El brutal ajuste en el Conicet y, en general, en el presupuesto destinado a ciencia y tecnología por el gobierno de Cambiemos, puesto una vez más de manifiesto la semana pasada con una cifra récord de científicos marginados de la Carrera de Investigador del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, motivó este miércoles una nueva protesta del sector. Desde el Palacio Pizzurno, sede del Ministerio de Educación, hasta Plaza de Mayo, un centenares de investigadores y becarios marcharon con antorchas, para rechazar el ajuste y exigir el freno a una política de vaciamiento que ha puesto en crisis terminal el sistema científico argentino.
Convocada por ATE Conicet Capital y las juntas internas del gremio en el ex Ministerio de Ciencia y Tecnología y en otros institutos científicos –CNEA, INTI, etc–, y por colectivos directamente damnificados por el desmantelamiento, como Jóvenes Científicxs Precarizadxs (JCP) o Becarios Empoderados, la marcha exigió mayor presupuesto y aumento de salarios, repudió los despidos y reclamó que Ciencia y Tecnología vuelva a tener rango ministerial.
“Este ajuste tan brutal se expresa en presupuestos de funcionamiento que han obligado a los institutos a recortar los horarios de trabajo, y a los becarios e investigadores a poner plata de sus bolsillos para adquirir los insumos básicos de trabajo, y hasta para el papel higiénico de los baños”, expresó Julián del Plá, becario posdoctoral del Conicet de La Plata y miembro de JCP. “Sólo en La Plata tenemos un centenar de compañeros que, luego de formarse durante cinco y siete años, quedaron fuera de la Carrera de Investigador”.
Este año ingresaron apenas 450 investigadores a la carrera, un exiguo 17,3% sobre un total de 2595 postulantes, el número más reducido de ingresos en más de una década. Para los más de dos mil científicos que no podrán continuar sus proyectos de investigación, la opción más lógica es migrar en busca de oportunidades que la Argentina ya no les brinda. Una fuga de cerebros manifiestamente estimulada desde el gobierno nacional.
Desde 2015, la tasa anual de crecimiento de la planta de investigadores del CONICET estuvo siempre por debajo del 4%, cuando el objetivo previsto en el Plan Argentina Innovadora 2020 (anunciado en 2013) era que se incrementara en un 10% cada año. El aumento sostenido en el tiempo de ingresos a la carrera, que en 2014 sumaron 957, se desplomó desde entonces. Una proyección trazada por aquel plan indicaba para esta última convocatoria una cifra de ingresos no menor a 1.200 científicos, pero el progresivo vaciamiento del sistema los redujo a 600 en 2017, y a 450 ahora.
La intención de la gestión Cambiemos parece ser reducir aún más ese número en la próxima convocatoria, a juzgar por las declaraciones del secretario Lino Barañao, que dice ser un “privilegiado” porque en otras reparticiones del Estado no se toma a nadie, más bien se despide. “Nos amenazan con una convocatoria que va a abrir nuevamente con 450 cargos o menos. Movilizamos para hacer visible esto y romper ese techo”, dijo María Soledad Gori, ex becaria postdoctoral del Conicet, marginada del ingreso a la Carrera de Investigador.
Además del menguante presupuesto destinado al sector (el gobierno prometió llevarlo al 1,5% del PBI y, por el contrario, lo redujo al 0,4%) y una crónica subejecución de los fondos asignados, la crisis del sistema científico se completa con la pérdida de poder adquisitivo de los salarios de los profesores universitarios, en su gran mayoría también investigadores, y la baja en los estipendios de becas. El golpe de nocaut a la actividad lo da la drástica reducción de los gastos de funcionamiento, que obstaculizan el desarrollo de los proyectos de investigación: si en 2015 constituían el 10% del total del presupuesto del Conicet, hoy representan apenas el 4%. Un desguace que virtualmente ha paralizado al principal organismo científico del país.