Los Angeles, Estados Unidos
Un fuerte olor a hierba da la bienvenida al dispensario de cannabis medicinal de Brett Vapnik en Los Ángeles.
Durante todo el día no deja de entrar y salir gente: cientos de personas muestran el dinamismo de una industria en constante crecimiento a pesar de la incertidumbre generada con Donald Trump en el poder.
Vapnik, que tiene en su dispensario un pequeño sembradío de marihuana, vende actualmente solo productos con fines terapéuticos, desde flores de distinta calidad y concentración, hasta artículos de belleza, pasando por chocolates y galletas.
Pero a partir del próximo año espera triplicar su clientela con la legalización en California -el estado más poblado del país- de la venta y consumo con fines recreativos.
Casi 60% de la población de Estados Unidos vive en estados donde la venta y uso de la marihuana está legalizada en alguna medida: 29 estados y Washington DC tienen leyes sobre su uso medicinal, y de estos, ocho más la capital aceptan el consumo recreativo.
Pero el gobierno federal aún la considera una sustancia ilícita.
«¡Ante sus ojos soy un narcotraficante!», dijo Vapnik a la AFP tras asegurar que con la llegada del gobierno conservador de Trump hay mucha incertidumbre en esta industria, valorizada en 6.900 millones de dólares en 2016.
El portavoz del presidente, Sean Spicer, encendió las alarmas recientemente cuando dijo que «hay leyes federales que hay que aplicar cuando se trata de marihuana recreativa».
¿Qué quiso decir? ¿Habrán redadas en estados donde la venta es legal?
«Difícil saberlo», indicó Vapnik, de 44 años y copropietario del dispensario desde 2010, que no cree sin embargo que intervenga la agencia antidrogas DEA, debido a que el Congreso prohibió cualquier acción federal en estados donde el cannabis medicinal es legal, una orden que se puede extender al uso recreativo.
Considera entonces que la forma de asfixiarlos será a través de un impuesto a negocios relacionados con las droga, que curiosamente existe y que oscila entre 40% y 70%.
«Técnicamente el gobierno federal es nuestro mayor socio en lo que ellos consideran una operación ilegal de drogas», zanjó este comerciante, seguro, como muchos en la industria, de que la sustancia no será legalizada a nivel federal en la era Trump.
Eso no impide igual que de su tienda siga entrando y saliendo gente con su compra en una bolsita de papel blanco. Factura unos 4 millones de dólares al año.
Marihuana VIP
Trump se manifestó siempre en la campaña a favor del uso terapéutico de la marihuana y dijo ser respetuoso de las leyes de los estados. Más preocupan miembros de su gabinete, como su jefe del Departamento de Justicia, Jeff Sessions, en guerra eterna con la hierba.
«Mientras en el corto plazo el pronóstico es incierto, en el largo plazo nunca fue mejor», explicó Troy Dayton, jefe de la firma de investigación de mercadeo Arcview.
Arcview, que calculó los 6.900 millones de dólares de 2016, proyecta que para 2021 la industria del cannabis moverá 21.000 millones de dólares.
Y «es razonable pensar que el Congreso levantará la prohibición» sobre la droga para ese año.
«El cielo no se ha caído» en los estados de Colorado, Oregon y Washington, donde el uso recreativo se legalizó primero, dijo Dayton a la AFP, tras destacar que «la aprobación de la opinión pública sigue creciendo» y hoy ya 60% aprueba su legalización.
«Será insostenible para cualquier político, demócrata o republicano, defender la prohibición de una sustancia que es más segura que el alcohol», añadió.
El referendo de noviembre legalizó la posesión y consumo en California. Para la venta, también aprobada en las elecciones, se publicarán los reglamentos en 2018, cuando se abra el proceso para otorgar licencias de comercialización de marihuana para uso recreativo.
Mientras, nadando en el vacío legal, un club de consumidores de cannabis VIP abrió sus puertas por estos días. Por una mensualidad de entre 300 a 1.000 dólares, los socios tienen derecho a asistir a exclusivas fiestas con la hierba de protagonista y a recibir cajas con productos de primera a base de cannabis.
Su fundadora «Mama» Sailene Ossman, aclaró no obstante, que en el club no se comercializa marihuana, se vende una membresía que incluye regalos de hierba.