Corea del Norte negó haber torturado o maltratado en la cárcel al estudiante estadounidense Otto Warmbier, fallecido tras haber sido liberado en estado de coma, y acusa a Estados Unidos de llevar a cabo una «campaña difamatoria». El caso recrudeció el enfrentamiento entre Washington y Pyongyan, que desde el gobierno de Barack Obama amenaza con una crisis total por el plan nuclear del gobierno norcoreano.
Es la primera reacción de Corea del Norte al anuncio de la muerte, el lunes en Estados Unidos, del estudiante de 22 años repatriado el 13 de junio en estado de coma.
El joven estaba condenado en Corea del Norte a 15 años de trabajos forzados por el robo de un cartel propagandístico.
«Nuestras agencias competentes tratan a todos los criminales (…) en el respeto de las leyes nacionales y los estándares internacionales», afirmó un portavoz del Consejo para la Reconciliación Nacional, según la agencia norcoreana KCNA.
Un portavoz del ministerio norcoreano de Relaciones Exteriores citado por un medio de comunicación oficial acusó a Estados Unidos de llevar a cabo «una campaña difamatoria» contra su país.
El presidente estadounidense Donald Trump ha tachado de «escándalo» lo sucedido y amenazó con duras represalias.
Corea del Sur ha responsabilizado de la muerte de Warmbier al régimen «irracional» de Pyongyang, que acusa a su vez a Seúl de usar el fallecimiento del joven para obtener la liberación de seis presos surcoreanos.
«No tienen ni la más mínima idea de lo bien que se trató a Warmbier (…) pero se atreven a pronunciar las palabras de ‘malos tratos’ y ‘tortura'», dijo el portavoz del Consejo para la Reconciliación Nacional, según la KCNA.