«Yo estoy obsesionado con el tema de los residuos», reconoce el biólogo, periodista y viceministro de Ambiente y Desarrollo Sostenible de la Nación, Sergio Federovisky. Un rato antes inauguró una conferencia internacional sobre el tema en la ciudad de Santiago del Estero, recibió regalos regionales del gobernador Gerardo Morales y de algunos intendentes, y dijo –o arriesgó– que esta política nacional de invertir en complejos de saneamiento ambiental para cerrar basurales a cielo abierto continuará con Sergio Massa si es elegido presidente.
Ahora, en un salón apartado del Centro de Convenciones Provincial Fórum, corrido de los flashes que apuntan al panel de especialistas y funcionarios, Federovisky explica su obsesión. «Creo que no hay justificativo ni tecnológico, ni económico, ni ético para que un país como la Argentina, independientemente del porcentaje de pobreza que tenga, trate su basura metiéndola en un pozo y prendiéndola fuego. No es cierto que se haga así porque no hay otra opción. Y tampoco es cierto que no tengamos los recursos para tratar razonablemente los residuos».
«Es trascendente salir de este modelo tan espantoso que tenemos de tratamiento de los residuos porque además resolvemos un problema social muy acuciante, que es el de la gente que no tiene otra opción que trabajar de la basura –continúa–. Estamos obligados éticamente a darles mejores condiciones a esa gente y las mejores condiciones salen de inversiones que les permitan trabajar en un ámbito donde se trate la basura, no donde se la arroje».
Basurales, incendios y modelo productivo
Las posibilidades de mejora que refiere el viceministro son el motivo de su llegada a Santiago del Estero: la promoción en detalle de una línea de crédito para proyectos de inversión de hasta 350 millones de dólares, aprobada por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID), para el cierre definitivo de basurales a cielo abierto y la creación de centros ambientales a lo largo del país dedicados a promover la gestión eficiente de residuos sólidos y acelerar el avance hacia la economía circular.
«Cuando llegamos al gobierno –aclara– este préstamo estaba técnicamente caído por la subejecución al que lo había sometido la administración anterior. Se había gestionado en 2014 con el gobierno de Cristina Kirchner, pero los primeros desembolsos fueron a fines del 2015; por lo tanto, la totalidad de ese préstamo cayó dentro de los cuatro años del gobierno de Mauricio Macri que usó sólo el 18% de todo ese dinero. Nosotros le pedimos al BID que nos diera 60 días para reformular el préstamo e identificar proyectos que pudieran financiar, porque el gobierno anterior no nos había dejado ni uno solo en carpeta. En cambio, si nosotros nos vamos en diciembre, estamos dejando más de 20 proyectos para financiar».
–¿Qué más debieron revertir de la gestión anterior?
–Otro ejemplo muy contundente es el tema del fuego. El gobierno de Macri, en una decisión verdaderamente insólita, había trasladado el Servicio Nacional de Manejo del Fuego del Ministerio de Ambiente al Ministerio de Seguridad. Lo que provocó, primero, un cambio de concepto. El fuego pasaba a ser simplemente una cuestión de emergencia, una visión restringida al momento de la catástrofe. Y lo segundo que significó fue una licuación de recursos, de personal, etcétera. Nosotros planteamos que vuelva a la órbita del Ministerio de Ambiente porque eso permitía tener un abordaje integral que fuera no solamente el combate a los incendios, sino también la detección temprana, la prevención y la restauración posterior de los ecosistemas.
–Pero los incendios forestales son un fenómeno cíclico que ningún gobierno puede resolver. ¿Debemos acostumbrarnos?
–La respuesta es sí. Sí, por el cambio climático. Estos incendios forestales que se viven en la Argentina al igual que los que arrasaron Canadá y taparon Nueva York, también ocurren en Francia, en España, en Portugal, en Grecia. Están determinados por la sequía, las olas de calor, y fundamentalmente por el estrés hídrico que va acumulando la vegetación a lo largo del tiempo. Su aparición no es el resultado del fracaso de una política, porque de lo contrario estarían fracasando las políticas de todo el mundo.
–¿No considera entonces que haya que discutir el actual modelo de producción?
–Por supuesto, no es solo cambio climático, también es el carácter particular de los modos de producción de cada lugar. En el caso de la Argentina, los incendios del Delta, puntualmente, son provocados por el deseo del avance de la frontera agropecuaria. Lo que tenés ahí es un pasaje violento de un humedal a un potencial espacio productivo para la finalidad que sea. Eso es avance de la frontera agropecuaria en un ciento por ciento, y lo hemos denunciado mediática y judicialmente. Hemos llevado las pruebas a la Justicia de los terraplenes que se construyen alrededor de las zonas quemadas. No puedo tener una opción de desarrollo que no contemple obligatoriamente la variable ambiental porque no hay un mundo que pueda sostenerlo bien. «
La Ley de Envases y la responsabilidad empresarial
Diputados del Frente de Todos presentaron a mediados de junio un nuevo proyecto de ley de gestión de envases con inclusión social que busca que el sector privado asuma el principio de «responsabilidad extendida del productor»: que las empresas se hagan cargo de los residuos generados y realicen una gestión integral de los envases. «Finalizar la gestión con la aprobación de la Ley de Envases sería un logro muy importante», destaca Federovisky.
«La circulación de envases de los que nadie se hace cargo es muy alta –continúa– y debe ser financiada por los mismos productores. Así funciona en todo el mundo. Por eso no entendemos cuando la oposición y ciertos sectores empresarios se resisten o dicen cosas insólitas, como que eso va a ser inflacionario. Ahí están reconociendo que no lo van a pagar, que se lo van a trasladar al consumidor».