Los desastres climáticos siguen azotando varias regiones del país y el costo de las reparaciones empieza a asomar en el horizonte. Es el caso del Chaco salteño, a metros de la frontera con Bolivia, adonde no se descarta otra crecida del río Pilcomayo. Hubo más de 8000 evacuados, entre ciudades cercanas como Tartagal y el monte. Las afectadas son, en su mayoría, las poblaciones más vulnerables. Entre ellas, las comunidades wichi que cortaron con troncos la Ruta 54 en reclamo de asistencia estatal.
En ese marco, las señales del gobierno nacional no parecen ser muy auspiciosas para los afectados. Como reveló Tiempo el mes pasado, el Ministerio de Seguridad recortó unos 400 millones destinados para las «acciones de prevención y alerta temprana a desastres», lo que equivale al 25% del presupuesto que tenía el área en 2017. A eso se le suma que el Ejecutivo nacional le anticipó a su par salteño que sólo le enviará diez millones sobre un total de 500 millones que demandará la reparación de los daños. Eso equivale a un 2% del total. Sin embargo, para el gobernador Juan Manuel Urtubey, «es una ayuda importante», aunque aclaró: «Pero del resto se va a tener que hacer la cargo la provincia».
El gobierno pampeano también espera los fondos de Nación para asistir a los productores rurales afectados por los incendios. Es la provincia más damnificada por los fuegos. Desde diciembre del año pasado ya se destruyeron 700 mil hectáreas, según el director de Agricultura de La Pampa, Carlos Ferrero. El gobernador Carlos Verna agilizó dos decretos para tramitar los fondos por el desastre agropecuario. «Vamos a ver si luego de la homologación, desde Nación realizan algún aporte que nos permita ayudar a los productores», acotó Ferrero. Actualmente persisten tres incendios rurales «activos». «