La Universidad Nacional de Avellaneda fue sede electoral de los últimos comicios nacionales. Allí se registró una altísima de participación ciudadana, detectada por su Rector, el Ingeniero Jorge Calzoni. Conversando con los vecinos, se enteraba de que, además de concurrir a cumplir con el acto electoral, había un interés por conocer esa casa de estudios. Detectada esta necesidad, decidió abrir las puertas a la comunidad para que pudiera recorrerla de punta a punta, en visita guiada.
La UNDAV, tiene dos hermosas sedes en Avellaneda, que como en muchos casos devienen de la reutilización y transformación de edificios con un pasado fabril o vinculados a actividades productivas. Una de ellas está en la calle España y era el viejo Mercado de Abasto de Avellaneda. La otra, ubicada en el barrio de Piñeiro, sobre la calle Mario Bravo al 1400, fue un edificio industrial de los tantos que quedaron en desuso.
Edificios concebidos para llevar a adelante una función industrial hoy dotan de otros sentidos al lugar y dialogan con sus barrios, transformando la trama urbana.
Por lo tanto, bien valen algunas reflexiones del poder transformador que tienen estas universidades con algunos pocos años de vida, en este caso en la Cuenca Matanza Riachuelo.
El rol social de las universidades
Es notable la afluencia de estudiantes a ambos lados del Riachuelo, tomando matricula de Avellaneda, Lanús y la zona sur de la Ciudad de Buenos Aires, los barrios de La Boca y Barracas.
También el nuevo sentido del que se dota a un área urbana históricamente concebida para la industria en otras épocas, con sistemas contaminantes y hoy en ejercicio de actividades limpias vinculadas al conocimiento. Alrededor de los edificios universitarios reviven una serie de actividades comerciales y sociales, bares, kioscos, transporte, librerías y demás. Por lo cual el lugar no es solo oferta educativa, sino también recuperación tejido social poniendo en funcionamiento un barrio a través de una red de relaciones sociales.
El interés detectado por el rector el día de la elección fue algo que da cuenta de esto y generó persuasión y motivación para la recomendación educativa a hijos, hijas, familiares y amigos. También un hermoso momento, donde se rompen barreras de lo desconocido, de prejuicios y dudas en acceso franco y libre.
Todas estas cuestiones las pensaba, mientras participaba a sala llena de una interesante jornada a la que fui convocado por el Decano de arquitectura de esa universidad, el Arquitecto Jaime Sorin, que para mi alegría se denominaba, “Mirar al río, pensar la ciudad”.
Allí se desarrollaron ponencias, estudios históricos, interpretaciones, ideas, proyectos y acciones concretas. La Cuenca Matanza Riachuelo, la ribera de la Ciudad de Buenos Aires, sus recovas, su continuidad en Avellaneda y el Transbordador Nicolas Avellaneda, fueron los temas abordados. Todos seguidos por el comprometido interés del auditorio.
Siempre sostuvimos que las universidades de la CMR, eran nuestras aliadas, pues no solo iban a introducir temas del interés de ACUMAR desde las distintas disciplinas, sino que además iban a formar a los y las dirigentes que incidirían en el futuro de sus ciudades y del país.
Eso es algo que realmente nos debe enorgullecer como argentinos. Hoy en ACUMAR, muchos de sus excelentes técnicos y profesionales, fueron formados por esas universidades públicas, de Lomas de Zamora, Lanús, Avellaneda, Almirante Brown, Ezeiza, La Matanza y también desde siempre la UBA y la UNLP, a las que se han sumado las más recientes de Hurlingham y Arturo Jauretche, además de establecer convenios con la de San Martin y Quilmes. Estas cuatro últimas si bien no están en la CMR, detentan carreras de interés para la gestión de ACUMAR.
Proyectos de salud, cultura, prevención y mitigación de riesgos, navegabilidad, agroecología, sociales, turismo comunitario, patrimonio cultural, residuos, innovación tecnológica ambiental, hábitat, vivienda y otros tendrán esa marca universitaria, en nuestra gestión.
Es decir, toda una red de conocimientos, donde se hacen trabajos prácticos, se piensan soluciones, investigaciones, prácticas pre profesionales, asistencias técnicas, seminarios que tienen como objeto de estudio a la CMR.
En ese sentido esa alianza se potencia en cada convenio y muchos de los proyectos que lleva a adelante esta autoridad de cuenca.
En momentos en que muchos castigan a la educación pública de manera peyorativa y tirándole “vauchers” por la cabeza, surge la fuerza del conocimiento como respuesta llena de contenidos y soluciones. Una respuesta contundente, que brinda posibilidades de cambios profundos, desde las entrañas de nuestra mejor tradición educativa. La Pública.
Obsérvese, todo lo que alberga una universidad a la vera del Riachuelo y lo que genera en su entorno.
Desde que se creó ACUMAR, Avellaneda recuperó su frente ribereño junto al Riachuelo, creó una Reserva Ecológica, ganó la ribera de Villa Domínico frente al Río de La Plata, volvió a ver funcionar al Transbordador Nicolas Avellaneda. Relocalizó miles de familias y encaró la definitiva reurbanización de Villa Inflamable. Ya no hay más Polo petroquímico, pues dichas empresas químicas fueron relocalizadas. Hoy, solo arena y combustibles.
Claro que no todo esto es vinculación directa con ACUMAR. No tenemos jurisdicción sobre la reserva y sobre la ribera de Domínico. Pero es notable cuando una impronta se impone y la gestión municipal entiende y promueve dichas recuperaciones ambientales con decisión, lo mucho que se puede avanzar. Esa es la sinergia del Estado nacional, municipal y provincial, vinculando ambiente, educación desarrollo urbano y calidad de vida para sus habitantes.
Se trata de dar continuidad a las políticas públicas para seguir transformando siempre en beneficio de quienes muchas veces fueron parte del olvido.