El presidente Emmanuel Macron está decidido a convertirse en el Ronald Reagan o el émulo francés de Margaret Thatcher y a pesar de que enfrenta las mayores protestas sindicales desde que llegó al gobierno, insiste con avanzar en una reforma previsional que es rechazada por dos de cada tres ciudadanos.
Las masivas protestas y las huelgas en servicios públicos se vienen repitiendo regularmente desde el 19 de enero. Este viernes, el mandatario generó más rispideces al rechazar una reunión de urgencia con los líderes gremiales para tratar el asunto. Macron quiere imponer su proyecto de elevar la edad jubilatoria de 62 a 64 años y los años de aportes de 42 a 43 a como dé lugar.
El miércoles, 201 senadores se pronunciaron a favor del proyecto oficial, 115 votaron en contra y 29 se abstuvieron. Para poder entrar en vigencia, ahora se debe consensuar entre las dos cámaras, y ahí es adonde apunta una estocada con la que amenaza Macron, quien recurrió a un mecanismo conocido como «49.3», que limita el debate para acelerar su aprobación y, por lo pronto, permitiría que si el 26 de marzo no hay decisión sobre la ley enviada por el Elíseo, se aplicaría la reforma por decreto.
«El gobierno amordaza al Senado», denunció el legislador socialista, Patrick Kanner. «Sería algo muy grave para la democracia», se sumó Phillipe Martinez, líder de la CGT francesa. Desde la misma central obrera, el dirigente Sébastien Menesplier replicó que «frente a un gobierno firme, nosotros también estamos firmes».
Las manifestaciones de rechazo a la medida implicaron huelgas y hasta un corte de electricidad en las obras para la realización de la Villa Olímpica para los juegos de París 2024. Según la empresa proveedora, Enedis, el corte de suministro no afectó al estadio sino a unos 500 usuarios. «Los planos de la red eléctrica que teníamos probablemente no estaban actualizados», le dijo a la agencia AFP Frédéric Probel, también de la CGT y uno de los organizadores de la medida de fuerza.
Este fin de semana los servicios de trenes y aviones serán severamente restringidos por las distintas acciones programadas. La empresa nacional ferroviaria SNCF anunció «fuertes perturbaciones» en su red desde viernes que se prolongarán durante todo el fin de semana. Las autoridades, en tanto, pidieron a las aerolíneas que anulen hasta el 20% de los vuelos del sábado y del domingo por la huelga de controladores. Una huelga de controladores en EE UU en 1981 selló el triunfo de proyecto neoliberal de Reagan, que consiguió doblegar a los sindicatos del sector y echar a 13.000 trabajadores. «