“Tengo una armadura italiana del año 1350”, dice Sofia Giampietro y se ríe cuando Tiempo de Viajes le consulta si son armaduras reales como las del Rey Ricardo Corazón de León. “No sé si es la misma de Ricardo. Pero hay archivos históricos y las encontrás en registros y por ejemplo mi armadura cuando la buscas en los archivos es tal cual”, dice fresca, alegre y preparada para la lucha.
“Sofi” es de Mar del Plata, tiene 27 años. Hace siete que entrena y combate. Además, es la capitana del Club Dragones del Atlántico. Cada julio, es un clásico en Villa Gesell el evento “Invierno Medieval”. Para esta edición serán tres “aldeas” medievales armadas una en Gesell, otra en Mar de las Pampas y otra en Mar Azul hasta el 30 de julio.
Viaje al pasado
En medio de los bosques y naturaleza geselinos se despliegan las “aldeas”. Se mezclan personajes de series y películas y la posibilidad de sacarse fotos en los sets exclusivos. Además están los combates medievales en diferentes categorías. El público puede ver, recorrer y realizar actividades para todas las edades: arquería, juegos infantiles, maquilladores que los invitarán a caracterizarse, espectáculos de danzas aéreas, élficas y acrobacias, música celta en vivo, concurso de cosplay y lectura de runas.
“Esta vez, sólo es exhibición -dice Sofi- porque jugamos con el público y mostramos las armaduras y el combate pero en un ambiente distendido. Cuando es un torneo, es súper exigente y muy estricto todo”.
Las reglas
La deportista explica que “el combate medieval es un deporte de contacto. No tiene nada que ver con el cosplay, actuación o recreación. Nosotros peleamos de verdad y con armaduras históricas. Nace en la Argentina hace unos diez años y los creadores de la movida fueron rusos y ucranianos y se expandió por toda Europa respetando la cultura medieval”.
“Está dividido en los peleadores y sus categorías, que llevan armaduras históricas, reales, de entre 25 a 30 kilos”, cuenta. Como en todo deporte hay un comité de Marshalls -los árbitros- que regulan la pelea y se encargan de que los reglamentos se cumplan.
“El Comité de historicidad se encarga de verificar que las armaduras sean históricamente correctas, que todas las piezas tengan concordancia, que tenga un sentido histórico. Todas las armaduras de las peleas pertenecieron a un período y lugar específico de la Edad Media. No es lo mismo una pieza, un casco del año 1400, que uno del 1300”, precisa Sofi.
La preparación
“Como peleador de manera individual, hay que entrenar muchísimo. Las armaduras son pesadas, los movimientos son complejos hasta que uno se adapta. Valen un montón de movimientos durante el combate, desde golpes con el arma hasta piñas y patadas. Es una mezcla de varios deportes de contacto este deporte”, cuenta.
Ella entrena un club, dos veces por semana. También se prepara por su cuenta, con una práctica física. “Cualquiera puede acercarse. Es cuestión de hacerlo progresivo. Hemos tenido participaciones nacionales e internacionales. En el último torneo que se hizo acá en Mardel salimos campeones el equipo femenino y el masculino”, dice y recuerda que en 2018 compitió en Roma (Italia).
Este fin de semana y hasta finales de julio en Gesell, los visitantes pueden vivir una experiencia inmersiva en una aldea medieval. Allí se puede degustar comida típica en los stands gastronómicos, cerveza artesanal y artesanías con diseños del periodo, que completarán la experiencia para sentirse en la Edad Media.
No todo es entrenamiento y combate. Sofía Giampietro le cuenta a Tiempo que en estos últimos años si bien creció muchísimo la actividad y hay “armeros” para las armaduras, ella aprendió a remachar, martillar y hasta a manejar la amoladora. “En los comienzos, hacerse una pieza era súper difícil. Tenías que ser lo más creativo posible. Al final, aprendés a hacer de todo”, concluye.