Tras votar Jardín de Infantes 916 de Caseros, en Tres de Febrero, Victoria Villarruel arrancó rompiendo la veda: “Se juegan dos ideas, la continuidad de un sistema que nos ha llevado a la pobreza y se juega un cambio que pretende libertad, progreso y que el pueblo argentino pueda ser digno a través de su propio trabajo”.
Luego respondió acerca de las protestas de familiares de detenidos desaparecidos alrededor del jardín: “Hoy es el día de la democracia, cualquier otro reclamo está fuera de lugar, y lamento que este momento que debiera ser de tranquilidad para los vecinos termine teniendo la visión política de un sector minoritario de la sociedad”.
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Respecto de la jornada de votación, afirmó: “Hay las situaciones que ocurren en todas las elecciones, tenemos una grandísima cantidad de fiscales, el pueblo se anotó para fiscalizar y están en todo el país vigilando la voluntad de todos”.
Acerca de por qué llevaron menos boletas a las mesas: “Entregamos menos para garantizar que estén todas las boletas, a diferencia de la casta política nosotros respetamos la democracia, implica que todas las opciones estén representadas”.
Y volvió sobre las protestas que incluyeron carteles por la memoria y los 30 mil desaparecidos: “Les preocupa a ellos que los demás no nos podamos expresar. Es la primera vez que la hija de un militar llega a ser vicepresidente, no sé qué les puede molestar cuando ellos han tenido hijos de terroristas en cargos de gobierno, a los que les molesta que llegue la libertad de expresión, a los que les molesta que la democracia implique incluirnos a todos, es a los violentos. Y en el medio de un jardín de infantes hacer pintadas de los 30.000 es como ir a un cementerio y pintar al Oso Barney, más desubicados no pueden estar”.
Ese jardín antes era una casa donde secuestraron a Alicia Amaya el 3 de junio de 1978. Era estudiante de Servicio Social, tenía 21 años. Su hermano, contó que la secuestraron por repartir volantes en contra de la última dictadura cívico–militar.