Los planes de inmunización representan un desafío que se torna aún más complejo cuando se trata de países pobres que no tienen un acceso sencillo a las vacunas. Escollos tales como la conservación, la falta de insumos y la aplicación segura deben ser atravesados con éxito. En ese sentido, hace más de dos décadas se estudian diversos sistemas de aplicación a la ya conocidísima jeringa y aguja. Y hay avances: semanas atrás se presentaron en una conferencia médica en Seattle resultados alentadores de un parche adhesivo, que podría funcionar como un novedoso sistema de aplicación.
El sistema cuenta con diminutas puntas hechas de vacuna “seca”. Es un disco blanco del tamaño de una moneda que, cuando se presiona contra la muñeca del paciente, se administra la dosis por su cuenta. Una ventaja importante es que la inoculación la puede realizar una persona casi sin entrenamiento. Además, especialistas de la firma Micron Biomedical, afirman que solo se penetra la capa externa de la piel sin alcanzar los receptores del dolor, por lo que las lágrimas y el miedo a las agujas están descartados. James Goodson, científico principal de este proyecto, revela que la sensación es comparable al roce del velcro en la piel.
Ensayos clínicos
El ensayo que probó la eficacia y seguridad del parche se realizó con la vacuna contra el sarampión y la rubeola en Gambia. Incluyó a 45 adultos, 120 niños pequeños (de quince a dieciocho meses) y 120 bebés (de nueve a diez meses). Las vacunas se administraron mediante el parche y la jeringa convencional para poder realizar las comparaciones. Un mes y medio después de la vacunación, los investigadores encontraron respuestas similares para ambos métodos de vacunación.
El ensayo fue codirigido por Ed Clarke, jefe de inmunología infantil en el Consejo de Investigación Médica de Gambia, quien afirmó que los resultados son emocionantes ya que muestran, por primera vez, el potencial de los parches para administrar vacunas de manera segura y efectiva.
Por su parte, la doctora Birgitte Giersing, líder del equipo de la Unidad de Investigación de Entrega y Productos de Vacunas de la OMS, afirmó que se necesitan innovaciones en la aplicación de vacunas para aquellas áreas a las que los programas de inmunización no llegan fácilmente, por ejemplo, en entornos donde hay pocas instalaciones de salud o áreas de difícil acceso.
No más freezers
Muchas vacunas requieren un cuidadoso almacenamiento en frío, lo que puede ser difícil o imposible en algunas partes del mundo. El parche adhesivo no necesita ser refrigerado. Tampoco se necesita agua limpia para desinfectar las instalaciones y los suministros, ni para diluir la vacuna, que generalmente viene en forma concentrada de dosis múltiples.
Según UNICEF, alrededor de una quinta parte de los niños del mundo no están completamente vacunados contra las enfermedades infantiles. El acceso brindado por los parches podría mejorar de forma notable esta situación.
Si bien las primeras noticias de los ensayos clínicos son prometedoras para el parche, los científicos señalan que podrían pasar de cinco a siete años antes de que esté disponible para la venta. Esto sucede porque se requerirán ensayos clínicos mucho más grandes y la autorización de las agencias reguladoras, así como la voluntad de los fabricantes de vacunas de invertir en estas tecnologías.
*Artículo elaborado por la Agencia de Noticias de la UNQUI.