Por prepotencia del trabajo, hoy saludamos a todas las plazas, a todos los actos populares, a todas las emprendedoras, a todos los delegados, a todas las cooperativas, a todos los tercerizados, a todas las bases, a todos los madrugadores, a todas las oprimidas y a todos los explotados, pero especialmente, muy especialmente, este 1° de Mayo abrazamos a esa porción distante del pueblo laburante que nos critica, que nos prejuzga, que nos desprecia.
¿Saben qué les haríamos hoy a ustedes? Un mate, les haríamos. ¿Y si no les gusta, saben qué? Otro mate les haríamos. A ustedes, sí, los desocupados que nos dicen vagos, ñoquis, choriplaneros, parásitos, pirañas.
A ustedes, sí, las precarizadas que nos dicen paraguas, bolitas, perucas, sudacas, ilegales. A ustedes, sí, los asalariados que nos dicen peronchos, troskos, zurditos, clientes, punteros. A ustedes, sí, camaradas y compañeros de clase, distanciados, alienados o enfrentados tantas veces por nuestros propios amos, con la complicidad de sus televisores.
No perdamos más tiempo en pelotudeces.
¡Y construyamos la unidad de los trabajadores!