Fueron cinco denuncias, advertencias entre las amigas, amenazas y la tremenda certeza: “si me encuentra me mata”. Así le dijo Guadalupe Curral a su amiga Lucía, también víctima de violencia de género. El recorrido de miedo y desesperación de Guadalupe fue el mismo que hicieron muchísimas mujeres que hoy forman parte de esa escalofriante lista de víctimas de femicidio.

“Hay una oficina de violencia pero la Justicia está divida, entonces la oficina tiene un techo y el máximo de prisión que puede poner es de cinco días. No interviene la justicia penal. Las oficinas están pero no trabajan juntas y eso es un problema”, dice Zulema Aguirre, militante feminista e integrante de Las Wakoldas, el colectivo del barrio Frente Darío Santillán, en Villa La Angostura”.

Además de la oficina de violencia, en el lugar hay un Consejo de la Mujer y una casa refugio para las víctimas de la violencia machista. Todo se logró gracias a la lucha de las mujeres que estaban organizadas en los barrios. Antes del refugio eran ellas las que alojaban en sus casas a las mujeres violentadas. “Nosotras no teníamos recursos para dar respuestas, pero las alojábamos hasta donde podíamos”, destaca. “Estamos en riesgo con los femicidas y también lo estamos con los policías, porque cuando hacemos estas denuncias somos señaladas, somos filmadas y somos fotografiadas por ellos”, agrega Zulema.

Guadalupe Curral fue perseguida en pleno centro por su femicida ante la mirada de varios peatones que quedaron sin reacción. Su expareja la asesinó delante de un montón de personas, y a pesar de que existía ya una perimetral, no hubo un oficial de la fuerza de seguridad que lo detuviera. “Tenemos que entender cómo funciona la sociedad y cómo los gobiernos maquillan a Villa La Angostura como algo tranquilo, por el turismo, entonces no vas a ver en esta época policías en el centro del pueblo, en los barrios sí andan”, cuenta

“A las mujeres empobrecidas nos matan en la calle, nos tiran en un basural, las mujeres ricas mueren dentro de un departamento o una casaquinta, pero la violencia nos atraviesa a todas y todos porque hay un sistema que es violento y genera violencia”, expresa Aguirre.

El dolor cerca

Esta semana era especial para Valeria Navarro, militante feminista del lugar y exconcejala. Hace tres años, presentó una denuncia por el abuso sexual que ejercía su exsuegro contra su hija durante 12 años. En 2020 se realizó el juicio y sin bien hay sentencia, el abusador aún está libre y esperando la reafirmación de su condena que iba a llegar el jueves 25. Sin embargo, desde la fiscalía le avisaron que se suspendía treinta días más.

La noticia le provocó bronca y dolor, sin embargo, Valeria se puso al frente del reclamo de justicia por Guadalupe Curral. La joven de 21 años vivía con su hermana Lucía quien también tuvo que denunciar a su expareja por repetidas amenazas y situaciones de violencia. Ambas estaban aterradas por el hostigamiento de sus ex y por eso se protegían entre las dos.

Valería describe a “Guada” con mucho afecto. “Era una chica amorosa, respetuosa. Una chica con muchas ganas de vivir, muy trabajadora y con muchos sueños para ella y para su hija. Mi hermana y Guada se sentían muy identificadas”.

Guadalupe tenía 21 años y una hija de un año. “Los últimos tiempos fueron aterradores para ambas, para mi hermana y para Guadalupe. Era como un final que ella veía, veía cada vez más cerca la muerte y por eso esas seis denuncias con las que intentó que la justicia, el Estado, el sistema la protegiera, pero lamentablemente nada de eso sucedió, a pesar de que él tenía una perimetral”, afirma Valeria. “Las últimas 48 horas fueron de un hostigamiento psicológico, sobre todo, donde Guadalupe era como que contaba sus horas”.

“Hay una gran desprotección en el sistema. Los fiscales decían en este caso que no habían hecho nada porque era de otra oficina y esa oficina pasaba a otras. A Guadalupe la mataron en manos de un asesino y también de la burocracia de un sistema que no garantiza ni protege los derechos de nosotras las mujeres. No tenemos la protección ni quienes hagan eficaces estos derechos”.

Para Valeria, el femicidio de Guadalupe marcó un punto de inflexión en la sociedad de Villa La Angostura, “el pueblo está reaccionando esta situación visibiliza un montón de situaciones. Hace cinco años que la tasa de violencia de género y de denuncias por violentica de género aumenta. Hace mucho que muchas mujeres caminamos las calles pidiendo por favor que no llegaramos a esta situación y llegamos lamentablemente. Pero el pueblo está dolido, está con bronca y está movilizada”.

El lugar del Estado

“Las cosas no está bien para nosotras”, dice Valeria. “Tenemos un ministerio y yo lo apoyo y lo celebro, pero les pediría a las compañeras que están tomando esta responsabilidad un acercamiento del Estado sin tantos protocolos y tantaas cuestiones que tengan que ver con papeles. Creo que tiene que haber una empatía del Estado que tiene que ser sentida por nosotras y que no tiene que pasar sólo por papeles. Leyes tenemos muchísimas, pero tenemos que hacer que se cumpla”.

