“La mayoría de los cubanos apoyan a Castro… el único modo previsible de restarle apoyo interno es mediante el desencanto y la insatisfacción que surjan del malestar económico y las dificultades materiales… hay que emplear rápidamente todos los medios posibles para debilitar la vida económica de Cuba… una línea de acción que, siendo lo más habilidosa y discreta posible, logre los mayores avances en la privación a Cuba de dinero y suministros, para reducir sus recursos financieros y los salarios reales, provocar hambre, desesperación y el derrocamiento del Gobierno.”
El seis de abril de 1960 Lester D. Mallory, Vicesecretario de Estado Asistente para los Asuntos Interamericanos.
1) Nos encontramos frente a un nuevo escenario político: hay quienes piensan que estamos asistiendo a la implementación de un «Plan Cóndor II». No es coincidencia la similitud en los métodos empleados por los Estados Unidos en países como Haití, Nicaragua, Venezuela, Bolivia y Cuba. Entre otras cosas, lo que surge en el siglo XXI es una reconfiguración de las estrategias y armas utilizadas en el campo de la política. En este escenario, al igual que en el siglo XX, organismos como la OEA juegan un rol de carácter instrumental a dichos fines.
2) Hace alrededor de 9 días explotó en las redes sociales el hashtag #SOSCuba, bregando por “ayuda humanitaria” al país.
El domingo 11 de julio se produjeron protestas en diez locaciones de la Isla, que contaron con una participación total de algunos centenares de personas, incluido el municipio San Antonio de los Baños en la Provincia Artemisa, donde el presidente Miguel Díaz-Canel se hizo presente a efectos de escuchar los reclamos de los manifestantes, demostrando no solo fortaleza y legitimidad sino también receptividad ante lo que pudiera haber de legítimo en las protestas.
Finalmente, el lunes 12 se produjeron disturbios con hechos de violencia en el barrio La Güinera del municipio suburbano “Arroyo Naranjo”, en La Habana.
Desde entonces, y hasta ahora, las únicas manifestaciones que se agregaron fueron de apoyo a la Revolución; es decir que las protestas antigubernamentales se revelaron tan focalizadas y coordinadas como exiguas, habiéndose consumido en escasas 48 horas.
Sin embargo, pareciera razonable suponer que cualquier persona sin tiempo para ahondar en todo este asunto podría terminar concluyendo que Cuba está inmersa en una revuelta social incesante, y que la caída de su gobierno resulta inminente. Lo cual, de hecho, no podría ser más falso.
3) Cabe aclarar que una narrativa como la antes descripta no se asume como la más probable de manera arbitraria o malintencionada. Por el contrario, si resulta la opción “natural” o predominante, ello se debe al efecto generado por las agencias dedicadas a fabricar escenarios contrarrevolucionarios a través de las múltiples plataformas mediáticas y digitales, que cuentan con un ejército de bots y trolls capaces de magnificar los hechos efectivamente ocurridos hasta lograr sembrar desconcierto en la opinión pública mundial. Tal como analizó Julián Macías Tovar al investigar más de dos millones de tweets que usaron el hashtag #SOSCuba, que comenzó pidiendo “ayuda humanitaria” con la participación de algunos artistas, pero fundamentalmente con el impulso de bots y miles de cuentas recién creadas a propósito del incremento de muertes por COVID; que a la postre derivó en las citadas movilizaciones en las calles cubanas.
Es más, hemos visto imágenes de movilizaciones de 2011 en Egipto, Cataluña o los festejos en el Obelisco de Buenos Aires por la obtención de la Copa América, falsificadas como eventos de protestas antigubernamentales en Cuba.
Esta matriz de operaciones fue desplegada durante las llamadas Revoluciones de Colores, en la Primavera Árabe y las guerras híbridas contra el gobierno de Venezuela; como así también en Nicaragua, Bolivia y otros países que deciden no subordinarse ante Washington.
4) Las causas de las protestas obedecen a múltiples factores, pero la variable determinante resulta el bloqueo económico decretado en 1962 por el presidente demócrata John F. Kennedy en el marco de la “Ley de Comercio con el Enemigo” del 6 de octubre de 1917.
Este entramado legal incluye otras leyes y regulaciones administrativas, como la Ley para la Asistencia Exterior (1961), la Ley para la Administración de las Exportaciones (1979), la Ley Torricelli (1992) y la Ley Helms-Burton (1996).
Donald Trump profundizó el boicot económico, financiero y comercial con 243 nuevas medidas que intensificaron el torniquete sobre la mayor de las Antillas, medidas que la administración de Joe Biden mantiene vigentes a la fecha.
5) Mencionaremos solo algunas, a modo ilustrativo:
Añadir a Cuba en la Lista de Estados Patrocinadores del Terrorismo y en la lista de Adversarios Extranjeros del Departamento de Comercio (enero 2021).
Limitar el monto de las remesas a USD 1.000 trimestrales, suspender las remesas no familiares y prohibir los envíos desde terceros países a través de Western Union.
Imposibilitar el envío de remesas mediante las empresas Fincimex.
Disponer que AIS elimine los principales canales formales para efectuar los envíos, siendo que dicho mecanismo de envío de divisas a Cuba por parte de familiares o terceros en el exterior (aproximadamente 1 millón de personas), constituye, junto con el turismo y la exportación de servicios médicos y profesionales, una de las tres fuentes de ingreso de divisas al país. Lo cual resulta indispensable, a su vez. para importar las medicinas y alimentos necesarios que Cuba no produce.
