Como comunidad global, estamos experimentando un período muy extraño de la historia. Hoy la humanidad está luchando en diferentes frentes. Ya sea incendios masivos en Australia, el coronavirus en China, o cualquier otra calamidad natural o creada por el hombre, la raza humana está poniendo a prueba sus capacidades. En estos escenarios cruciales, debemos recordar también al pueblo de la parte de Cachemira ocupada por la India, quienes contemplan a la comunidad global en busca no de un amable favor, sino de justicia.
El 5 de agosto de 2019, India se eximió de la última simulación de civilidad y justicia al intentar privar al pueblo de Cachemira de su identidad. A través de su accionar ilegal y unilateral, ese día el gobierno de la India directamente contravino las Resoluciones del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas e intentó brutalizar aun más al pueblo de Cachemira, tomando medidas adicionales para privarlo de su derecho a la autodeterminación, tal como se lo prometiera la comunidad internacional a través de estas resoluciones.
El mundo, sin embargo, ha rechazado el comportamiento traicionero de la India y su falsa democracia quedó expuesta frente a la comunidad internacional.
India ha convertido a 8 millones de cachemires en prisioneros en su propia tierra a través del despliegue de más de 900 mil tropas de ocupación. La historia posee pocos antecedentes de tal sofocación y violación de los derechos fundamentales a tal escala. Decenas de miles de personas inocentes han sido detenidas arbitrariamente y miles de jóvenes han sido secuestrados y encarcelados en locaciones desconocidas. Esta es una auténtica muestra del terrorismo de Estado de la India.
Ha sido una batalla de esperanza contra abrumadoras desigualdades, de coraje contra miedo, y de sacrificio contra tiranía; pero a pesar de todo, el pueblo de Cachemira ha persistido, incansable y orgulloso tal como lo ha sido siempre, para negarle a la India su perversa gratificación de haberlo subyugado.
Como miembros responsables de esta aldea global, debemos jugar nuestro rol asegurando el respeto por los Derechos Humanos y libertades fundamentales del pueblo de Cachemira. También debemos expresar nuestra solidaridad inquebrantable con el pueblo cachemir en la parte de Cachemira ocupada por la India, hasta que obtenga su legítimo derecho a la autodeterminación según las resoluciones del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. «