Con menos de siete meses en la Casa de Nariño, Gustavo Petro acumula un torbellino de iniciativas que lo consolidan como el más activo de los presidentes latinoamericanos. Sin mucho rebote en la prensa internacional, en la última semana el mandatario colombiano presentó tres reformas estructurales (de salud, laboral y previsional) que apuntan a «universalizar derechos». Y a contrapelo de la mayoría de sus colegas de la región, Petro apeló al pueblo movilizado para afrontar las batallas por esas transformaciones.
«El cambio por el que votaron millones de personas no puede ser un cambio de mentiras ni de maquillaje. Esto que estamos construyendo, que se llama justicia social, tiene que ver con que nadie puede ser excluido de los derechos universales», arengó Petro desde un balcón de la Casa de Gobierno, donde explicó ante la multitud la agenda de reformas que ahora deberá debatir el Congreso.
Las primera a tratarse será la transformación del sistema sanitario. El proyecto apunta a fortalecer la atención primaria y llegar a «los territorios abandonados». «No puede ser que tienes salud si tienes plata, el sistema de salud no puede ser organizado por el mercado —señaló Petro—. No habrá más clientes en la salud pública de Colombia». Para eso, se les quitará poder a las Entidades Promotoras de Salud (empresas privadas responsables de la afiliación y atención de afiliados al sistema de salud) y los recursos serán administrados por una entidad pública. La ley contempla la creación de un sistema preventivo para evitar enfermedades, incentivos a profesionales para que vayan a trabajar a zonas rurales y una mejora salarial para las y los trabajadores de la salud.
En cuanto a la reforma laboral, el eje principal será el pago de las horas extra y de quienes trabajan los fines de semana. En palabras de Petro: «Se trata de la dignidad del trabajador y la trabajadora, de la estabilidad laboral. ¿Qué pretendemos? Que el día termine a las seis de la tarde y no a las diez de la noche; que sábado y domingo se consideren días de descanso». Además buscará derogar el modelo a término fijo del sistema de contratación y terminar con contratos precarios «bajo prestación de servicios».
En tanto, la reforma de las pensiones, según el gobierno, buscará llevar más recursos a los fondos públicos y fijar un ingreso mínimo para las y los adultos mayores. «Unas personas cotizan en los fondos privados de pensiones y otras que no logran trabajar formalmente, no pueden cotizar. La idea es que el derecho a la pensión sea una realidad en este país», prometió Petro.
La correlación de fuerzas en el Parlamento, a partir de las alianzas que tejió el oficialismo con sectores liberales y de centro-derecha, abre expectativas para que avancen los proyectos, como sucedió con la reforma tributaria aprobada en 2022. La disputa, además, será en las calles, donde la oposición también mostró un músculo importante al día siguiente a la marcha del Pacto Histórico convocada por el presidente, quien resaltó la relevancia de la movilización popular: “El cambio solo es posible con el pueblo”.
En la última semana, el gobierno también se mostró activo en otros dos frentes importantes. Reanudó en México el diálogo con la guerrilla del ELN —en el marco de la apuesta de «Paz Total»— y se dio otro avance en el restablecimiento de relaciones con Venezuela con un nuevo encuentro entre Petro y Maduro en el que firmaron un acuerdo comercial.