todos, el gobierno legítimo es el de Nicolás Maduro, pero un puñado de gobiernos reconocieron al diputado Juan Guaidó como interino.
El opositor no viajará a Nueva York, donde en cambio irá un «canciller”, pero que no tendrá viso alguno de representatividad. La Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, que cuestionó la política de DDHH de Caracas, dio una clara señal sin embargo cuando admitió que el «presidente electo» de Venezuela sigue siendo Maduro, y reclamó el diálogo para resolver la crisis política.
Otro tema caliente es la situación con Irán, otro giro copernicano en la posición estadounidense a la llegada de Trump, ya que también tiró a la basura en acuerdo que habían hecho los países del Consejo de Seguridad de la ONU junto con Alemania para establecer un control sobre el plan nuclear iraní. “Las tensiones en el Golfo serán el telón de fondo de muchos eventos y reuniones”, dicen funcionarios de ese organismo en voz baja.
La delegación persa tuvo problemas para obtener la visa de ingreso a EEUU por las sanciones de Trump y solo podrán estar dentro del vidriado edificio conocido como Turtle Bay (Bahía Tortuga) por su ubicación en Manhattan, obra a regañadientes conjunta de los arquitectos Oscar Niemeyer, brasileño, y Charles Le Corbusier, suizo-francés.
¿Podrían encontrarse en esos transitados pasillos Trump y Hasan Rohani? Todo indica que será difícil. El estadounidense viene tratando de esquivar una guerra abierta como le proponen los halcones de la Casa Blanca luego de los ataques en la refinería saudita, no tiene demasiado plafond como para un diálogo. Pero todo podría ocurrir.