La organización a la que pertenece Zulema Aguirre, Las Wakoldas, forma parte de la Red de Mujeres y además trabaja con el Frente Darío Santillán. Ellas lograron sacar la ordenanza que daba lugar a la elección de la reina y después lograron la casa refugio y luego el consejo. “Lo más amigable es el Consejo de la Mujer, que recién en este último tiempo es amigable, porque pertenece desarrollo social. Cuando empezamos a trabajar el único lugar en donde nuestras mujeres se sentían cobijadas era en el hospital, pero en las demás instituciones se sentían violentadas, vulneradas. Eso hace que a la consejería que tenemos dentro del barrio acudan muchísimas mujeres”.

Zulema Aguirre también destaca cuáles son los puntos que en forma urgente tienen que atender tanto de la justicia como desde el Estado. “Desde el poder judicial en la primera denuncia tienen que ir presos. No se tiene que esperar la reiteración del maltrato del golpe o del intento del femicidio. Los varones también tienen que replantearse el rol que tienen ellos, no pueden dejar pasar estas cosas, tienen que juntarse entre ellos para pensar los lugares en el que están, necesitamos que los varones salgan de su espacio de confort”, dice Zulema. “El miedo ya para nosotras no existe, ya nos quitaron hasta el miedo”, finaliza.

“Tenemos que llamar a la reflexión a los hombres”, coincide Valeria. “Ahí tenemos que aportar no sólo en la defensa y cuidado de nosotras mismas, necesitamos trabajar en la conciencia de esos varones porque también ahí radica esa violencia y esa virulencia que estamos viviendo y que se paga con vidas. El ministerio nos puede ayudar muchísimo pero necesitamos trabajo en el territorio, necesitamos que todo esto se vea en el territorio, que no existan grises en el sentido del estar”, agrega Valeria Navarro. “Hay muchas mujeres que todavía no conocen sus derechos, desconocen cosas que quedan en papeles, protocolos y cuadernillos”, finaliza.

Según la autopsia, Guadalupe murió de una puñalada en el corazón y además presentaba golpes en el rostro. Un día antes de su inhumación, su padre y sus hermanos se presentaron como querellantes contra su femicida, Bautista Quintriqueo, quien permanece internado luego de haberse autoprovocado algunas heridas y de haber intentando suicidarse en el hospital de Villa La Angostura. 

Este fin de semana, la ministra de las Mujeres, Géneros y Diversidad, Elizabeth Gómez Alcorta, presentó una denuncia penal para que se investigue si cometieron delitos de acción pública los funcionarios judiciales y del Ministerio Público Fiscal de Neuquén al valorar las denuncias presentadas por Guadalupe Curual contra su exnovio Juan Bautista Quintriqueo antes de que la asesinara en la ciudad de Villa La Angostura.

La ministra sostuvo que “será el poder judicial quien deberá evaluar si alguna acción u omisión puntual se realizó incumplimiendo los deberes que cada funcionario/a tiene a su cargo. Es fundamental que quienes tienen a cargo las causas judiciales de violencia de género tengan intervenciones acordes con el contexto de violencia, que tengan escucha activa y empática, que evalúen correctamente los riesgos”, enfatizó.

La presentación plantea que Curual, de 21 años, “habría realizado tres denuncias en los meses de julio y agosto de 2020 y a finales del mes de enero de 2021” contra Quintriqueo, su femicida.

La primera ocurrió el 12 de julio ante la Comisaría 28 de Villa La Angostura, mientras el 22 de julio el titular del Juzgado de Primera Instancia Civil, Comercial, Laboral, de Minería y Familia, Alberto Videla, dictó al femicida una medida de prohibición de acercamiento a menos de 100 metros de la víctima.

En tanto, a fines de enero Curual realizó una nueva denuncia ante la Oficina de Violencia, tras la cual Videla informó el 2 de febrero a Quintriqueo que estaba vigente la prohibición de acercamiento y dispuso ampliarla a “toda comunicación por cualquier motivo y medio”.

“El femicidio de Guadalupe Curual se produjo más allá de las denuncias que ella habría realizado en virtud de las violencias por motivo de género que sufría, como las denuncias por el incumplimiento de las medidas judiciales que se habrían dictado. Por ello corresponde investigar si los/as funcionarios/as que intervinieron han llevado adelante, correctamente, todas las acciones que legalmente se encontraban obligados/as”.

Entre los fundamentos del texto, la ministra destacó “las investigaciones se deben llevar adelante con perspectiva de género, lo que incluye, entre otras cuestiones, llevar a cabo investigaciones despojadas de visiones estereotipadas y prejuiciosas sobre actitudes, características o roles de las víctimas”.


Si sufrís violencia de género o conocés a alguien que esté en esa situación podés llamar a la Línea 144: atención, contención y asesoramiento en situaciones de violencia de género. Por WhatsApp: +5491127716463