Una mujer víctima del primer caso juzgado de una red de robo de bebés en España desde la dictadura franquista hasta fines de los años ochenta reveló que encontró a su familia biológica tras 32 años de búsqueda. El descubrimiento de Inés Madrigal fue gracias a un banco de ADN estadounidense y se supone que modificará la única sentencia dictada en el país ibérico sobre los casos de bebés robados, que halló culpable al ginecólogo Eduardo Vela, de 83 años, aunque lo absolvió por la prescripción de los delitos.
“Por primera vez tengo el puzzle de mi vida completo. Ahora sé quién soy y de dónde vengo», dijo Inés Madrigal, de 50 años, en Madrid, donde explicó a periodistas que había sido dada en adopción voluntariamente, pero que fue entregada a otra familia de formar irregular.
El juicio a Eduardo Vela, que estaba a cargo de la clínica San Ramón, materializó la lucha de miles de españoles que no tienen pruebas de la muerte de sus hijos, a los que siguen buscando, y de personas adoptadas de formar irregular que desconocen quiénes son sus padres biológicos.
El encuentro se da un año después de la sentencia que dio por probado que el ginecólogo había entregado a Inés a una pareja que no eran sus padres falsificando los documentos sobre su origen -hasta ahora desconocido-. En este caso particular, aunque Inés Madrigal fue dada en adopción, el caso no desacredita la existencia de la práctica de robo de bebés empleada por la dictadura franquista y que se extendió durante la democracia.
Hay miles de casos denunciados, aunque un 80% fueron archivados por falta de pruebas, precisamente por la dificultad de las víctimas para acceder a documentos y bancos de ADN. Madrigal se reencontró con su familia biológica gracias a un banco de ADN estadounidense que la puso en contacto con un primo segundo, que le informó que sus hermanos biológicos también la estaban buscando.
La incasable lucha por encontrar a sus verdaderos padres fue lo que llevó a Madrigal hasta la verdad.
«Tengo cuatro hermanos a los que ya he conocido, que son personas maravillosas que me abrieron los brazos y corazones, y me han hecho sentir en pocos días que soy parte de la familia», dijo la mujer visiblemente emocionada.
Cuando dio a luz en el verano de 1969, la madre de la víctima no estaba casada, y las presiones sociales y familiares la hicieron que pactara la entrega de su hija a Vela. Madrigal calificó como «un triunfo» el haber encontrado a su «familia de verdad», aunque la noticia es agridulce porque su madre biológica murió en 2013 a los 73 años.
En 2018, tras el hito que supuso haber llegado a juicio, un tribunal de Madrid absolvió a Vela, de 85 años, de los delitos de detención ilegal, suposición de parto y falsedad documental, de los que lo encontró culpable, al declarar prescritos los hechos investigados. La sentencia fue recurrida ante el Tribunal Supremo, que aún no ha resuelto.