La Fiscalía de París ordenó investigar como un acto terrorista al atropello de un grupo de militares en las afueras de París, en el que seis uniformados resultaron heridos. Fuentes policiales confirmaron a media mañana a la agencia AFP la detención de una persoina relacionada con el hecho, sin dar más precisiones.
El ataque tuvo lugar en torno a las 8.00 locales (6 GMT) en el centro de Levallois-Perret, una localidad limítrofe con París. Estaba dirigido contra militares de la operación antiterrorista Sentinelle, desplegada en Francia para proteger los lugares sensibles tras una ola de mortíferos atentados yihadistas, precisó la policía.
«El autor, en fuga, es activamente buscado por las fuerzas del orden. La investigación determinara sus motivaciones», dijo poco después la ministra de las Fuerzas Armadas, Florence Parly, que condenó «un acto cobarde».
La investigación apunta a esclarecer si los seis militares que resultaron heridos fueron atropellados de manera intencional como parte de un ataque extremista.
Fuentes de la Fiscalía informaron a la agencia de noticias EFE que se ha abierto una investigación por «intento de asesinato de personas depositarias de la autoridad pública en relación con una empresa terrorista y asociación de malhechores con fines terroristas».
Los efectivos pertenecen al 35 Regimiento de Infantería y fueron inmediatamente hospitalizados, en el caso de los dos de más gravedad en el centro militar Percy, en la cercana localidad de Clamart, aunque sus estados no revestirían gravedad.
En paralelo, la policía francesa puso en marcha «medios masivos» para la búsqueda del vehículo involucrado que después del hecho se dio a la fuga. Se trata de un BMW de color negro con un único ocupante en su interior, según los primeros elementos de la investigación.
La búsqueda se apoya en las numerosas cámaras de vigilancia con las que cuenta la localidad de Levallois Perret, un municipio exclusivo del oeste de París.
El presidente, Emmanuel Macron, seguía la situación en directo desde el Palacio del Elíseo, donde tiene lugar el Consejo de Ministros semanal, mientras que, y a pesar del hermetismo en el que se desarrolla la investigación, el conservador Patrick Balkany aseguró que se trata de un acto deliberado.
La ministra de Defensa, Florence Parly, dijo en un comunicado que «la investigación en curso determinará los motivos y las circunstancias» de su actuación.
Por su parte, en diálogo con la cadena France Info, Balkany consideró «intolerable» la «agresión» contra los militares y la calificó de «vergonzosa». Además, el alcalde aseguró a la televisión «BFMTV» que «sin duda se trata de un hecho deliberado» que ocurrió frente al cuartel asignado a un destacamento de medio centenar de militares de la «operación Centinelle», el dispositivo de vigilancia desplegado en todo el país para prevenir atentados.
La operación Sentinelle, desplegada después del ataque del 7 de enero de 2015 contra el semanario satírico Charlie Hebdo, moviliza a 7.000 soldados en todo el territorio nacional, la mitad de ellos en el área metropolitana de París.
Macron anunció en julio pasado que el dispositivo iba a ser revisado «en profundidad para que tenga una mayor eficacia operativa y tome en cuenta la efectividad y evolución de la amenaza».
Policías y militares franceses han sido blanco de varias acciones violentas atribuidas o reivindicadas por islamistas en los últimos meses.
El 19 de junio, un hombre fichado por los servicios de seguridad como un islamista radical, embistió un furgón de la gendarmería en la avenida de los Campos Elíseos al mando de un coche cargado con dos bombonas de gas, armas y miles de municiones, sin provocar una explosión.
A principios de mayo, tres días antes de la segunda vuelta de la elección presidencial, un hombre mató a un policía e hirió de bala a otros dos, también en la avenida de los Campos Elíseos.
Los soldados de la operación Sentinelle fueron blanco de agresiones en Niza en febrero de 2015, en el aeropuerto parisiense de Orly en abril del mismo año y en marzo de 2017 y en la galería comercial del museo del Louvre en febrero de 2017.
El pasado sábado, un joven ingresado en un centro psiquiátrico y que gozaba de un permiso de salida, superó un pórtico de seguridad a los pies de la Torre Eiffel, sacó un cuchillo y empujó a un guardia de seguridad.
Tras su detención dijo haber querido «cometer un atentado contra un militar» e ingresado de oficio nuevamente en el centro. A principios de agosto el ministro de Interior, Gérard Collomb, había afirmado que las autoridades desbarataron «siete intentos de atentado» desde que comenzó el año.
Francia, que participa en la coalición militar internacional contra Estado Islámico en Siria e Irak, está en la mira de los yihadistas.
El estado de emergencia declarado luego de los atentados de noviembre de 2015 acaba de ser extendido hasta el 1 de noviembre. El empleo masivo de soldados provoca debate en Francia. Algunos políticos, especialmente de derecha, y militares se interrogan sobre su eficacia en relación con el esfuerzo pedido a las Fuerzas Armadas, ya muy comprometidas en operaciones en el extranjero en un contexto presupuestario tenso
Esta acción en Levallois-Perret sucedió cuatro días después de que un joven de 18 años trató de ingresar con un cuchillo en la Torre Eiffel al grito de «Allah es Grande». El agresor, que fue reducido, gozaba de un permiso en el hospital psiquiátrico donde estaba internado y al que fue reingresado después de ser examinado por expertos.