La Habana
Fusil y mochila a la espalda en la Sierra Maestra, el líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, preside desde una gigantografía el homenaje póstumo de cubanos y extranjeros que este lunes se inicia con La Habana como epicentro.
Desde la gráfica de tonos grises que ocupa un tercio del edificio de 15 pisos de la Biblioteca Nacional José Martí, en el ala este de la Plaza de la Revolución, el jefe de la expedición del yate Granma, iniciada en México el 25 de noviembre de 1956, exactamente 60 años antes de su fallecimiento, mira a dos de sus más importantes comandantes guerrilleros.
«Vas bien Fidel», se lee en la fachada del edificio del Ministerio de Comunicaciones, debajo de la escultura de acero a relieve de Camilo Cienfuegos, héroe de la toma de la central ciudad de Yaguajay, al norte de la antigua provincia de Las Villas, desaparecido a bordo de una avioneta que cayó al mar el 28 de octubre de 1959.
La frase fue la respuesta al jefe del Ejército Rebelde cuando durante su primer discurso al entrar en la Habana en enero de 1959 al frente de la denominada Caravana de la Victoria preguntó a quien cumplió la misión de tomar la primera fortaleza del país, Columbia, «¿Voy bien, Camilo?».
Más allá, en el edificio principal del Ministerio de Interior, una escultura similar del mismo autor, Enrique Ávila, reproduce la fotografía mundialmente más famosa, la de Ernesto Che Guevara, y la frase con la que se despidió de Fidel Castro y de Cuba; «Hasta la victoria siempre».
Orgulloso del trabajo realizado en la colocación de la gigantografía y hablando muy quedo con otros integrantes de su brigada, algo inusual en los cubanos, pero expresión del ambiente de recogimiento que prevalece aquí, el obrero José Alexander está sentado en el suelo, muy cerca de unos equipos de audio de color negro.
«Por supuesto que firmaremos el libro de condolencia en el Memorial José Martí, en la base del monumento. Nací el 13 de agosto de 1975 y cumplí 41 años el mismo día que Fidel arribó a los 90, sabía que estaba enfermo, pero aun así la noticia de su fallecimiento me impactó como a todo el pueblo», declaró a Sputnik Nóvosti.
José Alexander señala que aunque ahora esté vacía la tribuna que ocupó Fidel Castro ante Martí para pronunciar largos discursos y la bandera cubana ondee allá arriba a media asta por el duelo nacional de nueve días, el líder del ataque al cuartel Moncada no pasará al olvido.
«Nos esmeramos en la colocación de esa gigantografía como expresión de que vamos a seguir con sus ideas y las de su hermano Raúl, hubiera querido que llegara al centenario, pero ahora tiene que vivir en lo que hagamos nosotros», concluyó.
Por su parte, la mexicana Martha Pons, de León, Guanajuato, conversa con otros compatriotas, mientras algunos de sus acompañantes toman fotografías.
Ella considera que en esta visita a Cuba vive un momento histórico.
Como oriundos de México, país al que Fidel Castro estuvo muy vinculado, la noticia de su deceso resultó un shock. Pero también vemos cómo el pueblo cubano amaba a su comandante, lo cual se ve en el luto que guardan y en las expresiones de admiración que reiteran, expresó.
La peregrinación al corazón político de La Habana donde Castro sedujo a multitudes con sus maratónicos discursos, y no pocas veces retó a Estados Unidos, abre una semana de tributo al padre de la Revolución.
«Ve a la Plaza, y vas a ver lo qué es de verdad el pueblo de Cuba (…), cómo sufre cuando de verdad siente», señala Jorge Guilarte, un bicitaxista de 50 años.
La muerte del Comandante silenció a la isla del bullicio.
Quizá La Habana nunca había vivido un fin de semana tan atípico. Por orden del gobierno, que declaró nueve días de duelo nacional, no hubo música ni licor en los sitios públicos.
Las cenizas del hombre que gobernó el país durante 48 años, antes de que una enfermedad lo obligara a ceder el poder en 2006 a su hermano Raúl, serán expuestas en la Plaza de la Revolución hasta este martes.
No solo en la Plaza de la Revolución se rinde tributo póstumo a Fidel Castro, los canales nacionales de televisión informan de las condiciones creadas en todos los territorios del país para que la población exprese su pesar por el fallecimiento, así como la voluntad de dar continuidad al socialismo con la rúbrica del juramento de cumplir el concepto de revolución expresado por Fidel Castro el 1 de mayo de 2000.
Otros 12 sitios ubicados en todos los municipios capitalinos fueron dispuestos para facilitar esas firmas.
Un acto masivo tendrá lugar el 29 de noviembre a las 19:00 horas en la Plaza de la Revolución, y al día siguiente comenzará el traslado de las cenizas por la ruta que rememora la Caravana de la Libertad, en sentido inverso al recorrido realizado por Fidel Castro desde Santiago de Cuba en enero de 1959. Esta suerte de procesión con los restos recorrerá 13 de las 15 provincias, y concluirá el domingo en Santiago de Cuba, donde serán depositados en el cementerio Santa Ifigenia tras un recorrido de unos 1.000 km.
Allí, a las 19:00 horas, tendrá lugar un acto de masas en la Plaza Antonio Maceo.
A las 07:00 horas del 4 de diciembre se efectuará la ceremonia de inhumación en el cementerio de Santa Ifigenia, donde también descansan los restos de José Martí.
El presidente de Ecuador, Rafael Correa, prevé sumarse a las honras fúnebres el martes, según publicó la prensa estatal de ese país.
Se espera que otros líderes extranjeros también lleguen a Cuba durante la semana. No en vano la muerte de Fidel Castro, un controvertido protagonista del último siglo, ha generado una cadena de reacciones en todo el mundo.
Por lo pronto, «cualquier cubano que sea digno, debe ir a la Plaza a rendirle el último adiós a Fidel, que es Cuba», afirmó Ernestina Suárez, una ama de casa de 67 años.