Occidente, esa imprecisa superficie terrestre que abarca de Europa hacia el Poniente, es tan amplia como para extenderse a Japón, el país del Sol Naciente, más Corea del Sur y cualquier nación que adscriba al “Eje del Bien” que guía Estados Unidos. Naciones que, de la boca para afuera, comparten algunos principios que son tan elásticos como la definición misma de qué cosa sea esa civilización que hace un siglo se propuso divulgar el filósofo español José Ortega y Gasset desde esa revista pionera.
Entre esos valores occidentales en primer lugar está la democracia, con todo el kit de Derechos humanos, respeto a las instituciones, la voluntad popular et al. Pero parece que en algunos lugares la democracia se fue de cauce y las «fuerzas del bien» locales se ven en la obligación moral de aplicar algunos correctivos. No sea cosa de que la situación se desmadre y el Oriente se cuele por debajo de la puerta.
Pasó este viernes en Rumania, donde hoy se debería realizar la segunda vuelta de las elecciones presidenciales. En el primer turno había dado la sorpresa el candidato Calin Georgescu. Para los medios occidentales, el hombre es populista, nacionalista, ultraderechista, prorruso, antisemita y mucho más. Pero el 24 de noviembre se alzó con el 23% de los sufragios y el derecho a ir al balotaje contra Elena Lasconi, que por muy poco dejó fuera de combate al que era favorito -de Occidente se entiende- el primer ministro Marcel Ciolacu. Para resumir: este domingo se debería elegir al sucesor de Klaus Iohannis, cuyo mandato vence el 21 de diciembre. Pero el Tribunal Constitucional, que había dado el OK al escrutinio definitivo, de pronto descubrió que hubo injerencia rusa mediante la red TikTok y mandó a votar de vuelta, con las urnas ya casi abiertas. Iohanni, por supuesto, está de acuerdo porque respeta «la decisión de la Justicia» y dijo que se quedará en el gobierno todo lo que sea necesario.
En Georgia, ese país postsoviético donde se vienen realizando protestas proeuropeas tipo Euromaidán 2.0, la presidenta Salomé Zourabichvili también dijo que se va a quedar hasta que las velas no ardan. El mandato se le termina el lunes que viene, pero dos días antes se deberían realizar las elecciones presidenciales. Sucede que ahí también las «fuerzas del bien» juran que hubo interferencia rusa y Zourabichvili desconoció al toque el resultado de las legislativas del 26 de octubre que le dieron un triunfo abrumador al partido Sueño Georgiano, del primer ministro Irakli Kobajidze.
El gobierno de Ucrania anunció el jueves sanciones contra el líder y fundador de Sueño Georgiano, Bidzina Ivanishvili, por “haber entregado Georgia a Vladimir Putin”. Pero en Kiev también están flojos de papeles. A Volodimir Zelenski se le terminó el periodo constitucional el 20 de mayo pasado y no llamó a elecciones porque están en guerra y la ley marcial que dictó en 2022 lo autoriza a mantener las urnas bien cerradas.
En Corea del Sur el clima es igual de denso. Esta semana el presidente Yoon Suk-yeol dictó a las apuradas una ley marcial para «erradicar a las fuerzas pronorcoreanas y proteger el orden constitucional democrático», prontamente rechazada por el Parlamento. Allí el Occidente está al sur del paralelo 38 y el Oriente al norte, como quien va para Pyongyang. De la fallida ley se hizo cargo el ministro de Defensa y renunció, mientras que los congresistas opositores buscaban firmas para expulsar al presidente. Pero no lograron quorum y por ahora seguirá en el cargo, luego de deshacerse en disculpas por el “error”.
En 2016 Corea del Sur padeció otra crisis política cuando surgieron denuncias de corrupción contra la presidenta Park Geun-hye, destituida finalmente el 10 de marzo de 2017. Entre los acusados esa vez estaba el heredero de la corporación Samsung, Lee Jae-yong, quien le habría pagado suculentos sobornos para que le permitieran alguna que otra fusión empresaria no tan legal.
Tanto Park como Lee estuvieron algunos días presos y terminaron indultados. La semana pasada, Joe Biden indultó también a su hijo Hunter, metido hasta las verijas en algunos procesos judiciales por fraude fiscal y delitos relacionados con posesión de armas. Lo más grave era que con Donald Trump en el poder, podría avanzar una investigación por sus chanchullos en una empresa de energía de Ucrania desde el año del Euromaidán en Kiev.
Trump, por su parte, tenía causas abiertas por escándalos varios -algunos incluso de tipo sexual- que no vienen al caso, porque luego de su triunfo del 5 de noviembre los jueces decidieron dejar todo en suspenso. Bien aplicada resulta la frase: “hablan de moral con la bragueta abierta”.«
Maldito TikTok
El portavoz del Departamento de Estado norteamericano, Matthew Miller, dijo que la población rumana «tiene derecho a un voto libre de interferencias malignas desde el exterior». Miller habló luego de que el Tribunal Constitucional de Rumania anulara las elecciones que le dieron el pasaporte a la segunda vuelta de Calin Georgescu, demasiado cercano a Moscú para el gusto de Estados Unidos y Europa.
Se tomaron su tiempo los magistrados. El domingo pasado hubo legislativas y ganó la socialdemocracia, que con el apoyo de los liberales, pueden controlar a la ultraderecha, que salió segunda. La Corte había dicho el lunes que el escrutinio por la presidencial estaba bien. ¿Entonces? Que Georgescu estaba adelante en las encuestas.
Así que se reflotó la idea de que el hombre había ganado por la visibilidad que le dieron sus intervenciones en TikTok. Y las autoridades buscan ahora el modo de sacarlo de competencia hurgando en sus relaciones con Rusia y la financiación de su campaña. Y claro, la maliciosa influencia de la red social de la firma china ByteDance.
Este mismo viernes, un tribunal federal de apelaciones en Estados Unidos respaldó una ley aprobada en abril pasado, exige que TikTok se desvincule de su empresa matriz si quiere continuar operando en territorio estadounidense. El Congreso dictaminó que la plataforma recopila datos de los usuarios que pueden afectar la seguridad nacional. Se sabe que Google, Yahoo y las redes sociales con base en EE.UU. también recopilan datos de manera ilegal. Pero no son chinas.