Si Lula da Silva, favorito para las elecciones de 2018, no resulta detenido y condenado por la causa que lleva adelante el juez Sergio Moro, la otra operación para impedir el retorno del líder metalúrgico a la presidencia de Brasil puede ser una reforma constitucional que suspenda las elecciones del año que viene. La insólita maniobra, aunque no puede decirse que sorpresiva en vista de que la elite brasileña decidió sepultar bajo siete llavesy sin el menor atisbo de institucionalidad todo vestigio populista, fue denunciada por el diputado del PT Paulo Pimenta.
El legislador fue el único que puso en negro sobre blanco la consecuencia más temible de la creación de una comisión destinada a estudiar una Propuesta de Enmienda Constitucional (PEC) del año 2003 presentada entonces por el diputado Marcelo Castro, del PMDB, aliado hasta hace un año del PT. La iniciativa durmió en los anaqueles del poder legislativo hasta que hace una semana la desempolvó el actual presidente de la Cámara baja, Rodrigo Maia. Castro fue ministro de Salud de Dilma Rousseff, renunció en febrero de 2016 y al volver a su cargo en el Congreso rechazó el juicio político a la presidenta. Fue de los pocos miembros del PMDB que se mantuvo fiel a la coalición de gobierno y ahora usan su propuesta de hace 15 años con fines non sanctos, según Pimenta.
Lo que trata esa PEC (ver imagen) es una simple propuesta para unificar las elecciones y la duración en cinco años de todos los cargos electivos a nivel federal, estadual y municipal. Esto habilitaría una trampa legal para que los comicios generales se realicen en 2020, ya que habla de unificar pero no da fecha para hacerlo y es poco creíble que se reduzcan los mandatos de quienes deben aprobar la enmienda. Eso daría tiempo al actual gobierno para realizar todas las reformas neoliberales que viene poniendo en marcha desde que hace justo un año Michel Temer tomó el cargo ante el inicio del impeachment contra Dilma.
Maia nació en Chile en 1970 porque sus padres estaban exiliados de la dictadura brasileña, y reemplazó a Eduardo Cunha en la jefatura de Diputados cuando el hombre que habilitó el juicio político contra la presidenta constitucional fue imputado en una causa por corrupción. Cunha finalmente fue condenado en marzo pasado a 15 años de prisión.
El dato adicional es que en este año los promotores de la destitución de Dilma terminaron o condenados como Cunha o en vía de serlo. Refiere la investigadora en Reforma Política de la ONU, Chayenne Polimedio, que hubo en estos doce meses 130 condenas a un total de 1362 años, cinco meses y 22 días de cárcel.
El viernes, Temer celebró su primer año en el Planalto llamando a «pacificar el país», a horas de que Lula hubiera pasado por el despacho de Moro (ver aparte). Fátima Bezerra, diputada del PT, recordó ese aniversario como «el día de la infamia». En este año, Temer avanzó en la destrucción de conquistas laborales que se mantuvieron desde 1943, cuando gobernaba Getulio Vargas, y brutales recortes presupuestarios mediante una reforma constitucional.
Siguiendo un libreto regional, el presidente dijo que esas medidas eran necesarias «por el gasto desenfrenado» de la gestión de Rousseff.
La monstruosidad de Veja
El testimonio de Lula ante el juez Sergio Moro, que duró cinco horas, tuvo momentos de tensión extrema que se revelaron en los 19 minutos de grabación que el PT subió a Youtube. Allí, el ex presidente señaló con insistenciaque no hay pruebas de delito que le imputan por la presunta compra de un departamento en Guarujá con dinero de coimas y que todo es parte de la venganza de cierta prensa por lo que hizo en su gobierno. Luego, desnudó el dolor que le produce que incluyan en esa acusación a su esposa, Marísa Leticia, fallecida en febrero de un derrame cerebral. «Sólo quería, doctor Moro, pedir una cosa -imploró-es muy difícil para mí cada vez que cita a mi mujer sin que esté aquí para poder defenderse, es muy difícil».
En una muestra de que para los medios la piedad no cuenta, la revista Veja salió ayer con la foto de la mujer y una bajada en que acusa a Lula de haber descargado culpas en Marisa Leticia. Lula anunció que hará juicioa la revista, mientras que las redes explotaban de indignación por la «monstruosidad» de Veja.