El presidente catalán destituido Carles Puigdemont, bajo orden de captura de la justicia española, pretende que los partidos independentistas concurran con una lista única a las elecciones catalanas del 21 de diciembre, pero la idea encuentra resistencia en sus antiguos socios. No es un detalle menor que el partido del político desplazado, CiU (Convergencia y Unión), figura cuarto o quinto en las encuestas.
«Es el momento de que todos los demócratas se unan. Por Cataluña, por la libertad de los presos políticos y la República», escribió Puigdemont en Twitter, al día siguiente de afirmar que estaba dispuesto a ser candidato en los comicios.
La justicia española cursó el viernes la orden europea de busca y captura contra Puigdemont como sospechoso de rebelión, sedición y malversación de fondos en el proceso que llevó a la proclamación de independencia del 27 de octubre, por el que están en prisión provisional ocho miembros de su gobierno regional cesado.
La detención y proceso de extradición podría durar hasta tres meses, por lo que viviría la campaña electoral desde Bélgica, donde se encuentra.
Su mensaje acaba con un enlace a un manifiesto reclamando esa lista única que habían firmado 47 mil personas en pocas horas, y que afirma que los comicios «son una oportunidad para derrotar al unionismo».
Puigdemont, que se presenta desde Bélgica como el presidente catalán legítimo en el exilio, pertenece al PDeCAT (Partido Democrático Europeo de Cataluña), que ha gobernado Cataluña bajo el nombre de CiU (Convergencia y Unión) durante gran parte de la era democrática moderna, pero al que las encuestas sitúan como cuarto o quinto partido en los comicios del 21 de diciembre.
PDeCAT formó junto a ERC (Izquierda Republicana de Cataluña) la coalición independentista Junts pel Sí (Unidos por el Sí), que gobernó Cataluña desde 2015 hasta la destitución del gobierno el 27 de octubre. ERC es favorita en los sondeos para ganar las elecciones, y su líder, Oriol Junqueras, vicepresidente catalán destituido y en prisión provisional, pidió el viernes en un artículo que los partidos independentistas concurran por separado.
«Que cada partido se esfuerce en lograr el mejor resultado posible y que la unidad de acción y una estrategia compartida sea aquello que nos une, con respeto a todas las sensibilidades», escribió Junqueras en el diario catalán Ara.
Marta Rovira, segunda de ERC, evitó ayer responder a la oferta de Puigdemont en un discurso en Barcelona. «Tenemos la obligación de ganarlas, y así lo haremos», se limitó a decir.
Fuentes del partido dijeron a la AFP que ERC no está dispuesta a reeditar la coalición Junts pel Sí, pero que hay consenso para una lista más amplia que englobe a otros movimientos.
Sin embargo, la posibilidad de formar tal alianza juega contrarreloj, porque el límite para registrar coaliciones es el 7 de noviembre, el martes, y no hay indicios de que hayan empezado las negociaciones.
Tras los cortes de carreteras y manifestaciones de independentistas del viernes, ayer sólo hubo una protesta en el partido de fútbol del FC Barcelona ante el Sevilla, en el que varios grupos de aficionados anunciaron que no entrarán hasta el minuto 10 en repudio de los encarcelamientos.
En cambio, un aire de campaña electoral se apoderó de Cataluña, con numerosos actos de partidos. Albert Rivera, del partido Ciudadanos -segundo de la cámara regional-, dijo en un mitin que «el 21 de diciembre hay que ir a votar para recuperar la libertad, para que los catalanes que queremos ser españoles podamos vivir en libertad».
Los catalanes tendrán «la oportunidad de poner punto y final al independentismo», dijo de su lado Xavier García Albiol, candidato a presidente regional por el Partido Popular, que gobierna en España.
Los partidos independentistas aceptaron participar en los comicios regionales pese a que los convocó el gobierno central del conservador Mariano Rajoy para «restaurar el orden constitucional», tras la proclamación de la independencia catalana que no llegó a materializarse en una ruptura con España.
El otro partido independentista, la formación de extrema izquierda de la CUP (Coordinadora de Unidad Popular) se reunió también ayer en Perpiñán, en el sur de Francia, para decidir si concurre a unas elecciones que tilda de «ilegítimas» pero en las que se inclina por participar. La decisión será refrendada por los militantes, el próximo fin de semana.
En su mensaje, Puigdemont prefiere hablar de frente «democrático» más que independentista, en un desafío lanzado a la izquierda contraria a la independencia pero también a la intervención de Rajoy en el gobierno catalán, así como al encarcelamiento de parte del ejecutivo destituido.
Esa izquierda, cuyo mascarón de proa es la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, se resiste también a compartir cartel. «Sería un error pensar que ante la represión del Estado tenemos que replegarnos a posiciones independentistas», dijo a Catalunya Radio la portavoz de Catalunya en Comú, Elisenda Alamany. «