Desde las entrañas del capitalismo, Nueva York, cientos de personas se reunieron en Unión Square, emblemático punto de encuentro de las manifestaciones en esta ciudad, esta vez para expresar su solidaridad con Cuba y denunciar las interferencias del gobierno norteamericano. Aunque esta no es una situación nueva ya que el bloqueo del país del norte hacia la isla, lleva 60 años.
Pero lo que sí sorprendió a muchos fue que el domingo 11, cientos de personas salieron en San Antonio de los Baños, Cuba, para demostrar su enojo por problemas económicos. Algunos contrariados con el gobierno, otros representantes de las varias ONG subvencionadas por EEUU, que actúan de acuerdo a sus mandantes. Se puede entender la disconformidad de algún sector del pueblo: ¿quién no se sentiría molesto por la falta de medicinas, alimentos, vacunas?
Pero la raíz de todas las penurias del pueblo cubano es el bloqueo. Tan inhumano como injusto y que ha llevado a la pérdida de 147 mil 853 millones de dólares. Bien lo entiende la mayoría del pueblo que salió a las calles a defender su revolución, después que el presidente Miguel Díaz Canel, se expidiera ante lo apremiante de la situación.
A medida que el mundo se enteró lo que pasaba en Cuba, los medios corporativos salieron desesperados, a falsear la realidad. Trolls, fotos pertenecientes a eventos masivos sucedidos en otros países, acusaciones sin asideros reales. A lo que se sumaron declaraciones de artistas y políticos “muy preocupados por el bienestar del pueblo caribeño”, pero en silencio total ante situaciones graves de violaciones de los Derechos Humanos, como sucede en Colombia, Chile y Haití. No pareciera que el trato hacia Cuba fuera medida con la misma vara.
¿Por qué los neoyorquinos se manifestaron, en paralelo a cientos de personas alrededor del mundo? No solamente porque ya nadie cree en los discursos retrógrados del gobierno norteamericano, en cuanto a que ellos son “los elegidos para salvar la humanidad”’, sino que Cuba demuestra que a pesar de ser una pequeña isla a kilómetros del gran imperio, resiste todo tipo de ataques y siguen avanzando en ciencia y solidaridad. Así lo demuestra la realización de las 2 de las 23 vacunas contra el coronavirus de fase 3 en el mundo.
Estados Unidos también es beneficiado por Cuba, ya que cientos de estadounidenses van a estudiar a La Escuela Latinoamericana de Medicina (ELAM) en La Habana. Jóvenes pobres que jamás podrían estudiar en su país, que siendo el más rico del mundo, no invierte suficientemente en educación ni en salud. La educación universitaria es un lujo para millones de estudiantes que no pueden invertir 300 o 400 mil dólares para ser médicos o abogados. ¿Cómo no aceptarían la colaboración de una pequeña isla que les brinda no solo un título sino un futuro, fuera de las drogas o la delincuencia?
Durante la epidemia de Covid-19 las Brigadas Médicas Henry Reeve, especialistas en pandemias y terremotos, salieron en nombre del Estado y pueblo cubano para ayudar a países desesperados por la muerte de sus ciudadanos, como Italia, México, Pakistán, Azerbaiyán, entre casi 40 países, que expresaron su agradecimiento a través de elegir a las Brigadas Médicas como candidatas al Premio Nobel.
Como dijera el Apóstol José Martí: “Amor con amor se paga”.