Descendientes de víctimas de las masacres cometidas por colonizadores alemanes contra los pueblos herero y nama rechazan el acuerdo entre el gobierno de Namibia y el germano por el cual acordaron un pago de más de 1000 millones de euros durante 30 años como reparación de lo que terminaron por reconocer como un genocidio.
Después de más de cinco años de arduas negociaciones, Alemania el martes anunció que indemnizará a la nación africana por las atrocidades cometidas en este territorio entre 1884 y 1915. Lo más sustancioso es que reconoció que fue un genocidio.
Es un «paso en la dirección correcta», dijo el gobierno namibio. Pero no todos están de acuerdo. Salomo Hei, quien vive en la capital, Windhoek, considera que «se ha gestionado de manera muy torpe». «No hubo ningún respeto por las vidas humanas perdidas», declaró a la agencia AFP. Representantes de los herero y nama tampoco están contentos y se quejan de que no se les invitó a las negociaciones.
«Escuchamos el anuncio en la radio y en los periódicos», afirmó Esther Muinjangue, exdirectora de la Fundación por el genocidio de los herero. Actualmente es viceministra de Salud y critica a Alemania por no indemnizar directamente a familiares de víctimas.
Colonos alemanes asesinaron a decenas de miles de herero y nama entre 1904 y 1908. Muchos historiadores lo consideran el primer genocidio del siglo XX y el molde para las masacres de armenios en el Imperio Otomano desde 1915 y de judíos a manos de los nazis en la Segunda Guerra Mundial. En agosto de 1904, las tropas imperiales persiguieron a unos 80 mil herero en el desierto de Kalahari. Violaron a las mujeres y masacraron a los prisioneros. Meses más tarde, el general alemán Lothar von Trotha ordenó su exterminio: al menos 60 mil herero y 10 mil nama fueron asesinados en cuatro años. Miles más fueron enviados a campos de concentración.
Los descendientes alegan que no ha habido transparencia en las negociaciones y acusan a Berlín de haber presionado al gobierno de Namibia aprovechando que necesita dinero. «Alemania se está saliendo con la suya», dice John Nakuta, profesor de derecho namibio. «