La escena no es nueva. En 2019, por ejemplo, ocurrió algo similar, pero con un estadounidense. Esta vez fue un turista mexicano. Misma región: los cotos de caza mueven millones por año en determinadas provincias. Es el caso de Entre Ríos. Pero encierran peligros. El viernes pasado, un abogado y experto cazador mexicano murió abatido por un búfalo.
Punta Caballo, ubicado en Costa Uruguay Sur, departamento de Gualeguaychú, atrae a cientos de extrajeros quienes abonan 500 dólares por día para matar animales en el predio. Mario Canales Najjar tenía 60 años y había llegado hasta ese lugar, a unos 50 kilómetros al sur de la ciudad cabecera, con otros tres compatriotas. Era licenciado en derecho por la Universidad Nacional Autónoma de México y un experto en armas y caza deportiva. Temas sobre los que dictó varios cursos. De hecho era presidente del Consejo Directivo de la Federación Mexicana de Caza. Además de caballero Gran Oficial, Mariscal y Consejero del Capítulo Mexicano de la Orden Internacional de San Huberto, una cofradía cuyos símbolos son los de la bebida Jägermeister y que se reúnen para cazar desde el siglo XVII.
El último viernes, en medio del coto, fue embestido por un búfalo. Le disparó cinco veces con un arma de gran calibre sin poder abatirlo. Se le fue encima. La Policía y la Justicia investigan cómo sucedió, e indagan las habilitaciones del sitio.
De los primeros peritajes surgió que Canales Najjar le disparó cinco tiros al búfalo desde corta distancia con su rifle calibre .458. El animal pesaba unos 1100 kilos. No pudo tumbarlo. Lo atropelló y corneó. El cazador falleció en el mismo lugar, una zona alejada de caminos y sin señal de celular.
La investigación del hecho quedó a cargo de la fiscal Martina Cedrés, y en las pesquisas intervino personal de Jefatura Departamental Gualeguaychú, de la Brigada de Abigeato y del Gabinete Criminalístico.
El cuerpo del cazador fue sometido a una autopsia y velado este domingo en Gualeguaychú, hasta donde viajaron desde México su esposa, dos hijos y otros familiares. Tras la cremación realizada el lunes, sus allegados se disponían a trasladar los restos al país del norte.
En agosto de 2019 murió Boyce Cooper Magli, un turista norteamericano de 76 años, en un campo de la zona del 6to Distrito, mientras realizaba un coto de caza junto a otras personas. En ese momento relataron que numerosos turistas de Estados Unidos contratan un paquete en el país del norte, a través de una empresa. Los van a buscar a Ezeiza y los trasladan hacia el coto de caza elegido. El viaje incluye por supuesto alojamiento y comida y, si lo desean, armas y municiones de las que son provistos en el mismo lugar. Algunos optan por traer sus propias armas desde Estados Unidos.
Desde organizaciones ambientalistas cuestionan que la caza no debería realizarse en esa región. Cecilia Domínguez, abogada de la ONG Conciencia Animal, expresó su preocupación porque “a pesar de la sentencia dictada por el juez de Cámara, la cual anuló la Resolución 1099/22, es evidente que los cotos de caza siguen operando con total impunidad como si se encontraran ajenos al cumplimiento de la resolución judicial”. Gualeguaychú es una de las zonas más denunciadas por actividades con animales. Este fin de semana, de hecho, la Municipalidad habilitó nuevamente las jineteadas en el Hipódromo Gualeguaychú.
Meses atrás Tiempo relató el negocio de la caza de animales. En abril el Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible emitió la Resolución 133/22, que prohíbe la importación, exportación y tránsito interjurisdiccional de trofeos de caza de especies de fauna silvestre autóctona. En base a esa normativa se desarticularon criaderos de pumas en La Pampa que nutrían cotos de ‘caza enlatada’.