Permitir demandas en los tribunales estadounidenses al amparo del Título III de la Ley Helms-Burton que ha tenido un impacto indiscutible en las perspectivas de atracción de inversión extranjera, porque constituye un desincentivo que se suma a las trabas ya existentes debido al marco regulatorio del bloqueo. Hasta el momento suman 28 los procesos legales iniciados en cortes de los EE.UU.
Restablecer para Cuba la medida que impide la importación de productos de cualquier país que contengan más de un 10% de componentes estadounidenses.
Prohibir la importación de equipamiento médico de ventilación pulmonar en el marco de la pandemia de la COVID-19. Se aplicaron sanciones a las empresas navieras que garantizaban la llegada de insumos médicos al país (Medicuba, la entidad exportadora e importadora del Ministerio de Salud Pública, dio a conocer que fue notificada por los fabricantes IMT Medical AG y Acutronic, que pasaron a ser propiedad de la empresa estadounidense Vyaire Medical Inc., con sede en Illinois).
6) Al bloqueo económico hay que agregarle las restricciones al turismo producto de la pandemia que desplomaron un 10% el PIB cubano.
Desde abril de 2019 hasta diciembre de 2020, el bloqueo produjo daños por 9.157 millones de dólares, medido a precios corrientes. El PIB de Cuba fue de USD 100 mil millones en 2018.
7) A su vez, el gobierno de Miguel Díaz-Canel puso en marcha la reunificación monetaria. Lo cual provocó distorsiones en la economía que, sumado a la falta de divisas y a las restricciones comerciales mencionadas, empujó al desabastecimiento de productos básicos.
A todo lo antes expuesto debemos agregar la presión sobre el sistema hospitalario, debido al ingreso de la variante Delta y los cortes programados en el suministro eléctrico. Esto último debido a que los envíos de buques petroleros desde Venezuela -fundamentales para la producción de energía- se han visto disminuidos debido a la presión que ejerce Washington sobre las aseguradoras y las empresas navieras.
8) Otro factor a tener en cuenta es la transición dentro de la Revolución donde la máxima autoridad del Gobierno y del Partido Comunista Cubano ya no la detenta un miembro de la “Generación Histórica” sino un cuadro (Miguel Díaz Canel) de las nuevas generaciones, posteriores al triunfo de la Revolución.
La transición hacia la generación de relevo supone, para algunos sectores del Departamento de Estado, una oportunidad atractiva para provocar una crisis de legitimidad que socave la continuidad del proceso abierto en 1959.
9) También hay que considerar la existencia de una camada de jóvenes con nuevas demandas con limitaciones objetivas para poder satisfacerlas.
Todos estos factores confluyeron en las recientes protestas.
10) Tras un año y medio de pandemia, el país mantiene un 2,2% (250.000 casos) de contagiados por Covid-19, es decir, un 97,8% de la población nacional no tuvo contacto con el virus. A su vez, un 26,9% de la población cubana se encuentra vacunada con, al menos, una dosis. Cuba tiene una de las tasas más bajas de letalidad por el Covid-19 a nivel global, siendo de un 0,64% actualmente.
11) También es importante señalar que Cuba presentó bajo estas circunstancias prohibitivas cinco candidatos vacunales contra el Sars Cov 2, siendo la vacuna Soberana y la Abdala de las más efectivas debido a su alto nivel de inmunización y las únicas de producción Latinoamericana hasta el momento.
Cuba tiene planificado vacunar al total de su población antes de fin de año.
En este contexto extremadamente dificultoso, Cuba envió 57 brigadas especializadas del “Contingente Internacional Henry Reeve” a 40 países o territorios, quienes se sumaron a los más de 28 mil profesionales de la salud que ya en ese momento servían a 59 naciones.
12) A modo de conclusión: la Revolución Cubana atravesó en sus más de 60 años de vida amenazas y acechanzas más complejas que los episodios ocurridos el domingo y lunes pasados.
Uno de los objetivos de quienes estimularon y magnificaron las protestas es mostrar debilidad en el proceso revolucionario y minar la legitimidad del nuevo presidente Diaz Canel.
13) Siguiendo una tradición histórica que lleva casi treinta años, este año la ONU nuevamente se posicionó a favor de finalizar el bloqueo estadounidense contra Cuba. Con 184 votos a favor, sólo dos países votaron en contra: Israel y EEUU.
Lo efímero de las protestas y su dilución no se circunscribe al comportamiento de las fuerzas de seguridad, éste es un argumento simplista, ningún régimen político se sostiene sobre la base de la coerción.
Este argumento parte de un alto nivel de subestimación al pueblo cubano.
Sin consenso ni legitimidad no hay mecanismos coercitivos que puedan sostener un gobierno.
Cuba tiene un pueblo instruido, culto, formado en valores humanistas, patrióticos y solidarios. Quien subestime al pueblo cubano, a una generación de dirigentes y a cientos de miles de militantes formados por Fidel construirá un diagnóstico desacertado
14) Ahora bien, tal vez esta coyuntura pueda ser una buena oportunidad no solo para desarmar operaciones contra la Revolución sino también para abordar problemas irresueltos que la sociedad cubana viene demandando y que no son -en su gran mayoría- volver a ser el «Burdel de EE.UU.», sino mejorar su vida cotidiana.
Tal vez sea una oportunidad inmejorable para Díaz Canel y la nueva guardia: construir la legitimidad popular necesaria para continuar la obra de aquellos que bajaron de Sierra Maestra para cambiar definitivamente el curso de la Historia.