El diputado nacional de ultraderecha Javier Milei experimenta este final de campaña con un escenario totalmente distinto al que tenía hace tres meses. Este sábado cerró en Mendoza una «gira federal» que recorrió Rosario, Santa Fe, Paraná, Córdoba, Mar del Plata y Buenos Aires. En su entorno siguen sin hablar de un escenario de tres tercios sino de cuatro cuartos: uno para Unión por la Patria, otro para Juntos por el Cambio, un tercero que votaría a La Libertad Avanza y otro de indecisos.

Milei cree que puede traccionar a su favor en ese universo porque es una porción que está enojada y «tiene bronca contra el sistema», definen cerca del precandidato presidencial.

La incógnita sin respuesta es la participación que tendrán las PASO del 13 de agosto porque en la medida que disminuya la presencia en el cuarto oscuro podrían reducirse las chances de la ultraderecha para sumar apoyos, especialmente entre aquellos que no decidieron aún y podrían faltar.

El mapa de campaña de Milei revela la naturaleza porteña de su candidatura: después del road show por siete provincias estará este lunes en el Movistar Arena de Villa Crespo para cerrar esta etapa. Luego seguirán las recorridas y el jueves el precandidato a jefe de Gobierno porteño, Ramiro Marra, hará lo propio, pero con una transmisión vía streaming de 12 horas.

La reelectura del escenario y los pronósticos suman otro componente inesperado. La pelea de Milei con su exaliada Patricia Bullrich. Esa tensión crece. Se ventila cada vez con más fuerza y tiene dos niveles de disputa. Cerca del economista evalúan que «entre ambos hay una disputa del voto blando de cada uno». Es decir que se estarían peleando por los indecisos del electorado que optaría por Bullrich o Milei. La otra escena de la disputa es la personal. «Más allá de lo estratégico hay una decepción de Milei con Bullrich», cuentan en LLA.

El precandidato está convencido de que «ella y su sector orquestaron parte de los ataques posteriores» al fracaso de las negociaciones para avanzar juntos. El más conocido es el mal momento que pasó el pasado 18 de julio en el acto de conmemoración del atentado contra la AMIA, donde un grupo de familiares de las víctimas lo increpó por haber votado en contra de declarar esa fecha como duelo nacional. Milei jugó otra interpretación, pero lo que más les afecta son las acusaciones de «nazi» y «antisemita».

La incomodidad se incrementó esta semana cuando el precandidato Federico Andahazi utilizó su omniprescencia en el canal La Nación + para acusar al economista y su partido de » nazis». Se refirió a José César Ruiz Andrioli, que fue precandidato a senador por Río Negro, en la lista que lideró el intendente de Campo Grande, Ariel Rivero, como aspirante a gobernar provincial. Andrioli es reconocido en la provincia porque sostuvo que es «Highlander» y nació hace 400 años. Andahazi recordó que también se fotografió con simbología nazi.

En LLA apuntaron a Bullrich en un comunicado. «Queremos aclarar que ese señor ni es candidato a senador nacional ni a ningún otro cargo en nuestro espacio. Ni la provincia de Río Negro elige senadores nacionales en este ciclo electoral», indicaron.

Lo cierto es que Andrioli había impulsado una candidatura en ese sentido y para despegarse en LLA indicaron que «la imagen utilizada del señor es un recorte de un video donde está criticando al nazismo». También aseguraron que la foto con Milei «fue adulterada para ocultar que llevaba una estrella de David en la remera».

«Lo que el candidato de la lista de Bullrich hizo es un delito penal, además de la banalización del Holocausto», se victimizaron en LLA, y agregaron que es «el mismo espacio responsable de plantar un escrache a Milei en manos de una persona que se hacía pasar por una militante desilusionada de nuestro espacio cuando era en realidad la quinta candidata a concejal de la señora Bullrich» en Tigre.

No es el primer problema que tuvo Milei en ese distrito y la precandidata señalada había estado en LLA antes de pasarse al PRO.

Es la segunda tormenta que afronta Milei al respecto y se ve obligado a ofrecer declaraciones. La primera fueron las acusaciones por venta de cargos en distintos distritos que también impactaron duro en la confianza del precandidato de ultraderecha. Milei esperaba embates, pero no de parte de su mejor interlocutora dentro del PRO por fuera de Mauricio Macri. El problema va más allá de las implicancias personales. Son las consecuencias electorales para Milei y Bullrich a partir del 14 de agosto, cuando ambos afronten el veredicto de las urnas.

Milei sabe que saldrá de esa contienda como candidato. Bullrich deberá esperar hasta el domingo que viene, pero con la relación rota entre ambos, la hipotética articulación post PASO ha quedado en crisis por una pelea cargada de desconfianzas personales y pases de factura. En la relación con el PRO sólo ha quedado en pie el vínculo de Milei con Macri, que sigue evolucionando en silencio, al menos por ahora.