Una adolescente de 16 años, sin patologías preexistentes, murió en la capital de Corrientes por las secuelas del coronavirus y su madre, Karina Ayala, hizo un pedido desesperado a los jóvenes para que se “cuiden” y lamentó que su hija “no creía en la enfermedad y compartía el tereré con todos”.
“Ella era una chica normal, sana, pero no pudo salir, su estado era irreversible, estuvo más de 15 días en terapia intensiva, pero sus pulmones y su corazón ya estaban muy afectados por el Covid”, dijo Karina en diálogo con Télam.
Manifestó que a pesar del dolor y la pérdida habla con los medios “para crear conciencia, que los jóvenes entiendan que esto no es joda, es una enfermedad que puede ser grave y los puede matar”.
“Naim no me escuchaba, yo le decía que no comparta el tereré y el mate con todos, pero igual lo hacía, le pedía que no me abrace y bese, porque soy de riesgo y no sabía con quién había estado, y ella me decía que era una pavada, que nadie estaba enfermo”, contó Karina a Télam.
Relató además que cuando la adolescente se enteró que tenía coronavirus, “se deprimió mucho, porque no quería estar sola, siempre estaba acompañada, con su novio, su cuñada, sus primas, sus amigos”.
Sobre el contagio y la enfermedad, la joven madre relató que Naim Soledad comenzó con fiebre y tos, y que los primeros días “ocultó cómo se sentía”, pero cuando el hisopado le dio positivo, se instaló en la casa del padre, pero no mejoraba y entonces fue que concurrió al hospital, donde la dejaron internada”.
“Ella no quería quedarse, no quería comer ni hacer los ejercicios, todo el tiempo hablaba por teléfono, hacía videollamadas, no quería estar sola, nosotros queríamos que se relaje y le pedíamos que luche”, relató sobre la internación de su hija mayor.
Contó además que su padre, Marcos Cabral, le cantaba una canción a su hija, “todas las noches antes de dormir a través de videollamada, porque ella no quería estar sola, quería volver a su casa”.
Karina contó que ella es paciente de riesgo y si bien al principio tenía miedo de contagiarse, fue a verla cuando estaba intubada, en terapia intensiva: «Escuchó mi voz y quiso levantarse”, recordó.
“Recé mucho, me refugié en la oración, esperé un milagro, pero no llegó”, se lamentó y señaló a Télam: “Pensé que porque era joven y sana, saldría adelante, jamás imaginé que no lo lograría”.
La joven madre, de 37 años, detalló que “Naim tenía el 90 por ciento de los pulmones tomados y su corazón muy afectado, su estado era irreversible, nos dijeron los médicos”.
Aún así, recordó que un médico le dijo: «Debería quedarse un ratito más con ella, porque su hija se está yendo, pero yo no creía y seguía orando, pero finalmente falleció”.
“Todos estamos destrozados, pedimos que los jóvenes tomen conciencia, porque el Covid es una realidad y puede ser grave, hay que cuidarse, Naim tenía 16 años y era sana”, concluyó Karina, la madre de la adolescente correntina que perdió la vida por las secuelas del Covid-19.