Se acerca un momento clave en la historia de EE UU: puede decirse que no se juega sólo el triunfo Demócrata o Republicano, si no el futuro de la democracia. Estas elecciones definirán el rumbo a seguir en los próximos años y no hablo de las candidaturas de Biden o Trump, sino de las fuerzas e intereses que se juegan alrededor de ellos. La mayoría de los demócratas votarán contra el candidato republicano, no sólo a favor de Biden. Lamentablemente el establishment de este partido no escuchó a las mayorías de jóvenes, trabajadores, latinos y afroamericanos que pedían una renovación, un cambio profundo que sólo encarnaba el senador Bernie Sanders. Lo observamos a través de los miles que salieron este año a protestar por el asesinato del afroamericano George Floyd a manos de la policía. Esas multitudes también clamaban por mejoras en salud, el derecho a la vivienda y la abolición de la deuda estudiantil que ahoga la vida de millones de jóvenes. Concretamente tener una vida digna. ¿Encarna Biden este cambio? Por supuesto que no. Pero cuenta dentro de su partido al ala llamada socialista liderada por Sanders y la Representante Alexandria Ocasio-Cortez, quienes les recordarán por qué miles de sus votantes optaron por esa fórmula y no por los republicanos.
Enfrente está el Partido Republicano. Trump llegó a la presidencia “para limpiar la Casa Blanca” y terminar con el establishment político; sin embargo, no sólo no logró esa promesa sino que empeoró la situación de trabajadores, estudiantes y minorías. Poco después de asumir, los propios votantes republicanos cayeron en cuenta que su candidato se unía y representaba a los más poderosos intereses corporativos.
En medio del empobrecimiento de la clase media y trabajadora, nos embate desde marzo una pandemia que ha cobrado la vida de 225 mil estadounidenses, sin que el presidente Trump tomara las medidas necesarias para salvar la vida de muchos de sus compatriotas. Dichas medidas han sido sugeridas por el equipo científico dirigido por el doctor Anthony Fauci, quien a su vez reportó que se le pudo haber salvado la vida de 500 mil personas si se hubieran tomado esas recomendaciones. Lamentablemente, Trump no sólo no se ocupó de la salud de la población si no que, con sus consignas racistas y divisorias, solo consiguió polarizar al pueblo como nunca antes había sucedido. Recordemos su primer discurso contra los inmigrantes mexicanos a quienes acusó de violadores. Tiempo después, incluiría en este paquete de odio a musulmanes, afroamericanos, rusos, chinos, venezolanos, así como abandonaría a las Organizaciones y Tratados Internacionales como la OMS y el Acuerdo de París, entre otros, quizás para mostrarle a sus votantes que cumplía con su famosa consigna electoral: América Primero. Lo que no explicó el presidente es a cuál América se refería: seguramente no a la de las minorías. Queda muy claro que hacía referencia a la América de las grandes corporaciones como Facebook, Tesla, Amazon, quienes ganaron 700 mil millones de dólares en seis meses, mientras miles de personas hacían filas gigantes para obtener una bolsa de comida en muchas ciudades del país.
Estas elecciones son importantes y así lo sienten los más de 70 millones de estadounidenses que ya están acudiendo a los Centros Electorales. EE UU tiene una política electoral diferente, donde la gente puede votar por correo o en forma personal antes del día de las elecciones generales. Este 2020 marca que algo distinto está pasando, no sólo por la cantidad abrumadora de votantes en todo el país, sino porque a pesar que tienen que esperar horas para sufragar, demuestran su entusiasmo. En Nueva York a lo largo de los 88 Centros Electorales, se realizan elecciones tempranas por primera vez y en lugares emblemáticos como el Madison Square Garden y Barclays Brooklyn Center, donde miles concurren a depositar su voto, expresan sus deseos de cambio con tambores, música, bailes y con la esperanza de que algún día, América será primero para ellos. «