Mariana Ramos, de 10 años, se convirtió en la novena víctima que muere atrapada en un incendio en un taller clandestino porteño. De los nueve casos registrados en los últimos 12 años, 8 son menores de edad. Las organizaciones sociales que trabajan la problemática hacen responsable al Estado por la falta de controles. Mientras tanto, el gobierno de la Ciudad argumentó que el lugar no había sido denunciado.
La muerte de Mariana ocurrió el domingo en el taller, que hacía las veces también de vivienda de la familia de la nena, situado en Cañada de Gómez al 700 en el Barrio de Mataderos. Se pudo establecer que en la parte delantera de la construcción estaban las máquinas y en la trasera había dos habitaciones: en una dormía Mariana con su mamá y su hermano de 5 años, y en la otra, una pareja con sus hijos, también familiares de Ana.
Los habitantes de la casa-taller pertenecen a dos familias inmigrantes bolivianas que convivían de manera precaria con las instalaciones productivas. Todos trabajaban de manera complementaria, aunque según contó a Télam Juan Vázquez, de Simbiosis Cultural y de la CTEP, «habían vuelto a producir dos días atrás porque hacía dos meses que no les ingresaba trabajo».
Si bien los investigadores esperan los resultados finales de las pericias, se estimaban dos posibles hipótesis sobre el inicio del incendio: “A las 9 de la mañana se originó el incendio en una de las habitaciones de la casa donde funcionaba el taller, no se sabe bien si fue un corto por un arbolito de navidad o una espiral para mosquito, aún esperamos el resultado de las pericias”, precisó Vázquez a la Agencia de Noticias Solidarias (Ansol).
«Nos enteramos porque una compañera vive cerca y nos avisó. Nos acercamos y allí encontramos a la mamá de Mariana, Ana, que nos contó que el fuego había comenzado en su habitación, que llegó a sacar a su nene pero que no pudo volver por la nena», continuó Vázquez.
Ricardo Pedace director ejecutivo de la Agencia Gubernamental de Control (AGC) porteña, indicó que «el domicilio no tenía ninguna denuncia registrada ante nuestro organismo”. De acuerdo a los dichos del funcionario, el taller tampoco había sido denunciado ni en la PROTEX ni en la ONG La Alameda.
Mariana Ramos era alumna de quinto grado de la escuela 7 del Distrito 13 «Recuerdos de Provincia» de avenida Juan Bautista Alberdi 4755. «La maestra se encuentra muy conmocionada, hoy iba a acompañar a la familia en el velatorio. Sus compañeritos también están muy mal, es muy difícil transitar esto para ellos», comentó a Télam Carolina Brandariz, Secretaria de Géneros de UTE/CTERA. La dirigente también sostuvo que están realizando una colecta ya que los damnificados perdieron todo.
Brandariz contó que desde el gremio acercaron un plan de trabajo para tratar el tema con los chicos que había sido elaborado en 2015, tras la muerte de Rodrigo Menchaca, de 10 años, y Adair Rolando Mur Menchaca, de 5 años, producto de un incendio en otro taller clandestino ubicado en Paéz 2796. El material se llama “De eso si se habla” y es un cuadernillo que trata sobre la falta de regulación por parte del Estado, sobre todo del Ministerio de Trabajo de la Ciudad.
Mariana es una nueva niña víctima de este modo precario de producción que, además de Rolando y Rodrigo en 2015, ya se había cobrado la vida de otros cinco menores en un incendio en un taller en Luis Viale al 1200 ocurrido el 30 de marzo de 2006, donde murieron Harry Rodríguez, de 3 años; Luis Quispe, de 4 años; Rodrigo Quispe Carabajal, de 4 años; Elías Carabajal Quispe, de 10 años; Wilfredo Quispe Mendoza, de 15 años; y Juana Vilca, una joven de 25 años embarazada.
Por el incendio de Luis Viale fueron condenados a trece años de prisión los capataces del taller, en tanto la justicia investiga hoy la responsabilidad de las marcas que les encargaban trabajo; por el incendio de Páez se encuentra procesado el dueño de la marca, el coreano Lee Sung Yop, a la espera del juicio oral.
«Más allá de los responsables directos, de la demanda de control al Gobierno de la Ciudad, lo que nosotros nos planteamos hoy es cómo hacemos para erradicar este tipo de talleres en un contexto de crisis económica y de precarización cada vez mayor del trabajo», sostuvo Vázquez, cuya organización, Simbiosis Cultural, se conformó con costureros bolivianos después del incendio de Viale.