Ángelo se siente un privilegiado. Pasó gran parte de su infancia en un hogar, se hizo cargo de sus hermanos menores y tuvo que aceptar la idea de que los dividieran para que pudieran ser adoptados. Así y todo, se siente un privilegiado. Porque creció en un hogar donde recibió buen trato, acompañamiento, amor. Sabe que no siempre es así. Su historia forma parte de un universo diverso del que poco se habla: las infancias y adolescencias institucionalizadas, sin cuidados parentales.

Con 23 años, tras haber vivido en un hogar de los 8 a los 12, Ángelo posó para RED – INFANCIA INTERRUMPIDA, una muestra de fotos y textos que sobre niñas, niños y adolescentes que están o estuvieron institucionalizados. Con fotografías de la artista Nora Lezano, dirección e historias de Patricia Carrascal, se propone como una continuación de RED – Familias por Adopción, realizada en el 2023.

“Una de las circunstancias más alarmantes es que actualmente no se conoce con exactitud cuántas chicas y chicos están institucionalizados, ya que los últimos datos son del 2020, es decir, de cuatro años atrás. En ese entonces había 9154 en todo el país”, alertan las impulsoras de la muestra, que incluye trece historias en dieciséis fotografías.

Las imágenes muestran a una nena prostituida desde muy temprana edad, embarazada a los 12 años, que pidió ella misma entrar a un hogar como forma de resguardar a su hija. Muestran también a una adolescente que pudo tener su familia a los 14 años, tras una primera adopción trunca que la devolvió al sistema institucional. Entre las fotos hay una beba que vive en un hogar desde recién nacida y está a la espera de una familia definitiva. Una joven que este año cumplió los 18 y, como según la ley ya no puede ser adoptada, está en proceso de egreso de un hogar, trabajando su autonomía para salir sola al mundo adulto.

Entre esas historias está Ángelo.

Foto: Nora Lezano

Soles en el camino

“Tuve la suerte de haber ido al hogar Soles en el camino. Por el tipo de trato y asistencia que tuve. Hoy me siento un privilegiado en el mundo adulto”, dice a Tiempo. Le interesó participar de la muestra para “fomentar las buenas acciones que intervienen en la vida de niños que han tenido dificultades apenas arranca su vida”.

“Hay algo que entendí hace un par de años –cuenta a los 23- Pude asentarme y responder algunas preguntas que me hacían sobre cómo soy y porqué veo algunas cosas de determinada manera. Le doy importancia al bienestar psico-emocional y a mis valores. Gran parte de mi personalidad se forjó absorbiendo de gente que daba lo mejor de sí cuando estaba conmigo, operadores, voluntarios”, destaca.

Ese acompañamiento lo ayudó a transitar un camino difícil. Que incluyó sentirse responsable de tres hermanos y una hermana menores. Y aceptar la decisión de que fueran adoptados por distintas familias, para tornar más viable el proceso.

Porque los grupos de hermanos numerosos juntos tienen estadísticamente menos chances de llegar a tener una familia por adopción. Más aún si incluye adolescentes, como en su caso. Según los datos de la Dirección Nacional del Registro Único de Aspirantes a Guarda con Fines Adoptivos de la República Argentina (DNRUA), ante una búsqueda de familia para alguien de un año respondería el 90% de las familias postulantes. Para alguien de más de 12, algo más del 1%.

“Queríamos tener una familia”

“Los veía a mis hermanos extrañar mucho lo que veían en otros chicos. El contacto con una mamá y un papá, el cariño particular. A nosotros nos trataban con cariño a todos por igual, pero el amor de una madre por ejemplo en el escenario de caos a la salida de la escuela, eso no lo teníamos y lo veíamos. Queríamos tener una familia. Se dio así”, dice Ángelo sobre la adopción de los cinco entre dos familias separadas, tres por un lado y dos por otro. Aunque lograron mantener el vínculo.

