Miguel Ángel Juárez trabaja hace 19 años en el sector de Limpieza de la Línea C del subte, donde quiere seguir cumpliendo funciones a pesar de la obstinación que tiene Emoba (ex Metrovías) que recientemente lo desvinculó por no presentarse a trabajar. Es que en el medio sufrió una paliza por parte de la policía de la Ciudad y está bajo tratamiento médico y psicológico, según denunciaron su familia, vecinos y compañeros de trabajo.
Miguel tiene 38 años y vive con su mujer y sus cuatro hijos en la Tira 8 del Barrio Zavaleta, donde comenzó su pesadilla hace poco más de un mes, cuando el sábado 13 de noviembre por la noche la fuerza policial local protagonizó un procedimiento en una vivienda de las inmediaciones.
“Me encontraba en el patio de mi casa cuando veo a dos policías sin identificación empujando a los menores que se encontraban en la tira (entre 3 y 5 años), les pedí que tuvieran cuidado con los pequeños ya que podrían lastimarlos”, explicó el joven el 19 de noviembre en una denuncia presentada ante la Fiscalía en contra de los uniformados por los delitos de apremio ilegal, lesiones, incumplimiento de los deberes de funcionario público y abuso de autoridad.
“Comenzaron entonces a agredirme y un policía le dice a su compañero “tirale un escopetazo”, luego de lo cual escucho un disparo de escopeta, mientras apuntaban cerca de mi pierna y me desvanecí instantáneamente” describió Miguel, quien añadió que en ese momento empezó “a sentir golpes repentinos provenientes de dichos oficiales, y cuando logro levantarme e incorporarme golpeo la puerta de mi casa. Me veo rodeado por unos 10 policías que ven la forma en que soy golpeado sin intervenir”.
De acuerdo a la denuncia, los policías agresores se retiran del lugar ante la impávida mirada del resto de los agentes. Una vez de pie, Miguel se dirige al destacamento del barrio con la idea de denunciar el episodio, pero lo que ocurre allí es lo más curioso de esta historia. Tras indicarle que debía esperar en un cuartito, aparece en escena un policía que lo conocía previamente que le preguntó qué le había pasado y lo llevó al Hospital Argerich donde le aplicaron tres puntos de sutura en la cabeza.
Más tarde, fue trasladado nuevamente al destacamento donde lo obligaron a escuchar la lectura de un acta con una infinidad de delitos que se le achacaban. El joven se negó a firmar los documentos básicamente porque no entendía lo que se le reprochaba y recién ahí fue esposado, le tomaron fotos y las huellas dactilares; lo llevaron con un médico legista y fue enviado a la Comisaría 4C de La Boca donde fue alojado en una celda.
Allí estuvo hasta las 15 del lunes 15 de noviembre cuando fue liberado tras permanecer incomunicado. “Pasé dos noches detenido, luego de haber sido salvajemente golpeado, sin ningún tipo de explicación al respecto”, indicó el muchacho en la denuncia en la que además puntualizó que ese mismo día, a las 11 de la mañana, “antes de liberarme, me llevaron a declarar y atribuí todas mis lesiones a los oficiales que me detuvieron tal como relaté en los renglones que anteceden y negué todo tipo de agresión de mi parte hacia el personal de la fuerza policial ya que jamás intenté golpear o quitarle el arma a ninguno de ellos, como falsamente declararon”.
“De hecho, me detienen cuando por mis propios medios y voluntad me dirijo a la comisaría para denunciar que fui golpeado por personal de la fuerza policial sin causa alguna”, concluye el escrito.
Inminente medida de fuerza
“El compañero tiene secuelas físicas y psicológicas, está bajo tratamiento. Es cierto que en el medio de toda esta vorágine quizá los papeles no fueron presentados en tiempo y forma ante la empresa, pero debería ser más contemplativa ante esta situación excepcional y reconsiderar su desvinculación”, sostuvo a Tiempo Juan Rivero, delegado de la Línea C, nuecleado en la UTA.
“Las bases nos exigen algún tipo de medida. Esto ya no lo podemos sostener. Si la empresa sigue con esta tesitura injusta el lunes vamos a reaccionar con una medida de fuerza. Nosotros siempre estamos dispuestos y abocados al diálogo, pero a veces la empresa no te da chance. Somos laburantes y priorizamos que la gente pueda viajar, por eso estas medidas las prevemos para horarios valle, donde la gran masa de laburantes no usa el servicio”, continuó el delegado, quien insistió: “el atropello que él sufrió existió, están las pruebas, las lesiones, los certificados, todo… esperemos que la empresa revea su posición”.