El ex presidente de la Cámara de Diputados de Brasil e impulsor del juicio político que destituyó a la mandataria Dilma Rousseff, Eduardo Cunha, fue condenado este jueves a 15 años y cuatro meses de prisión por corrupción, lavado de dinero y evasión de divisas por el juez de primera instancia Sérgio Moro, en el contexto del escándalo de corrupción en la petrolera estatal Petrobras.
Cunha está detenido en la ciudad de Curitiba, estado Paraná, luego de haber sido expulsado de la Cámara de Diputados el año pasado, tras haber sido llamado el «comandante» del proceso de destitución de Rousseff, y ser un aliado clave para la asunción de Michel Temer a la presidencia.
Cunha dijo en una carta enviada a los medios desde su celda que Moro «es un justiciero político» que lo usa como «trofeo de guerra» y que apelará la decisión.
Dirigente del Partido del Movimiento Democrático de Brasil (PMDB), Cunha fue condenado por Moro, a cargo de la operación Lava Jato para acusados sin fueros, por haber recibido 1,5 millón de dólares por intermediar un negocio de Petrobras en Benín, en el continente africano.
El ex titular de Diputados está siendo procesado en otras dos causas relacionadas con la operación Lava Jato.
El juez dijo que el contrato por el que fue condenado Cunha «generó una pérdida de 77,5 millones de dólares conforme el cálculo de la Comisión Interna de Investigación de Petrobras».
La defensa de Cunha apelará ante el Tribunal Regional Federal de Porto Alegre.
En su fallo, Moro acusó a Cunha de intentar chantajear desde la cárcel a Temer recordando un episodio revelado por delatores de Odebrecht, como la distribución de dinero del PMDB pedido por el actual mandatario a ejecutivos de la constructora.
Cunha, del PMDB, autorizó en diciembre de 2015 la apertura de un juicio político contra Rousseff luego de que la entonces mandataria se negara a defenderlo en una comisión parlamentaria de las acusaciones de corrupción y del ocultamiento de cuentas en Suiza.
Moro, en su fallo, también sostuvo que Cunha intercedió en la nominación de directivos de Petrobras y citó a Jorge Zelada, también condenado en primera instancia supuestamente para permitir ilícitos dentro de la estatal.
«En Brasil el Poder Legislativo influencia la acción del Poder Ejecutivo, inclusive interfiriendo en la formación del gobierno, especialmente en la composición de los ministerios y empresas públicas», escribió Moro.
El fallo también apunta a la causa por la cual declarará el 3 de mayo próximo en Curitiba como procesado el ex presidente Luiz Inácio Lula da Silva, ya que Moro aceptó abrir a investigación la denuncia de la fiscalía según la cual el líder del PT recibió un departamento por parte de la empresa OAS en Guarujá a cambio de ventajas en tres contratos de Petrobras.
El rol de Zelada y de todos los otros directores de Petrobras en este ámbito es clave, aunque a lo largo del juicio contra Lula 71 testigos no vincularon a las corruptelas con el ex presidente.
El juez Moro emitió la sentencia condenatoria contra uno de los políticos que mantuvieron en vilo al país en 2015 y 2016 desde Brasilia, donde tuvo una jornada cercana a la de una celebridad.
En el Club Militar de Brasil, fue condecorado por el Superior Tribunal de la Justicia MIlitar, en una ceremonia en la que participó el ministro de Defensa, Raul Jungmann, pero debió enfrentar acusaciones de activismo judicial y abuso de poder horas más tarde, en una comisión especial del Congreso donde se debate la modificación del código procesal penal.
Moro aprovechó para rechazar por «amenaza a la independencia de los jueces» un proyecto cuyo relator es el ex gobernador de Paraná Roberto Requiao, senador del PMDB aliado al PT, que aumenta las penas por abuso de autoridad de jueces, fiscales y comisarios.
En ese marco, Moro fue interrogado por el diputado del PT Paulo Teixeira, quien lo acusó de hacer «política partidaria» y de haber violado en forma ilegal el secreto telefónico de la entonces presidente Rousseff en marzo de 2016, cuando divulgó conversaciones entre ella y Lula.
«¿Realmente contribuyó usted con el golpe parlamentario que derrocó a Dilma Rousseff?», preguntó Teixeira, y agregó que «la sociedad le teme a los jueces imparciales» y recordó una fotografía de Moro al lado del senador Aecio Neves, candidato presidencial derrotado en 2014, sonriendo, durante una entrega de premios de la revista Istoé.
«No se puede hacer política, para hacer política hay que dejar la magistratura», dijo Teixeira, a lo que Moro respondió que no iba a hablar de casos en curso en su juzgado y que las preguntas habían sido «ofensivas», sobre todo porque los tribunales de alzada ratificaron la mayoría de sus decisiones en la operación Lava Jato.