Primero fue el regreso de la biblia y la cruz al Palacio Quemado, para festejar el golpe de Estado contra el gobierno de Evo Morales en el pasado mes de noviembre. Ahora son los rezos y el ayuno, para combatir la pandemia del coronavirus. Sin dudas la presidenta usurpadora Jeanine Áñez ata la suerte de su mandato a sus creencias religiosas. Pero la ayuda divina aún no viene en su auxilio y fue duramente criticada en la prensa y las redes sociales. Además, problemas más terrenales aquejan al país andino-amazónico: los casos suben a más de mil (53 fallecidos), faltan insumos para los profesionales de la salud, el número de testeos es bajísimo y los sectores populares no pueden cubrir sus necesidades básicas en la cuarentena.
El pasado lunes, la mandataria de facto hizo un pedido especial a los bolivianos y bolivianas. “El día de mañana (hoy martes) quiero que sea un día de ayuno y oración en familia”, convocó Áñez a través de un breve video que se grabó en los exteriores de la residencia presidencial en La Paz, la sede de gobierno. Agregó que la actividad religiosa se desarrollaría para vencer la pandemia del coronavirus. Cerró el audiovisual asegurando que “para Dios nada es imposible”.
El anuncio generó un diluvio bíblico de críticas en su contra. Es que Bolivia es un Estado laico. En la Constitución del país vecino, el artículo 4 establece que “El Estado respeta y garantiza la libertad de religión y creencias espirituales. El Estado es independiente de la religión.” Durante todo el martes, el pedido de Áñez fue criticado en diversos medios y en las redes sociales se impusieron los hashtag #NiAyunoNiOracion y #EstadoLaico.
En paralelo, lejos de las discusiones religiosas, con la cuarentena el ayuno se vuelve forzoso entre los sectores de trabajadores informales y las mayorías populares de Bolivia. Por su parte, los profesionales de la salud que enfrentan al virus en la primera línea denuncian falta de equipamientos adecuados y el bajo nivel de testeos. La Sociedad Científica Boliviana exigió este martes al gobierno la entrega urgente de equipamiento y material de bioseguridad. En promedio, Bolivia realiza 117 pruebas diarias para detectar o confirmar pacientes con el Covid-19. Está en el fondo del índice regional en cuanto a la cantidad de test por millón de habitantes. Según los profesionales de la salud, el anuncio de la llegada de más reactivos que hizo el gobierno de facto es solo una promesa. Rezos, ayunos y promesas, la receta de Áñez para vencer a la pandemia.