Valcheta, un punto de partida para conocer Río Negro

Al pie de la meseta de Somuncura en Río Negro, en Valcheta, un museo fue y es el punta pie para conocer una región única. Romina Rial nació aquí, recorrió el mundo y eligió volver para completar un proyecto que inició su madre en los años 70. Hay de todo en la región pero los huevos de dinosaurios son un must. 

-¿Cómo es el mundo de Romina Rial?

-Estudié museología en La Plata, soy museóloga. Estudié primero Comunicación Social en la UBA, cuando terminé el secundario y me fui de Valcheta en busca de mi destino, experimenté cuestiones relacionadas con el espectáculo. También viví en España, siempre con lo mío: la danza, el teatro, el espectáculo, la comunicación, el periodismo y recordemos que tengo a mi hermana Dani (Daniela Cardone) que ha logrado ser la Maradona de las pasarelas y eso me ha conectado mucho con el mundo del espectáculo, del cual siempre supe que era un paso, porque siempre me gustó mucho estudiar. Siempre me interesó todo lo referente al ámbito académico, de hecho acabo de presentar mi tesis de maestría de post grado en políticas públicas y gobierno en la Universidad de Rio Negro, y es ya es mi tercera carrera. 

-Pero volviste…

-Decidí volver en aquel momento, cuando estudié en La Plata museología, y volví a Valcheta y al regresar, mi mamá falleció a los tres meses. Ella fue quien inició toda la tarea de recolección de acervo de nuestra institución. Un museo en el que estuvo al frente durante más de treinta años y desde entonces, -ya hace alrededor de unos 14 años-, estoy al frente del Museo María Inés Koop, en el cual he logrado concretar muchos sueños que habían quedado en el camino. En fin, la historia de todos los museos que la pelean y la reman en dulce de leche. Siempre digo que me convertí en la pica sesos de los funcionarios para poder ubicar a nuestra institución realmente en el lugar que merece. Los 30 años de mi mamá al frente del Museo y los siguientes años que jerarquizaron este lugar, lo convierten hoy en un museo reconocido a nivel regional, provincial, nacional y que recibe visitantes de otros países. 

-¿Pudiste combinar lo académico y el trabajo de campo en el museo?

-El trabajo a nivel académico es tremendo. El museo es de carácter pluridisciplinario. Trabajamos temáticas desde la geología, paleontología, antropología, arqueología y la historia, siempre al servicio de la educación, de la cultura, de las ciencias que es la parte que más me apasiona. Trabajando siempre con paleontólogos, arqueólogos y fundamentalmente, en temporada estival, al servicio del turismo, porque recibimos cualquier cantidad de turistas, muchos de la región desde Las Grutas. 

Foto: Prensa Turismo

-Están cerca del mar y de la cordillera…

-Estamos ubicados cerca de la Ruta Nacional 23, muy cerca del empalme de la Ruta Nacional 3, a 100 km del balneario Las Grutas, un balneario muy reconocido por sus playas y la calidez de sus aguas y esta ruta que se está transformando en un corredor biocéanico porque justamente conecta la Cordillera con el mar.  

-Se puede ir en tren, en auto con cuidado, ¿no?

-Si bien faltan unos 100 kilómetros de asfalto, estamos a nada de materializar ese sueño, que es un sueño esperado por todos los pobladores de nuestra región por lo que significa dentro de la inclusión provincial y dentro del desarrollo regional.

-¿El museo se hizo famoso por los huevos de dinosaurio?

-Todas las piezas que alberga la institución son muy apreciadas. Sin embargo, la que más vienen a visitar, los turistas son los huevos y los huesos de dinosaurios. Estos huevos de dinosaurios fueron encontrados muy cerca del pueblo por la empresa Equimac que justamente está haciendo el trabajo de asfaltado de la ruta 23 hacia Bariloche, y como tenemos la Ley 3041 que protege yacimientos arqueológicos y paleontológico de la provincia y la autoridad es la Secretaria de Estado de Cultura de Río Negro. Entonces, indefectiblemente una vez que se encuentra material dentro de la zona departamental debe ser localizada en el museo más cercano. En este caso, estas piezas son del Cretácico Superior, tienen 60 millones de años, están completamente opalizadas, el ópalo y el sílice son dos de los minerales más importantes en el proceso de mineralización. La verdad que la gente queda sumamente impactada cuando ve estas piezas. 

-¿Cuál es el “imperdible” de la localidad?

-Un lugar obligatorio para ir, un sitio que no se pueden perder, es el bosque petrificado más septentrional de la Patagonia argentina. Hay mucha gente que viaja hasta Chubut o Santa Cruz para poder ver bosques petrificados y la verdad es que nosotros hemos logrado poner en valor este sitio patrimonial impresionante que tiene  nuestra localidad y que además se encuentra a 700 metros del pueblo. Es un recorrido que amerita 40 minutos de tiempo, veinte de ida para llegar a la parte final del bosque y a la vuelta, otros veinte minutos más. Hay un refugio, están las guías de la secretaría de Medio Ambiente, acompañan a los visitantes y hacen todo un guiado donde se involucra la cuestión de la flora de la región que tenemos especies típicas, autóctonas y alóctonas de la región. 

