Hace 12 años se producía un acontecimiento histórico, encabezado por Néstor Kirchner: un grupo reducido de presidentes rechazaban la posibilidad de firmar un tratado para toda América que preveía, no solamente comercial libremente (lo que ya por si solo hubiera sido muy negativo) sino una serie de imposiciones para nuestros países, de parte de los EEUU y los grandes grupos económicos, sumamente negativas.
Aquella decisión impulsó una serie de victorias de partidos populares y de izquierda en Bolivia, Paraguay, Ecuador, Nicaragua, El Salvador, entre otros. Se produjo el ingreso de Venezuela al MERCOSUR, y este creció en lo político, social y cultural. Se creó la UNASUR, por primera en su historia confluían los países de Sudamérica. Y se fundó la CELAC, que es, ni más ni menos, que la OEA sin Canadá y EEUU sumándose Cuba.
EEUU comenzó a planificar, inmediatamente una contraofensiva, para revertir aquella «irregularidad » en su patio trasero. Su plan constaba, esencialmente, de 4 puntos, que se retroalimentan: Proponer un modelo de integración alternativa como fue la Alianza del Pacífico, Desmembrar el MERCOSUR, hostigar a los tres pilares del proceso popular, Argentina, Brasil y Venezuela, y crear una nueva derecha, que suplantara a la tradicional, que ya no podía enfrentar con éxito a la fuerza y la articulación alcanzada por expresiones políticas, que, tomando lo mejor de la historia de nuestros pueblos, conduccían mayorías con formaciones novedosas y eficientes.
Como parte de ese plan, el gobierno de Macri ha tomado una serie de decisiones frenéticas para imponer el libre comercio como la expresión externa de su política doméstica. Argentina será anfitriona en el encuentro de la OMC en diciembre de este año, presidirá el G20 durante el 2018, solicitó el ingreso de nuestro país a la OCDE, cuestión de suma gravedad, ya que las condiciones que se imponen a los integrantes son gravosas para los países con menos desarrollo y con consecuencias duras si, en el futuro, se pretendiera abandonarla. Es el principal impulsor de un acuerdo que se evidencia como desventajoso para nosotros, como es el de MERCOSUR-Unión Europea y acaba de firmar, en el más profundo secretismo, un acuerdo de libre comercio con Chile, intentando un cambio drástico para nuestro país y con consecuencias nefastas para nuestra industrias y nuestro pueblo
Gran parte del objetivo de revertir lo que lograron Néstor Kirchner, Chávez y Lula, en aquel 5 de noviembre del 2005 se cumplió. La derecha gobierna en Argentina, derrocaron a Dilma Rousseff, lograron la separación de Venezuela de MERCOSUR. Sin embargo, al no dar resultado el intento de destitución de Nicolás Maduro, en Venezuela se está elaborando una nueva constitución con representantes votados por el pueblo, el oficialismo ganó las elecciones a gobernadores y logró las paz en las calles. En Bolivia, Evo Morales continúa con su liderazgo, en Nicaragua y El Salvador se mantienen gobiernos de izquierda, el Frente Amplio sigue gobernando en Uruguay. Y, fundamentalmente, los pueblos resisten la aplicación de medidas neoliberales, que pretenden hacer retroceder los derechos adquiridos en los últimos años. Es decir, América Latina está en disputa. Y el resultado de esa puja todavía nadie puede garantizarlo.
Por supuesto que para ese logro, habrá que considerar los errores, insuficiencias y falta de decisiones para tomar algunas medidas de los gobiernos populares que, muchas veces, para congraciarse con el enemigo hizo concesiones que, por supuesto, no tuvieron ninguna contraprestación. En fin, parece probarse la teoría que si falta consecuencia con los planteos, los que no te quieren nunca lo harán, y los que te quieren pueden dejar de hacerlo
Macri, ante el desprestigio de Brasil y la nula representatividad de Michel Temer, pretende transformarse en un líder regional, con el libre comercio como estandarte. Norteamérica, los grupos económicos multinacionales, el FMI, los financistas especulativos lo alientan. Fiel a su concepción, y a su clase, lo intenta en complicidad con las elites nacionales y los integrantes del imperio de turno, y en desmedro de nuestro pueblo.