En la misma semana que el centrista Benny Gantz le anunció al presidente de Israel Reuven Rivlin ser “incapaz de formar gobierno”, el fiscal general Avichai Mandelblit decidió presentar cargos contra el primer ministro Benjamin Netanyahu por “corrupción, fraude y abuso de confianza”.
Tras la admisión de Gantz, Rivlin le dio tres semanas al Parlamento para formar gobierno, de no poder hacerlo, el país se encaminaría a las terceras elecciones en menos de un año.
¿Se acerca el fin de la era Benjamin Netanyahu? La acusación por corrupción contra el primer ministro en el mismo momento en que los diputados tienen que pronunciarse sobre su próximo jefe de Gobierno podría acelerar el fin de la era del “rey Bibi”. Un primer ministro acusado es algo sin precedentes en la historia desde que Israel se consolidó como estado en 1948.
Corrupción, fraude y abuso de confianza en tres casos diferentes: Netanyahu encara el peor de los escenarios posibles desde que la Justicia empezó a investigarlo.
“Sin tener en cuenta las cuestiones morales y legales, la situación política del primer ministro es dolorosamente clara: sus posibilidades de llegar a los 61 escaños son casi inexistentes, y estas son también sus posibilidades de formar un quinto gobierno”, resume Amit Segal, comentarista conservador en el diario Yediot Aharonot.
“Todo esto tiene como objetivo mi caída”, reaccionó Netanyahu en rueda de prensa en Jerusalén, durante la cual puso en duda la independencia de la Justicia israelí. “Lo que está sucediendo es un intento de golpe de Estado contra el primer ministro”, enfatizó Netanyahu, de 70 años.
Según la ley israelí, Netanyahu puede permanecer como primer ministro a pesar de esta imputación. “Continuaré dirigiendo este país”, aseguró.
Su gran rival, Benny Gantz, quien tras el anuncio del fiscal aseguró que este era “un día muy triste para Israel”, acusó a Netanyahu de “atrincherarse en el poder” y lo instó a “dimitir” para enfocarse en enfrentar los cargos que le imputan.
“No hay golpe en Israel, sino más bien aquellos que se han atrincherado en el poder”, dijo Gantz.
El proceso podría acabar con la carrera política de quien –en el poder desde 2009– más tiempo ha ocupado el cargo de primer ministro.
A partir de principios de esta semana, Netanyahu ya podría sentir los efectos de la acusación, puesto que la ley israelí prohíbe a un ministro seguir en sus funciones si está acusado. Netanyahu, además del puesto de primer ministro, en suspenso hasta la deliberación de los diputados, acumula las carteras de Agricultura, Salud, Asuntos Sociales y de la Diáspora, a las que seguramente tendrá que renunciar.
El viernes por la tarde, el primer ministro se declaró dispuesto a aceptar el fallo de la Justicia, en un video publicado en línea. “Aceptaremos las decisiones del tribunal, que no quepa duda”, declaró Netanyahu, reiterando que “actuaremos conforme al Estado de derecho”. Pero el golpe final se lo podrían asestar en su propio campo, el partido Likud, que tiene que decidir si lo apoya contra viento y marea o si lo abandona para presentar a otro candidato al puesto de primer ministro.
Una astilla del mismo palo
Discreto pero influyente, el fiscal general israelí Avichai Mandelblit, un excolaborador de Benjamin Netanyahu, entró en la historia del país por inculpar a un primer ministro en el cargo, algo que nunca había sucedido hasta ahora.
Sin embargo este hombre de 56 años de cara redonda y kipá negra, con una barba áspera y gris, no tenía ninguna intención de pasar a la historia. “Tomo esta decisión con el corazón dolido pero sin vacilar”, indicó ante las cámaras de televisión antes de leer los principales puntos de acusación por corrupción, malversación y abusos de confianza en diferentes casos.
Avichai Mandelblit fue nombrado fiscal general en Israel en 2016 por Netanyahu pero hoy podría precipitar su caída.
Desde que ocupa este puesto estratégico recibió críticas de la derecha por sus investigaciones contra soldados israelíes sospechosos de malversación o violencia contra los palestinos durante una operación militar en 2008 en la Franja de Gaza.
Avichaï Mandelblit fue nombrado hace tres años por Benjamin Netanyahu como consejero jurídico del gobierno, el equivalente en Israel del puesto de fiscal general, una función sensible.
Su tarea consiste a la vez en defender jurídicamente la posición del gobierno pero al mismo tiempo, desde 2017, se enfrentaba a un gran dilema sobre si tenía que inculpar a su jefe.
Criticado por la izquierda, que quería que inculpara a Netanyahu, y por la derecha, que le reprochaba querer perseguir al jefe del gobierno, Mandelblit se encuentra entre la espada y la pared. Lo que ahora está claro para todo el mundo es que este jurista sin carisma particular se ha convertido en uno de los hombres más influyentes de Israel, capaz de decidir el destino del primer ministro más longevo de la historia del país.