Además de la disputa con la prensa crítica y la dramática situación de los asesinatos contra periodistas, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, abrió un nuevo frente de conflicto con el gobierno de los Estados Unidos, al que tildó de «injerencista» por haber pedido mayor responsabilidad frente a los hechos de violencia.
AMLO respondió así a un tuit del secretario de Estado, Antony Blinken, publicado la noche del martes, en que calificó de «preocupante» el alto número de reporteros asesinados en México, cinco en lo que va de este año, y llamó al gobierno mexicano a asumir «mayor responsabilidad y protecciones» para los periodistas mexicanos.
«Pedirle de favor que se informe y que no actúen de manera injerencista porque México no es colonia de Estados Unidos, ni es un protectorado. México es un país libre, independiente y soberano», respondió López Obrador este miércoles en su habitual conferencia matinal inaugurando el primer cruce con ese gobierno, con el que mantiene una relación cordial.
«Creo que (Blinken) está mal informado porque de lo contrario estaría actuando de mala fe», agregó el mandatario, quien sostuvo que su gobierno está atendiendo los crímenes contra comunicadores. «En todos los casos se está actuando, no hay impunidad, no son crímenes de Estado», afirmó López Obrador, acaso intentando despegarse del discurso de un sector de la prensa que acusa al gobierno de las muertes por inacción o negligencia.
El mandatario afirmó posteriormente que ordenó al canciller Marcelo Ebrard enviar a Blinken un reporte «informando de todos los casos» de reporteros asesinados y de las acciones de su gobierno. Consideró asimismo que sus comentarios podrían ser responsabilidad de «sus informantes».
El tuit de Blinken, sin embargo, no es el primer llamado de atención de Estados Unidos ante el incremento de la violencia contra reporteros mexicanos. Hace dos semanas, la embajada estadounidense en México se declaró «consternada» por la situación de los periodistas tras el crimen del reportero Heber López, ocurrido el 10 de febrero en Oaxaca.
Unos 150 periodistas fueron asesinados en México desde 2000, según datos de la organización Reporteros Sin Fronteras (RSF).