Sergio Massa está enfocado en “dejar el pasado atrás y mirar para adelante”, así lo dice en cada acto de gestión, ahora convertidos ya en actos de campaña. No sólo es dejar atrás al macrismo con el que intenta polarizar, sino también la gestión económica del mismo gobierno al que pertenece. Sin embargo, hay algo que lo ata al pasado: el acuerdo con el FMI. En su entorno repiten que la demora se debe a que el equipo que está en Washington, bajo las órdenes de Massa, no cede a las exigencias de devaluación. “Es con la gente adentro”, repiten.
Si bien las fuentes oficiales aclaran que la discusión con el staff del Fondo se volvió técnica, saben que en realidad es bien política. No es sólo que desde el organismo no quieren que se usen los DEGs para contener el tipo de cambio sino que se discute el tamaño del ajuste y la forma de la devaluación. Algunos dicen que el Fondo pide un déficit no menor a 1,5% del PBI, que desde Argentina quieren estirar hasta el 1,9%.
“Las negociaciones están en progreso desde que llegó el equipo a Washington, en dos ejes: cuidado de las reservas y equilibrio fiscal”, sostienen, y aseguran que son debates técnicos para darle una salida a la discusión que, remarcan, “no está trabada”. Por lo pronto, la presencia del ministro en los Estados Unidos no se hace necesaria por el momento. “No se hace imprescindible que viaje para la firma. El ministro decidirá, pero hasta el momento, todo lo que tiene que hacer lo puede hacer desde acá. Para eso está la comitiva allá”.
El retraso del acuerdo se metió de lleno en la campaña y las condiciones que queden plasmadas diseñarán la política económica en un eventual gobierno presidencial de Sergio Massa. En ese contexto, su compañero de fórmula y candidato a vicepresidente Agustín Rossi sostuvo este sábado que “si está demorándose el acuerdo es producto de que nuestros negociadores no van al almacén con el manual del almacenero. Van a defender los intereses del conjunto de los argentinos”. “Estamos haciendo todos los esfuerzos para evitar una devaluación brusca porque es malo para nuestro país, no va a suceder”, dijo Rossi con intención de llevar tranquilidad.
Según explican, las dos partes apuntan a lo mismo: robustecer las reservas. “La diferencia está en los instrumentos que se presentan de un lado y del otro”, sintetizan en el equipo económico y aclaran que lo principal es cuidar la canasta básica, “siempre teniendo en cuenta el aspecto social”.
Por lo pronto, este fin de semana seguía sobre la mesa de debate la posibilidad de implementar un dólar agro, “un tipo de cambio más tentador”, que está pronto a salir por decreto. “Tiene repercusión en las reservas y en la recaudación”, explicaron.
En ese marco, Massa mide sus movimientos como un equilibrista entre su rol de candidato y de ministro. Cultiva un perfil industrialista, que esta semana se expresó en el encuentro con pymes y la visita al parque industrial de Florencio Varela, al sur del conurbano, lugar emblemático de la desertificación pyme que produjo el macrismo. “Sergio siempre dice que hay que cerrar el acuerdo con la gente adentro”, cuenta una fuente, y remite al slogan nestorista. También destacan el elogio que le brindó el gobernador Axel Kicillof el viernes en un parque industrial en Florencio Varela, cuando dijo que el ministro “está dando todo en la negociación, día y noche”.
En estas semanas, Massa se enfrenta con el dilema no sólo de contrastar con el macrismo sino también de desidentificarse del halo albertista del gobierno. Desde el massismo evalúan que hay un voto peronista desencantado que no fue a votar en las PASO de 2021 y que se está quedando en sus casas en las elecciones provinciales. Por eso apelan a identificarse con ese enojo de la base electoral propia. «Sabemos que cometimos errores, que hay gente que esperaba más y más rápido de nosotros”, decía Massa este viernes en Florencio Varela.
Desde su equipo explican que es importante dar cuenta de que “lo que viene va a ser distinto a lo que se fue, la impronta del gobierno va a ser distinta porque los protagonistas son distintos». Señalan que el “dejar atrás” no sólo remite al macrismo con el que pretende contrastar, en particular con la actividad económica que muestra indicadores que siguen entusiasmando al equipo económico.
Desde algunos sectores kirchneristas evalúan la performance del ministro candidato como positiva ya que explican que el hecho de que esté en riesgo su futuro electoral promueve a Massa a llevar adelante una negociación que no devenga en inflación ni en devaluación, ya que cualquiera de las dos cosas apareja un riesgo electoral. “Él no puede producir otra cosa que no sean buenas noticias”, sintetizan. Habrá que ver si lo logra.