El Club Vaidal es un foro que reúne anualmente intelectuales, políticos, gobernantes, líderes de oposiciones de decenas de países desarrollados y en vías desarrollo. Allí el mandatario ruso Vladimir Putin hizo una intervención de especial interés. Criticó los extremismos y dogmatismos ideológicos y políticos que hoy amenazan la estabilidad mundial en materia de vacunas, cambio climático, proliferación nuclear, ciberseguridad, polarización político-electoral y asuntos valóricos.
Abogado de San Petersburgo, Putin ha sido parte del liderazgo ruso post-soviético durante el siglo 21. Tenía 10 años cuando fue la crisis de los misiles en Cuba y cerca de 40 cuando, siendo agente de la KGB, en Alemania cayó el muro de Berlín en 1989 e implosionó la Unión Soviética en 1991.
Como parte periférica de esa “nomenklatura” que cometió graves errores en el inicio y solución de la crisis de octubre de 1962 en Cuba, y otros tantos en el declive e implosión de la URSS, Putin tiene vivencias personales y acceso a información sensible que lo lleva a postular el conservadurismo racional como metodología de gobernanza en el mundo de hoy. Está en contraposición a una suerte de “dogmatismo bolchevique” revivido, según el presidente ruso, en algunos liderazgos políticos y culturales occidentales.
Los procesos determinantes en los países los dirigen políticos que son o se vuelven líderes y la calidad de ese liderazgo es fundamental para el destino de las sociedades. Y son ellos los actores de un estilo u otro de gobernar un estado.
Angela Merkel se retira de la política alemana después de 16 años de ejercer la cancillería y enfrentando con éxito varias crisis de origen interno, internacional, social, político y sanitario. Su legado es una Alemania estable y próspera y una Unión Europea, no desintegrada. Es un ejemplo de conservadurismo racional.
Xi- Xipping dirige una potencia económica, política y militar mundial. Su estilo atemperado le ha permitido mantener el impulso económico chino, proclamar al mundo que su país ha terminado con la pobreza y creado la clase media más numerosa del mundo. A la par, ha construido con Putin un polo geoestratégico y militar que es el equilibrio con la OTAN. Ese polo geoestratégico planifica construir una base lunar permanente y se opone a la militarización del cosmos.
Al otro lado del Atlántico, el presidente Joe Biden realiza el abandono definitivo de la ocupación militar de Afganistán y proclama el fin de las intervenciones militares de Estados Unidos en países extranjeros porque es imposible imponer valores, formas de estado, configuraciones sociales. Intenta profundizar la reactivación económica de EEUU con un paquete que pone el acento en los impuestos progresivos a las grandes fortunas y la generación de empleo en base a la renovación de la infraestructura. Paralelamente combate ideológicamente el extremismo trumpista que amenazó las bases de la democracia americana. Y procura refrescar las relaciones de EEUU con sus aliados de la OTAN, debilitadas por las actitudes prepotentes de Trump.
En Latinoamérica la negación del conservadurismo racional y la baja calidad de un liderazgo político han sido dramáticamente expuestos en Brasil. El Senado ha acusado al presidente Jair Bolsonaro de delitos que abren el camino a una acusación internacional por crímenes de lesa humanidad , por el irresponsable manejo de la pandemia y el reiterado desprecio hacia las consecuencias de la crisis sanitaria, con alto costo en vidas.
En otros países, en noviembre habrá elecciones y se medirán propuestas de gobierno y liderazgos en un contexto de polarización.
En Nicaragua, Daniel Ortega se enfrentará a la candidatura que sobreviva a las acciones de lawfare que su gobierno ha emprendido contra personeros de la oposición política. En Honduras, Xiomara Castro, de Libre, enfrentará el hegemonismo corrupto que lidera el presidente Hernández.
En Venezuela habrá comicios que enfrentarán al cuestionado presidente Nicolás Maduro y las debilitadas fuerzas que lidera el autoproclamado Juan Guaidó, expresión del trumpismo en la patria del libertador Simón Bolívar. Surgen voces desde el espectro político que apuestan crecientemente al crecimiento de una tercera posición que pueda sacar gradualmente al país de la crisis política, social y económica que sufre, a partir de las elecciones.
En Chile, las elecciones presidenciales parecen polarizarse entre Katz, de extrema derecha, y Boric, del Frente Amplio de las fuerzas sociales y políticas que integran el centro progresista y la izquierda del espectro político chileno. Boric, de ser favorecido en la segunda vuelta, será puesto a prueba para reformar con la metodología del conservadurismo racional el llamado modelo chileno que Pinochet dejó consagrado en la constitución que será sustituida por la que acuerde la Convención Constitucional.
En Ecuador el conservadurismo racional ganó las elecciones presidenciales. Las parlamentarias, que enfrentaron en primera vuelta a 16 listas contendiente, han generado un poder legislativo y fiscalizador que no refleja lo que el pueblo eligió en las presidenciales. Por ello el país vive la parálisis institucional que genera el poder dual en una sociedad democrática.
El gran ganador de esa desarticulación estatal es el narcotráfico, cuya presencia y violencia son crecientes en las calles y aterradoras en las cárceles. En cuanto al “gobierno dividido” en el estado ecuatoriano, sus resultados tangibles son la relentización de la reactivación y el empleo, el crecimiento de la migración irregular a México y Estados Unidos, el crecimiento de la desafección popular con la política y sus liderazgos.
El presidente Lasso que tuvo la resiliencia de Santiago el personaje de Hemignway en el “El Viejo y el mar” para ganar en tercera ocasión las elecciones e impulsar una exitosa vacunación con una amplia visión de la geopolítica de las vacunas, necesita recordar que Santiago después de luchar con el gigantesco pez descansó y soñó con leones marinos.
Los leones marinos de Santiago son el cambio constitucional y legal que el Ecuador necesita y por el cual votó en la segunda vuelta de las presidenciales en el 2021. ¿Guillermo Lasso será el Santiago de la novela del premio nobel? La historia lo dirá.