El lugar elegido no podía ser sino la Plaza Alberti, a metros de su casa final en Belgrano, el barrio porteño que el escritor nacido en la provincia de Santa Fe, eligió para vivir buena parte de su vida, su barrios que lo cobijaba en medios de sus largas estadas en Alemania, su otro lugar en el mundo. En las paredes de esa casa permanecen los múltiples mensajes de sus admiradores. Uno de ellos simplemente decía: «Osvaldo querido, Osvaldo eterno, nos hiciste tanto bien».
Uno de los momentos más emotivos de la reunión se vivió cuando los hijos del escritor llevaron al lugar de la plaza, el butacón donde el autor de «Los Vengadores de La Patagonia Trágica» solía sentarse. Por supuesto que se vivió un instante de gran emoción y profunda congoja, en medio de un fuerte aplauso. Luego se compartieron anécdotas e historias de quien fuera, también, secretario general Honorable del Sindicato de Prensa de Buenos Aires (SiPreBa).
Entre la mucha gente que asistió a la simbólica despedida, Tati Almeida, Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora, señaló: “Osvaldo, a vos no te enterramos, a vos te sembramos”