La situación del uso cotidiano de los plásticos está tan extendida como naturalizada en la sociedad. No solo argentina sino de todo el mundo. A tal punto que las Naciones Unidas aprobó la creación de un Comité Intergubernamental para negociar un Tratado Global de Plásticos, avalado por 175 países, entre ellos nuestro país. Organizaciones nacional alertan por el contexto actual: «los seres humanos estamos ingiriendo aproximadamente 5 gramos de microplásticos por semana a través de los alimentos, el aire y el agua», aseguran.
Esos datos forman parte de un estudio de la consultora Dalberg. De acuerdo a las organizaciones Consciente Colectivo, Fundación Ambiente y Recursos Naturales, Taller Ecologista, Unplastify y Asociación Sustentar, en la última década, la producción de plástico experimentó un crecimiento exponencial: aumentó de 2 millones de toneladas en 1950 a 400 millones de toneladas de plástico en la actualidad.
Encabezado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), hasta el 2 de junio se realiza en París la Segunda Sesión del Comité Intergubernamental de Negociación (INC-2), cuyo objetivo es «enfrentar la grave contaminación por plásticos a lo largo de todo su ciclo de vida», desde la explotación de bienes comunes hasta la producción y el descarte.
Las cuatro organizaciones argentinas remarcaron que la manera más eficaz para frenar la contaminación por plásticos es abordando el problema desde su origen: «es importante reducir al máximo la producción y consumo de plásticos, en especial de los plásticos de un solo uso y de todos aquellos de corta vida útil en general, prescindibles y problemáticos, así como eliminar el uso de aditivos tóxicos».
“Estaremos participando de estas negociaciones con el objetivo de incidir en pos de contar con el mejor tratado posible para que incluya la reducción y el consumo de plásticos, que se atribuya distintos tipos de responsabilidades según cada país y que busque una transición justa, inclusiva y participativa”, manifestó Mirko Moskat de Taller Ecologista.
Con el crecimiento global de la producción, las grandes ciudades y los sistemas productivos y de consumo, aumenta también el uso de plásticos. En las dos primeras décadas de este siglo se produjo la mitad de todo el plástico fabricado en la historia de la humanidad. De ellos, alrededor de 19 y 23 millones de toneladas de residuos plásticos llegan anualmente a lagos, ríos y océanos, afectando más de 800 especies marinas y costeras, según PNUMA. “Si no hacemos algo urgente, para el 2040 la contaminación en nuestros océanos se cuadruplicará”, alertó Mijael Kaufman, coordinador del área de Política Regional e Internacional de Consciente Colectivo.
Desde las distintas organizaciones advierten que se identificaron más de 6000 sustancias en plásticos, entre las cuales se encuentran al menos 1500 sustancias químicas alarmantes. “Es indispensable solicitar la transparencia de los constituyentes químicos que se encuentran en este tipo de materiales, ya que actualmente no hay acceso a esta información”, explicó Leandro Gómez, coordinador del programa Inversiones y Derechos del área de Política Ambiental de FARN.
Clara Subirachs, coordinadora de Políticas Públicas de Unplastify, acotó que a pesar de los esfuerzos, el reciclaje es insuficiente: «La composición química de los plásticos solo permite una reciclabilidad limitada y finita, contrariamente a lo que sucede con otros materiales, como el vidrio o el metal. Los plásticos solo pueden reciclarse a lo sumo 2 o 3 veces, según National Geographic. Esto quiere decir que no pueden ingresar infinitamente en la cadena de producción, y en algún momento serán descartados”.
Un problema mundial
Las organizaciones sostienen que si bien todavía las negociaciones internacionales continúan, este tratado es un avance y un claro entendimiento de la necesidad de actuar, y de manera urgente: «La contaminación por plásticos es un problema mundial que requiere de acciones inmediatas«.
Según un informe elaborado por Unplastify y Asociación Sustentar tras el primer encuentro del Comité Intergubernamental de Negociación (INC) en Uruguay, a fin de año, la problemática del uso del plástico como material contaminante fue aceptada por todos los países concurrentes, pero hay diferencias en las posturas.
Las regiones de Asia Pacífico y de América Latina coincidieron en la necesidad de desarrollar tecnologías eficientes para reemplazar el plástico, pero también de contar con financiamiento por parte de los países con mayor capacidad económica hacia aquellos países en vía de desarrollo.
Son las potencias, precisamente, las que más plástico producen y consumen. Desde este lado del mundo se alega el principio de responsabilidades comunes pero diferenciadas: aquel que más contamina debe tener mayor responsabilidad que el resto al momento de abordar la problemática. Lo mismo se discute en los Tratados Contra el Cambio Climático.
Desde Argentina se enfatiza la idea de «repensar el ciclo de vida del plástico, eliminar químicos y evitar productos innecesarios». Y acompañar en la transición a los actores que se puedan ver afectados por este proceso. En ese contexto sobre sale la ley de responsabilidad extendida del productor. La «Ley de Envases» todavía no avanza. Y menos en un año con extrema polarización y parálisis legislativa.
El proyecto fomenta la reutilización y uso de materiales amigables con el ambiente, el reciclado y valorización de residuos y la eliminación de los basurales a cielo abierto. Y estipula que el productor se haga responsable (por ejemplo con el pago de cánon o tasa, o invirtiendo en el reciclado de su municipio) de los plásticos que genera. Mientras tanto, la situación de los plásticos que creamos, usamos y tiramos sigue pasando invisible delante nuestro.