El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, recobró el control de la Asamblea Nacional cinco años después de perderlo, luego de que el chavismo se impusiera ayer en unas elecciones legislativas boicoteadas por casi toda la oposición y marcadas por una alta abstención del 69% y críticas de algunos países.
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El Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y sus aliados concentraron el 67,6% de los 5.264.104 votos contabilizados en un primer boletín con 82,35% de los sufragios transmitidos, anunció Indira Alfonzo, presidenta del Consejo Nacional Electoral (CNE).
Alfonzo no precisó, sin embargo, cuántos de los 277 escaños en juego quedarán en manos del llamado Gran Polo Patriótico.
«¡Felices madrugadas de victoria!», celebró Maduro. «Tenemos una nueva Asamblea Nacional, hemos tenido una tremenda y gigantesca victoria», agregó.
«Nuevamente ha ganado la constitución y la paz. Sabemos ganar y perder, y hoy nos tocó ganar una nueva Asamblea Nacional. Hace 5 años reconocí los resultados y la derrota, pensábamos que íbamos a construir canales de diálogo. Hoy, 5 años después, tengo que decir que tenemos una nueva asamblea nacional y hemos obtenido una gigantesca victoria electoral”, sostuvo y agregó: “Aquí estamos ratificados y recontra ratificados por el amor, el voto y la pasión de un pueblo”.
La participación fue uno de los ejes centrales de las elecciones, en las que la abstención alcanzó el 69%. Los principales partidos políticos de oposición, encabezados por el líder Juan Guaidó, habían tildado las legislativas de «fraude» y llamado a la población a quedarse en casa.
En las legislativas de 2015, en las que la oposición rompió 15 años de hegemonía chavista, hubo el 71% de participación y en las de 2010, el 66,45%.La de este domingo es la mayor abstención en este tipo de comicios desde 2004, cuando solo el 25% de los votantes acudieron a las urnas. La oposición, entonces, decidió marginarse en bloque al alegar que no había condiciones.
Muchos centros de votación estuvieron semivacíos a lo largo del día, informó la agencia de noticias AFP.
El uso del tapabocas fue obligatorio, con marcas en el piso para mantener el distanciamiento físico por la pandemia de Covid-19.
La oposición ya había boicoteado las votaciones presidenciales de 2018. Al acusarlo de reelegirse fraudulentamente, la saliente mayoría opositora del Parlamento declaró «usurpador» a Maduro y Guaidó reclamó la presidencia encargada de Venezuela con respaldo de medio centenar de países, Estados Unidos entre ellos.
«Tuvimos paciencia» para «sacarnos de encima a esta Asamblea Nacional nefasta (…), que trajo la plaga de las sanciones», dijo más temprano Maduro tras sufragar en la principal instalación militar de Caracas, Fuerte Tiuna.
«El fraude ha sido consumado. El rechazo mayoritario del pueblo de Venezuela ha sido evidente (…). La mayoría de Venezuela dio la espalda a Maduro y a su fraude», expresó Guaidó, en referencia a la abstención, en un video que divulgó en redes sociales.
Previamente, el jefe de la diplomacia estadounidense, Mike Pompeo, había tachado en Twitter de «farsa» estas elecciones.
Brasil, Canadá, Colombia, Costa Rica y Panamá desconocieron los comicios dominicales. La Unión Europea desestimó que sean «creíbles».
Ya la Organización de los Estados Americanos (OEA) había expresado su rechazo al proceso.
En medio de las señales de rechazo internacional, Maduro encontró voces de apoyo a las legislativas.
«Deseo que la Unión Europea haga una reflexión», dijo el expresidente del gobierno español José Luis Rodríguez Zapatero, que lideró fallidos procesos de diálogo en Venezuela y actuó esta vez como observador electoral. «¿No reconocer es desentenderse? Hay que comprometerse», agregó.
Los expresidentes de Bolivia Evo Morales, de Ecuador Rafael Correa y de Paraguay Fernando Lugo, junto a la exsenadora colombiana Piedad Córdoba, estuvieron entre los invitados por el Gobierno chavista.