En medio de la tensión política y social que provocó la incorporación plena de Jammu y Cachemira a la India, las autoridades de ese estado anunciaron que se levantarán, en forma gradual, las restricciones a la libre circulación de personas y a la conectividad de las telecomunicaciones, al tiempo que el transporte público volverá a funcionar y las escuelas reabrirán sus puertas. “Se espera que en los próximos días la vida en la zona se vuelva completamente normal”, destacó un comunicado difundido en las últimas horas.
El gobierno de Jammu y Cachemira informó que se tomaron diferentes medidas para evitar la escasez de suministros esenciales, además de garantizar las instalaciones médicas y el funcionamiento de los hospitales. “También se realizaron algunas detenciones preventivas de personas de conformidad con las disposiciones de la ley para mantener la ley y el orden y evitar la violación de la paz”, consignó el informe oficial.
Al justificar las fuertes restricciones de los últimos días, explicaron que fueron medidas preventivas frente al “terrorismo transfronterizo que ha costado la vida de miles de habitantes del Estado y el país”. Al respecto, identificaron a Lashkare-Toiba, Jaish-e-Mohammed, Hizbul Mujahideen, entre los supuestos responsables de esos ataques.
“El enfoque del gobierno – agregó el comunicado – se guió por la convicción de que el desarrollo integral era la solución más creíble para abordar los sentimientos separatistas que se propagaban por intereses creados”.
El 5 de agosto pasado el gobierno de la India revocó el artículo 370 de su Constitución que había otorgado a Cachemira una autonomía especial, limitando al gobierno central de Nueva Delhi a legislar solo en materia de defensa, asuntos exteriores y comunicaciones.
El control de Cachemira, región Himalaya de mayoría musulmana, fue uno de los puntos que dividió a India y Pakistán desde la independencia del imperio británico en 1947. Ambos países han peleado durante décadas por el control de la región.