Luego de la invasión de jabalíes en Roma que el año pasado se metió en la campaña electoral para el Gobierno comunal, se multiplican ahora las apariciones de lobos en la capital italiana y expertos aseguran que «la deforestación y la mala gestión de residuos» son algunas de las causas del fenómeno.
La aparición del cuarto lobo atropellado en avenidas romanas en lo que va del invierno boreal volvió a poner en el centro de la discusión la tutela de animales en ambientes céntricos de la denominada «ciudad eterna».
«Hay más lobos que aparecen en las calles de las afueras de Roma este año frente al anterior. Y creemos que es una tendencia que crecerá», planteó a Télam Alessia De Lorenzis, gerenta del centro de conservación de animales Lipu Oasis en Castel di Guido, al Norte de la capital italiana.
«En los años 70 había 100 lobos en todo el país. Luego se introdujeron las leyes de protección y afortunadamente su población aumentó, pero la deforestación de áreas cercanas está produciendo más apariciones en los alrededores de Roma», explicó.
El lobo, históricamente ligado a la capital italiana incluso en la mitología de su fundación, «volvió a hacerse frecuente en los últimos ocho años y cada vez aparecen más ejemplares», según la responsable del conglomerado que se ocupa de 30 reservas en todo el país.
Luego de la invasión de jabalíes que el año pasado se metió de lleno en la campaña electoral, y sumada a la presencia constante de aves que sobrevuelan los tachos de basura de la capital, De Lorenzis cree que el factor humano es clave para explicar el aumento exponencial de los lobos en Roma de los últimos años.
«Son capaces de realizar movimientos diarios incluso de decenas de kilómetros en búsqueda de comida. Y la mala gestión de los residuos urbanos atrae a los lobos ya sea directamente o porque multiplica la cantidad de presas que encuentran en un ámbito en el que no debería haber tantos animales», explicó.
En conclusión, la experta analizó: «La ciudad produce una cantidad de material orgánico del que no nos damos cuenta. Los lobos en sí no son un peligro, aunque tienen la capacidad biológica para serlo. Tienen terror de los hombres, pero deben permanecer como animales selváticos sin ser atraídos a los centros urbanos».
Con información de Télam