Por lo menos 47 personas murieron y otras 150 resultaron heridas en una explosión en el interior de una mezquita dentro del cuartel general de la policía en la ciudad de Peshawar, cerca de la frontera con Afganistán, ocurrida a la hora de las oraciones.
Parte del techo de la mezquita y de las murallas quedaron destruidas y de los escombros salían sobrevivientes ensangrentados, reportó un cronista de la agencia de noticias AFP.
El cuartel general de la policía de Peshawar es una de las zonas mejor vigiladas de la ciudad y también alberga las sedes de las diferentes agencias de inteligencia.
Según la policía, la explosión se produjo en la segunda fila de los fieles que estaban rezando. Al lugar fueron movilizados equipos de desminado por los temores de que se haya tratado de un atentado suicida.
Shahid Ali, un policía de 47 años que sobrevivió a la explosión, relató que la detonación se produjo unos segundos después de que el imán comenzara la plegaria. «Vi una humareda negra subir al cielo. Salí corriendo para salvarme», relató. «Todavía escucho en mi cabeza los gritos de la gente. Gritaban pidiendo ayuda».
En el lugar hay una vasta operación de rescate en marcha, lanzada por los bomberos con la ayuda de maquinaria para despejar los escombros. «Hay muchos policías enterrados bajo los escombros», dijo el comandante de la policía de Peshawar, Muhammad Ijaz Khan, que estimó que habitualmente entre 300 y 400 oficiales asisten a la plegaria.
«Es una situación de emergencia», dijo Muhammad Asim Khan, un vocero del principal hospital de Peshawar, señalando que hay un balance de 47 muertos.
Tras el ataque las autoridades paquistaníes decretaron alerta máxima en todo el país. En Islamabad se colocaron francotiradores para proteger algunos edificios y en los puntos de acceso.
El incidente se produjo el mismo día en que estaba programada una visita a Islamabad del presidente de los Emiratos Árabes Unidos, Mohamed ben Zayed Al Nahyan. El desplazamiento fue anulado a última hora este lunes, oficialmente debido a las lluvias.
Para mañana está prevista la visita de una delegación del Fondo Monetario Internacional (FMI) para negociar un desbloqueo de un préstamo para evitar que el país caiga en una moratoria.
En marzo de 2022, un ataque suicida contra una mezquita de la minoría chiita en Peshawar reivindicado por EI-K (la rama local del grupo yihadista Estado Islámico), dejó 64 muertos. Este atentado fue el peor sufrido por Pakistán desde 2018.
Peshawar, a unos 50 kilómetros de la frontera con Afganistán, fue golpeado por atentados casi a diario en la primera mitad de los años 2010, pero la seguridad mejoró en los últimos años. Sin embargo, en los últimos meses la ciudad ha sufrido ataques, sobre todo contra las fuerzas de seguridad.
El país en general enfrenta en los últimos meses un deterioro de la situación de seguridad, en particular desde que los talibanes recuperaron el poder en Afganistán en agosto de 2021.
Tras varios años de una calma relativa, volvieron a producirse atentados de la rama paquistaní de los talibanes, Tehreek-e-Taliban Pakistan (TTP), del EI-K y de grupos separatistas baluches. Pakistán reclama a los talibanes que dejan que estos grupos utilicen su territorio para planificar los ataques, algo que las autoridades de Kabul niegan.
Los talibanes de Pakistán es un movimiento separado del de los dirigentes afganos, pero tiene raíces comunes. Es grupo ha reivindicado varios ataques en los últimos meses, pero una de sus peores atrocidades que marcó a la opinión pública en Pakistán, fue la masacre de 150 personas en una escuela en Peshawar en diciembre de 2014.