“Cuando pasamos a la etapa de adopción, después de años donde veían si podía adoptarnos alguien de sangre, entramos en el listado y nos comentaron que era muy difícil que nos adoptaran a los cinco juntos. Me preguntaron si estaba de acuerdo con que nos separen. Y yo quería que ellos tengan una familia, así que acepté que nos dividieran. Al toque aparecieron dos familias al mismo tiempo”.

Él era el más grande, estaba entrando a la adolescencia, llevaba cuatro años en un hogar donde se sentía cómodo y construir de cero un vínculo con una nueva familia no le resultó nada fácil. “No coincidía mucho o casi nada con la casa en la que estaba viviendo. Pero mi hermanito lo vivió todo más lindo y mejor, así que opté por aportar a que siga creciendo el vínculo. Hoy nos llevamos súper bien con mis padres”, celebra. Vive solo, pero a pocas cuadras de su familia. Trabaja como jefe en una estación de servicio, después de haberse recibido en una escuela técnica y de interesarse por el estudio de las energías renovables.

Foto: Nora Lezano

Romper el tabú

“RED – Infancia Interrumpida aborda un tema incómodo, del que no se habla demasiado o si se toca es muchas veces desde el prejuicio. Esta muestra busca desandar esa idea y empezar a pensar una forma de revalorizar el trabajo de los espacios de cuidado alternativo que deben realizar una tarea fundamental que es la de restituir los derechos de niños, niñas y adolescentes que no tienen cuidados parentales”, define Patricia Carrascal, licenciada en Ciencias de la Comunicación, quien además realizó la primera serie sobre adopción en Argentina: “Historias de adopción – Familias para Armar” para Canal Encuentro, así como el documental “El Día que nos conocimos”.

“La idea es visibilizar estos mundos, estas vidas complejas que superaron muchos desafíos, muchos dolores pero lograron atravesarlos y están ahí retratados con su fortalezas para que este tema tenga la importancia que se merece”, remarca. Las fotos elegidas buscan mostrar distintos ejes: cómo se ingresa y se egresa de un hogar, cuáles son los tiempos, no solo de la justicia sino de los propios chicos y chicas, la importancia de la escucha de lo que desean y quieren, quiénes son los que los acompañan en este proceso de reparación, el derecho del grupo de hermanos a estar juntos, la importancia de contar con profesionales y recursos, entre otros.

“Se habla poco y nada (de chicos en hogares). Habré conocido una o dos personas que dicen ‘soy adoptado’. Hay incomodidad al hablar. Por eso aprecio mucho mi experiencia en el hogar, porque me enseñaron a hablar y a expresar lo que uno pasó y vivió. Eso es clave para entenderse –dice Ángelo- Y la difusión sirve para romper el tabú”.

Foto: Nora Lezano

La muestra

Con producción general de Rocío Irala y Hernández, la muestra cuenta con el apoyo de la Defensoría del Pueblo de la Ciudad de Buenos Aires y la colaboración del Ministerio Público Tutelar. Participa también Flor Álvarez, quien desde los 3 años vivió en hogares y en la calle, tuvo un proceso adoptivo que no funcionó y hoy es cantante, con más de 3 millones de seguidores en Tik Tok.

“RED – INFANCIA INTERRUMPIDA visibiliza los parches, las fallas, los tejidos y remiendos que persisten en el sistema de protección. Y también las iniciativas personales y de ciertas instituciones que, con esfuerzo y amor, sostienen y conforman las innumerables redes visibles e invisibles que se necesitan para restituir los derechos de todos los niños, niñas y adolescentes en Argentina”.

La inauguración es el viernes 22 de noviembre a las 18 horas. Luego, a partir del 23, puede visitarse en la Sala 13 en el primer piso del Centro Cultural Recoleta de la Ciudad de Buenos Aires, Junín 1930. De martes a viernes, de 13.30 a 22; sábados, domingos y feriados, de 11.15 a 22.