El ministro de Justicia de Brasil, Sérgio Moro, pidió licencia sin goce de sueldo en medio de las crecientes denuncias por el vínculo que mantuvo como juez federal con el jefe de los fiscales de la causa Lava Jato durante los juicios contra muchos empresarios y políticos, entre ellos el ex presidente Luiz Inácio da Silva, quien fue metido preso cuando era el candidato presidencial con mayor intención de voto.

El Diario Oficial de la Unión informó que el titular de Justicia y Seguridad Pública tomará licencia entre los días 15 y 19 de julio para tratar «asuntos particulares», sin dar más detalles, según la agencia de noticias ANSA.

Moro estuvo el domingo en el estadio Maracaná de Río de Janeiro junto al presidente Jair Bolsonaro viendo el triunfo de la selección brasileña en la final de la Copa América. 

Pese a que el anuncio oficial solo cita «asuntos particulares» como el motivo de la licencia, el ministro Moro enfrenta por estos días una gran presión pública y mediática por sus conversaciones privadas con el jefe de los fiscales de la mega causa de corrupción Lava Jato, Deltan Dallagnol, en medio de los procesos legales, algo prohibido por las leyes brasileñas.

La publicación de nuevas conversaciones complicaron y agregaron más presión y cuestionamientos sobre el proceso que Moro dirigió en la operación anticorrupción Lava Jato. 

Las filtraciones fueron divulgadas por la revista brasileña Veja en cooperación con el portal de noticias The Intercept Brasil, que en junio empezó a publicar conversaciones de Moro con los fiscales del Lava Jato obtenidos de una fuente confidencial.

“Lo que se desprende (de los documentos examinados), aparte de una intimidad excesiva entre la magistratura y la acusación, es una evidente asociación en la defensa de una causa”, publicó Veja, medio que recordó haber sido asidua defensora del Lava Jato.

Moro cuestionó en un comunicado la autenticidad de los mensajes y aseveró que los fallos emitidos en algunos casos no concuerdan con los pedidos de la fiscalía, lo cual supuestamente demostraría que no hubo connivencia entre poderes.

Los fiscales de Curitiba, donde trabajaba Moro, defendieron la actuación del ministro en las investigaciones aduciendo que “es normal que los jueces pidan agilidad” en el tratamiento de casos con detenidos. 

Esto concuerda, por ejemplo, con uno de los casos citados por Veja. En una conversación Moro le avisa el 2 de febrero de 2016 a Deltan Dallagnol, jefe de fiscales, que abrirá un plazo corto de 3 días para que se pronuncie sobre un pedido de la constructora Odebrecht y así evitar que los investigadores brasileños reciban datos solicitados a Suiza.

Al siguiente día, le pregunta cuándo la fiscalía emitirá su pronunciamiento sobre el asunto, y Dallagnol responde: “Lo estoy redactando, pero quiero que quede bien hecho, en previsión de los recursos que vienen a continuación, imagino que mañana al final de la tarde”, publica Veja, cuyo reporte fue recogido por varias páginas web de diarios de todo el mundo y portales noticiosos, entre ellos El País de España y LaRed21 de Uruguay.

El primer paquete de revelaciones de The Intercept Brasil mostró presuntas colusiones (acuerdos espurios) para dañar la candidatura presidencial de Lula da Silva y de su sucesor Fernando Haddad en las elecciones nacionales de octubre de 2018. 

En esas elecciones resultó victorioso Jair Bolsonaro, quien nombró a Moro como ministro de Justicia, y Lula fue inhabilitado por estar en prisión.


Veja indicó que analizó “649.551 mensajes” y aseguró que “las comunicaciones examinadas por el equipo (de reporteros) son verdaderas” llegando a la conclusión de que “Moro cometió, sí, irregularidades”.