-¿La Meseta de Somuncura atrapa?

-Es otro de los sitios para visitar. La Meseta de Somuncura es un gran afloramiento volcánico que emerge de la Patagonia cuando supo estar cubierta por mar y donde lograron sobrevivir especies endémicas como la mojarrita desnuda, conocida vulgarmente con ese nombre porque cuando adquiere el estado de adultez reabsorbe sus escamas y queda completamente transparente. En este momento también se está trabajando sobre otras especies como la ranita de Valcheta o la rana de Somuncura de la que han logrado su reproducción en cautiverio. La ranita de Valcheta habita con la mojarrita pero sólo se ha logrado reproducir a la ranita. 

-La mojarrita desnuda es famosa

-Sí, es la famosa mojarrita que se llama científicamente como Gymnocharacinos bergii en honor al ictiólogo alemán, Steindachner que fue el primero que la vino a investigar en el 1900. Imagínate todo lo que hay para conocer en torno al museo, al bosque petrificado, a la flora y la fauna con las especies únicas que habitan en la región. Es un punto fundamental para que lleguen viajeros de todas partes. 

-¿La región de la meseta y Ruta 23 es ideal para travesías?

-Es un punto de aventura, es poder venir a la Meseta de Somuncura y conocer esa majestuosidad. Siempre hago hincapié en que es muy importante ponerse en contacto con un guía baqueano local, guiarse por la información en contacto con la página web, llegar a la oficina de informes turísticos, porque ha pasado que quizás por entusiasmo se van de travesía sin conocer y se han perdido. Además, es importante saber que  hay un plan de manejo ambiental sobre la meseta que indica cuales son los circuitos a los que se puede acceder. 

-¿Y cuáles son esos circuitos?

-Uno es hasta la Laguna Azul que son unos 120 kilómetros , unos 60 km hasta el paraje Chipauquil y luego avanzas a paso de hombre si, o si, porque es una zona completamente basáltica. Deben estar en camioneta 4 x4 o llegar en moto. Está muy bueno pero, para darte una idea, son cinco horas para recorrer 120 km. 

-¿Y el otro circuito para recorrer?

-El otro circuito es donde cada año se hace la suelta o liberación del Cóndor Andino, que es otra de las especies que con el trabajo de una fundación se ha logrado reintroducir la especie en su hábitat.  Nosotros como museo, venimos acompañando mucho el trabajo que vienen realizando algunas fundaciones en nuestra región sobre todo relacionadas con el vínculo de la conservación y la preservación de nuestros recursos naturales y culturales.

-¿Cómo es Valcheta para los jóvenes y el Museo?  

-Nuestra comunidad tiene un vínculo muy lindo con todo el ámbito educativo desde los más pequeños, que visitan nuestro museo cada año, todas las salitas del jardín. Para mi es clave, porque siempre digo que uno nunca jamás se olvida de esa primera visita a un museo y que de esa primera experiencia dependerá el resto de tu vida para que vos ames estos espacios culturales que son tan importantes para el desarrollo de las personas. Pongo mucha energía en los más chicos, pero también trabajamos junto con los jóvenes. En estos pueblos que aún son muy pequeños y criar a nuestros niños, es muy especial, porque son pueblos donde nos conocemos todos, donde hay gran calidez humana, donde todavía las inseguridades que hay en las grandes ciudades, no es tal, existe, sí, pero aquí todavía podés dejar una bicicleta afuera e irte a dormir tranquilo. Criarte en estos lugares es algo que no se olvida en la vida. Hacen la esencia de un ser humano. Hay cosas que yo todavía conservo y nunca he perdido. De hecho tengo un sentido de la identidad muy fuerte con mi pueblo, es un lugar al que amo profundamente y por el que no me canso de hacer cosas todo el tiempo. 

-¿Valcheta es tu lugar en el mundo?

-Yo sé que es mi lugar en el mundo. Pero, bueno, yo ya estoy de vuelta. En cambio, los jóvenes tienen que partir. Son esos pro y esos contras, son lugares pequeños, los adolescentes tienen que salir al mundo, y vivir otras experiencias y ojalá Valcheta ofrezca esas posibilidades de estudiar. Siempre digo que nunca deben olvidarse de su pueblo, de sus raíces, de sus familias. Tengo uno de mis hermanos que vive hace más de 25 años en España y estas fiestas de fin de año ha estado conmigo en Valcheta. Es una persona que ha triunfado en la vida y nunca ha olvidado sus raíces, y es muy valioso porque hace el sentido de humanidad de cada persona.